Authors: Paul Watzlawick
1. ADLER, Alfred
,
The Frac tice and Theory of Individual Psychology
,Nueva York, Harcourt, Brace, 1927, p. 235 (trad. cast.: Práctica y teoríade la psicología del individuo, Buenos Aires, Paidós).
2.
Ibidem, p. 246.
3.
Agoraphobia, An Informative Guide to Overcoming Phobias.
Distribuidopor Terrap. 560 Oxford Avenue, Palo Alto, California 94306.
4. AICHHORN, August,
Verwahrloste Jugend
, Viena, Intemationaler PsychoanalytischerVerlag, 1925 (trad. cast.: Juventud descarriada, Madrid,Martínez de Murguía, 1956).
5. ARDREY, Robert
,
The Social Contract. A personal enquiry into the evolutionary
sources of order and disorder
, Nueva York, Atheneum, 1970,p. 3 (trad. castellana: El contrato social, Barcelona, Plaza Janes, 1974).
6.
Ibidem, p. 157.
7.
Ibidem, p. 196.
8.
Ibidem, pp, 286-87.
9. ARISTÓTELES
,
Física
, libro V/2 (225b 14-16), trad. cast. en Obras, Madrid,Aguilar, 21967.
10. ASHBY, W. ROSS
,
Design for a Brain
, Nueva York, John Wiley and Sons,Inc., Nueva York 1954 (trad. cast.: Proyecto para un cerebro, Madrid,Tecnos, 1965).
11. ASHBY, W. ROSS
,
An Introduction to Cybernetics
, Londres, Chapman &Hall, 1956 (trad. italiana: Introduzione alia cibernética, Turín, Einaudi,1971).
12.
Ibidem, pp. 19-20.
13.
Ibidem, p. 59.
14.
Ibidem, pp. 302-3.
15. BARTEN, Harvey H.
(dir.),
Brief Therapies
, Nueva York, Behavioral Publications,1971.
16. BATESON, Gregory
, y
JACKSON, Don D.
;
HALEY, Jay
; y
WEAKLAND, John
Toward,
A Theory of Schizophrenia
, «Behavioral Science» (1956), 1,pp. 251-64.
NOTA:
El resto de la bibliografía no se encuentra disponible en esta edición digital
1.
Este término se refiere, bien a agentes enemigos que son capturados y forzados a trabajar con sus aprehensores, o a individuos que se prestan voluntarios para infiltrarse en el sistema de espionaje enemigo y hacerse pasar por agentes suyos, proporcionándoles falsas informaciones, ayudando a desenmascarar a otros agentes enemigos, etc.
2.
La denominación resulta insatisfactoria, ya que una psicoterapia «breve» se refiere con frecuencia a cierto género de medidas sustitutivas, superficiales o de primeros auxilios, emprendidas provisionalmente hasta que una auténtica psicoterapia a largo plazo resulte posible. El libro de BARTEN titulado
Psicoterapias breves
(15) es quizás el que mejor refleja la actual divergencia de opiniones a este respecto, de modo bastante adecuado. Está compuesto por una excelente introducción y de artículos redactados por 25 autores. De estas 26 contribuciones, 10 de ellas consideran los métodos de psicoterapia breve como una forma de psicoterapia con entidad propia, 9 la consideran como el mejor sustitutivo en casos en los que un tratamiento prolongado, por un moávo o por otro, resulta imposible (o bien no posible aún) y 7 autores describen su utilidad de un modo que podríamos resumir del mejor modo diciendo que lo hacen en término de «sí, pero...».
3.
El motivo que nos mueve a mencionar, aunque brevemente, todo este desarrollo es que, de no hacerlo así, el lector podría pensar que jamás habíamos oído hablar del inconsciente, de la primordial importancia del pasado y del insight (intuición consciente) del mismo, de la transferencia, de los rasgos de carácter y de la sustitución de síntomas y, en especial, de los peligros de la manipulación.
1.
Como haremos observar más adelante, los problemas conectados tanto con la persistencia como con el cambio han sido centrales en el desarrollo de la cibernética y han sido esclarecidos por la misma.
2.
Lo propuso en un brillante trabajo, escrito en 1832, en las circunstancias más insólitas, no sólo contaba Galois apenas veinte años de edad, sino que escribió todo el trabajo (un total de 60 páginas) en una noche, la noche antes de ser muerto al amanecer a causa de un duelo al cual había sido desafiado por estúpidas razones chauvinistas por dos «patriotas». Una bala le atravesó el intestino y como no se hallaba presente ningún cirujano, se le dejó simplemente morir. «No tengo tiempo, no tengo tiempo», pergeñó reiteradamente al margen de su manuscrito mientras trataba frenéticamente de dejar a la posteridad cuanto podía comunicarla. «Lo que escribió en aquellas largas y desesperadas horas antes del amanecer ocupará a generaciones de matemáticos durante centenares de años», afirma Bell (22) acerca de aquella fatal noche.
