Hay asimismo referencias a los cristianos huidos, los cuales, con su arzobispo Ariulfo a la cabeza, abandonaron definitivamente Mérida y fueron a asentarse en la futura ciudad de Batalyos (la actual Badajoz), dando origen a una nueva sede episcopal.
El Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida celebró en 2010 sus primeras
Jornadas de arqueología e historia medieval de la Marca Inferior de Al-Ándalus,
en las que importantes investigadores, como el presidente de la Asociación Medievalista Española, Juan Zozaya Stabel, y el arqueólogo de esta entidad Santiago Feijoo, difundieron los avances en el conocimiento del pasado musulmán y sus huellas en el yacimiento emeritense y en otros puntos de la región. El propio director del Consorcio, Miguel Alba Calzado, en su trabajo
Los edificios emirales de Morería (Mérida), una muestra de arquitectura del poder,
publicado en
Anales de arqueología cordobesa Nr. 20
(Córdoba, 2009), detalla cuidadosamente los testimonios arqueológicos que van saliendo a la luz en Mérida, en el área conocida como «Morería», ejemplos de una arquitectura vinculada al poder que se ejerció durante el tiempo que la ciudad estuvo sometida a Córdoba. Estos restos, junto a los de cementerios, viviendas, tramos de la muralla y la propia Alcazaba, constituyen un testimonio claro de una intensa vida ciudadana durante el periodo medieval islámico. En concreto, como señala el arqueólogo Santiago Feijoo, «la Alcazaba, más que ser la Alcazaba de Mérida, fue la Alcazaba contra Mérida», puesto que fue construida para proteger a los fieles del emir Abderramán II de la resistencia de los vecinos que en diversas ocasiones pusieron de manifiesto su rebeldía frente al poder cordobés.
La Alcazaba constituye el mayor testimonio del dominio islámico en Mérida y el más antiguo recinto fortificado de esa época en la península Ibérica del que se tiene noticia escrita. Es una fortificación que responde a modelos empleados también en el norte de África y su ubicación, en un llano, parece responder al control del paso del puente. La fecha de construcción, según la inscripción conservada en la puerta de acceso principal, es el año 835, es decir, durante el reinado de Abderramán II. Sobre el arco de herradura se conserva una de las inscripciones fundacionales de la Alcazaba que dice: «En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Bendición de Dios y Su protección para los que obedecen a Dios. Ordenó construir esta fortaleza y servirse de ella como refugio de los obedientes el emir Abd al-Rahman, hijo de al-Hakam —glorifíquele Dios—, por medio de su camil Abd Allah, hijo de Kulayb b. Talaba, y de Hayqar b. Mukabbis, su sirviente [y] Sahib al-bunyan, en la luna del postrer rabi del año doscientos veinte» (abril del año 835 d. C.).
El aspecto actual de la fortificación es consecuencia de las diversas remodelaciones, tanto de época islámica como cristiana; pero su planta responde al diseño original. Es un espacio casi rectangular, con 137 × 132 metros, en cuyos muros se aprecia la reutilización de sillares y piezas romanas, junto con lienzos de tapial y mampostería. Hay un total de 25 torres, algunas de tipo albarrana, que son las que salen del cuerpo de la muralla, a las cuales se unen por un arco.
Alange es conocido desde la antigüedad por las propiedades curativas del manantial de agua mineromedicinal que dio origen a su célebre balneario. No se conoce la fecha exacta de la construcción de las termas que hoy siguen en pleno funcionamiento, pero el hallazgo de un ara votiva del siglo III d. C. nos da fe de su existencia en la época de Trajano y Adriano. En la inscripción en mármol que puede leerse, un patricio romano llamado Licinio Sereniano dedica el balneario a la diosa Juno, en agradecimiento por la salud de su hija Varinia Serena. Del edificio romano original han llegado hasta nuestros días dos termas circulares, techadas en cúpula, ambas declaradas monumento nacional y todavía en uso en las actuales dependencias del balneario. Los estudios y hallazgos arqueológicos sugieren que fue un importante establecimiento termal en el que hubo baños fríos, o
frigidarium,
y
caldarium,
o piscinas calientes, baños de vapor y amplios jardines.
Por su importancia y por las propiedades medicinales de las aguas, las termas se mantuvieron en funcionamiento durante siglos. Los restos encontrados nos hablan de una superposición de culturas en la que la época romana fue sucedida por la visigoda. El periodo árabe nos dejó el nombre del lugar: «Alange», curioso topónimo que viene a significar «Agua de Allah».
También el castillo de Alange parece remontarse en sus orígenes a época romana, como se desprende del nombre de Castrum Colubri que tuvo una primitiva fortaleza por entonces. Después, con la conquista de la Península por los musulmanes, el bastión fue reconstruido en el siglo IX y sirvió de refugio a diversos moradores a lo largo del tiempo, especialmente en momentos convulsos de revueltas y guerras. Los recientes trabajos de recuperación, excavaciones y restauración de la antigua fortaleza han puesto de manifiesto la existencia de un complejo sistema de murallas que protegían viviendas, corralones, aljibes y huertos; lo cual prueba la presencia de una población que residía permanentemente en el castillo y sus aledaños. En este sentido, resultan de gran interés las últimas investigaciones de Juan Diego Carmona Barrero y la elaborada recreación descriptiva efectuada por él a los efectos, dando sentido a las diferentes estructuras que se conservan.