3.
Así por ejemplo, si a, b y c son miembros de un grupo y el símbolo o indica la regla de combinación que rige para este grupo, tendremos que (aob)oc = ao(boc) = bo(aoc) y así sucesivamente para las seis combinaciones posibles.
4.
Por ejemplo, el tratamiento matemático del cambio de aceleración ha hecho que los científicos del espacio se enfrenten a problemas teóricos anteriormente desconocidos.
5.
De modo análogo, lo único que no puede medirse dentro del sistema métrico decimal es el estándar que se conserva en París, debido precisamente a que es la base de todo el sistema. El hecho de que haya sido sustituido ahora por estándares mucho más exactos, basados en la longitud de onda de la luz, no modifica esta paradoja esencial.
6.
Un modo particular de comportamiento dirigido a persistir (es decir: a permanecer estable) implica y requiere cambios a algún nivel más bajo. Así por ejemplo, un ciclista tiene que estar realizando constantemente pequeños movimientos oscilatorios de dirección para mantener el equilibrio y circular suavemente. Si estos movimientos son de algún modo impedidos (así por ejemplo por alguien que sujete el manillar), el ciclista perderá inmediatamente su equilibrio y caerá.
7.
Los griegos parece ser que tan sólo conocían el primero de dichos tipos. «Nada es creado o destruido. Más bien, una cosa es mezclada con cosas ya existentes o separada de ellas» afirma ANAXÁGORAS en su fragmento 17. De modo similar, para ARISTÓTELES, el cambio es el paso desde la potencialidad a la actualidad. Y niega expresamente aquello que en la actualidad denominaríamos una mutación desde un nivel a un metanivel, cuando escribe: «No puede haber movimiento del movimiento, o devenir del devenir, o en general cambio del cambio» (9). Los filósofos griegos ulteriores y los medievales tendían a considerar el cambio como la antinomia entre ser y devenir. Tan sólo HERACLITO, al parecer, enfocó el cambio desde una perspectiva distinta. Además de su bien conocida sentencia acerca de la imposibilidad de sumergirse por dos veces en el mismo río, afirma en otro fragmento: «Todo cambio es contradictorio; por tanto, la contradicción es la auténtica esencia de la realidad.»
La evolución del concepto de cambio la resume excelentemente PRIOR: «No resultaría exagerado decir que la ciencia moderna comenzó cuando las gentes se acostumbraron a la idea de que los cambios cambian; es decir: a la idea de aceleración como contrapuesta a la de mero movimiento» (80).
1.
La patente regularidad de su comportamiento ha hecho que uno de nosotros (R.F.) haya afirmado que parece como si estuviesen unidos (y separados al mismo tiempo) por una invisible barra de tres metros de longitud, sujeta a sus cinturas, de modo tal que toda tentativa de un miembro de la pareja para aproximarse al otro, empuja a éste hacia atrás y viceversa, dando lugar a interminables acusaciones mutuas y a una especie de vaivén en el que nada cambia jamás fundamentalmente.
2.
Véase Lao Tse:
«Bajo el cielo todos pueden ver la belleza como belleza, debido a que existe la fealdad. Todos pueden conocer el bien como bien, debido a que existe el mal
» (69, capítulo 2). Esta interdependencia entre un miembro del grupo y su recíproco quizás se refleja más claramente en la peculiar crisis que tiene lugar cuando por una u otra razón el uno no resulta ya equilibrado por el otro, por deseable que aquél pueda aparecer a primera vista. Tan sólo entonces se puede apreciar la función estabilizadora de esta interdependencia; se trata de un hecho que se puede observar reiteradamente en la psicoterapia familiar. En caso de que mejore el estado del llamado paciente (es decir: del miembro de la familia que lleva la etiqueta oficial representada por un diagnóstico psiquiátrico), no causa ello por lo general alegría, sino que el sistema familiar intenta más bien hacer que el
«paciente»
retorne a la posición de víctima propiciatoria (con mucha frecuencia definiendo toda mejoría como una característica más de su locura). Por desagradable que sea en sí, un problema irresuelto puede ser muy bien una especie de solución, como lo describe magistralmente Constantino en su poema «Esperando a los bárbaros»:
Roma está aguardando la invasión de los bárbaros. El emperador, los senadores, cónsules y pietores están reunidos para recibirlos a las puertas de la ciudad, la vida en ésta casi se ha paralizado, ya que una vez que los bárbaros estén aquí, todo será distinto. Luego: ¿Por qué esta súbita confusión e inquietud? (Qué expresión tan solemne adoptan ya sus rostros) ¿Por qué calles y plazas se vacían tan pronto Y todos, pensativos, retornan a sus casas?
Porque llegó la noche, pero no aquellos bárbaros. Y gentes que han venido hoy desde la frontera Dicen que ya no hay bárbaros. ¿Y ahora qué será de nosotros sin bárbaros?
Al fin y al cabo eran una gran solución.
3.
En el hinduismo, esta pareja de contrarios está representada mucho más adecuadamente por una sola divinidad: la diosa Kali, que crea y destruye.
4.
Con su fina intuición, Dostoiewski caricaturiza este círculo vicioso en
Los Poseídos
. Shigalióv, el autor de un estudio enormemente complejo
«de la organización social que en el futuro habrá de sustituir al presente estado de cosas»
y que garantizará una completa liberiad, se está dirigiendo a un grupo de conspiradores. Desea explicar sus pensamientos en forma abreviada, pero esta explicación
«ocupará por lo menos diez sesiones nocturnas, una para cada uno de mis capítulos
» (se oyeron risas).
«He de añadir, por otra parte, que mi sistema no está aún completo»
(más risas).
«Estoy perplejo ante mis propios datos y mis conclusiones se hallan en directa contradicción con la idea original de la que he partido. Partiendo de una ilimitada libertad, he llegado a un despotismo sin límites. Quiero añadir, sin embargo, que no puede existir otra solución de la fórmula social sino la mía»
(las risas iban en aumento) (28).
5.
Desde 1931, cuando Gödel publicó su famoso teorema de indecibilidad (41) utilizando como base los
Principia Mathematica
, podemos abandonar ciertamente la esperanza de que cualquier sistema lo suficientemente complejo como para incluir la aritmética (o bien, como ha demostrado Tarski (88), cualquier lenguaje de complejidad análoga) sea capaz de demostrar su consistencia dentro de su propia urdimbre. Esta prueba puede proceder tan sólo del exterior, basada en axiomas, premisas, conceptos, comparaciones, etc., adicionales, que el sistema original no puede generar o probar y que, a su vez, son tan sólo demostrables si se recurre a una urdimbre más amplia y continuando así en una serie infinita de metasistemas, metametasistemas, etc. De acuerdo con los
Principia Mathematica
, cualquier afirmación acerca de una colección (y la prueba de consistencia es una afirmación de este tipo) implica a toda la colección y no puede, ni debe por tanto, ser parte de la misma.
6.
He aquí otras dos ilustraciones de esta crucial distinción entre «dentro» y «fuera»: uno mismo no puede obtener una percepción visual completa del propio cuerpo (al menos no directamente), ya que los ojos, como órganos perceptores, son parte de la totalidad que ha de ser percibida o bien, como lo expresa un maestro zen:
«la vida es una espada que hiere, pero no se puede herir a sí misma; al igual que el ojo ve, pero no se puede ver a sí mismo».
Por la misma razón, resulta extremadamente difícil alcanzar algo más que no sea un entendimiento superficial de la propia cultura; debe abandonarse y estar entonces preparado para experimentar un shock cuando se contempla desde fuera (es decir: desde el punto de vista de otra cultura), como bien saben todos los antropólogos y muchos voluntarios del Cuerpo de Paz.
7.
Aquí puede resultar conveniente comparar esta manera de resolver problemas y esta clase de cambio con los supuestos que constituyen las raíces de las escuelas más clásicas de psicoterapia. Se postula en general que el cambio acontece a través del insight de las causas que en el pasado fueron responsables de las alteraciones actuales. Mas, como muestra el ejemplo representado por el problema de los nueve puntos, no existe razón convincente alguna para tal incursión en el pasado; la génesis de los supuestos que impiden la solución es secundaria, el problema se resuelve, ahora y aquí, dando un paso que conduce fuera de la jaula. Los clínicos se van dando cuenta cada vez más de que, si bien el insight puede proporcionar explicaciones muy sutiles de un síntoma, poco hace para mejorarlo.
Este hecho empírico conduce a una importante conclusión epistemológica. Todas las teorías tienen sus limitaciones, lógicamente derivadas de sus premisas. En el caso de las teorías psiquiátricas, tales limitaciones son atribuidas frecuentemente a la naturaleza humana. Así por ejemplo, dentro de la teoría psicoanalítica, la desaparición del síntoma sin que se solucione el conflicto subyacente que es responsable del mismo, debe dar lugar a una sustitución de dicho síntoma por otro. Mas ello no es debido a que tal complicación estribe en la naturaleza de la mente humana, sino que estriba en la propia naturaleza de la teoría, es decir: en las conclusiones que lógicamente se derivan de sus premisas. Los psicoterapeutas de la conducta, por su parte, se basan en teorías acerca del aprendizaje y de la extinción y por tanto no «necesitan» preocuparse de las temidas consecuencias de la eliminación de síntomas.