Las crónicas parecen unir el castillo al linaje de Abderramán Aben Marwán, hijo de Muhamad Aben Marwán, llamado
al-Jilliqui,
el Gallego, por ser descendiente directo del valí o gobernador de Mérida que murió durante la rebelión de la ciudad del año 827, y que a su vez era hijo de Yunus,
al-Jilliqui.
Este Aben Marwán llegaría a ser el fundador de la ciudad de Badajoz en 875 en el cerro de la Muela, a orillas del Guadiana. Y el pueblo portugués de Marvão, situado en el distrito de Portalegre, debe su nombre al hecho de que durante un tiempo Aben Marwán estuvo instalado en la fortaleza que corona su cumbre, el castillo de Marvão.
Ya en los tiempos inmediatos a la invasión de la mayor parte de la Península por los musulmanes, Muza quiso penetrar en los parajes del Norte, cuando eran aquellos los únicos territorios sin someter al islam; avanzó y conquistó los castillos de Viseo y Lugo, y envió una avanzadilla que llegó hasta la peña donde más tarde se haría fuerte Pelayo. A todo el noreste peninsular se le denominaba entonces Galicia.
Sin embargo, el primer emir omeya apenas tuvo tiempo para ocuparse del pequeño reino cristiano que sobrevivía en las montañas del Norte, a causa de las guerras civiles en sus dominios. Sería el hijo de Abderramán I, el piadoso Hixem I, quien iniciara la primera acometida importante contra Alfonso el Casto. Asimismo, este emir enviaría una gran expedición vengadora contra Carlomagno, en la que conquistó Gerona y llegó hasta Narbona (793-794). Con el botín logrado en la victoria se pagaron las obras de la mezquita y del puente de Córdoba.
Ya vimos más arriba cómo en el año 828 Abderramán establecía un acuerdo con el rebelde Aizon y lanzaba una expedición contra los dominios francos de la Marca Hispánica con la idea de ocupar Barcelona. Aizon había estado prisionero en Aquisgrán, de donde logró fugarse, fomentando la rebelión contra los francos en las regiones montañosas de los Pirineos. El ejército del emir sitió Barcelona, pero la feroz resistencia que ofreció el conde Bernardo impidió la toma de la ciudad.
A partir de entonces, las fuerzas cordobesas se limitaron a asolar estos territorios y conseguir nada más que algún botín, cautivos y causar destrozos, sin que cayese en su poder ninguna plaza importante.
Y ya en el primer tercio del siglo IX comienza a vislumbrarse el carácter de los diferentes núcleos de resistencia en las montañas septentrionales. Asturias nace como una prolongación de la monarquía visigoda, que tiene la aspiración de restaurar el orden anterior a la invasión musulmana, y que será el inicio de la fuerza reconquistadora. De ahí el papel dirigente que procuran ostentar sus reyes en relación con los otros núcleos cristianos en momentos posteriores. El núcleo de los vascones es una continuación de la actitud de independencia de este pueblo montaraz, mantenida ya antaño contra romanos y godos. Y la Marca Hispánica, a su vez, nace como una expansión del Imperio carolingio, lo que imprime su matiz especial a la futura Cataluña, cuyas instituciones revelan un mayor contacto con las de Europa central que las del resto de la Península.
Añaden los cronistas arábigos que, ocupadas en el asedio de Mérida las armas del emir Alhakén I, los cristianos del Norte habían crecido en pujanza y fortalecido su poder, invadiendo el territorio musulmán por diversos puntos de la frontera con grande exterminio y despojo de sus moradores. En efecto, los reinos cristianos del Norte supieron aprovecharse de las sucesivas revueltas surgidas en Toledo y Mérida. Y, mientras los cristianos sometidos en estas ciudades esperaban con tesón la llegada de las huestes liberadoras, los francos proseguían la conquista de Cataluña, y, por su parte, Asturias se consolidaba bajo el largo y venturoso reinado de don Alfonso II el Casto. Pero la ayuda prometida a los rebeldes que resistían esperanzados en una Reconquista cristiana no llegaría hasta muchos siglos después.
El célebre narrador Al Maqqari escribió sobre esta historia, lamentándose en estos términos: «¡Ay de Mérida! La ciudad rebelde que yergue su arrogante cabeza contra el destino…».
Aceifa:
Expedición militar que las tropas musulmanas hacían generalmente en verano.
Agareno
: Descendiente de Agar, mujer bíblica, y, por extensión,
musulmán,
particularmente, refiriéndose a los que ocuparon España durante la Edad Media.
Aid
: Significa «La fiesta». La Fiesta del Cordero es la mayor del calendario lunar para los musulmanes. Llamada
Aid al-Adha
(fiesta del Sacrificio) o también
Aid el Kebir
(fiesta Grande), ya que la llamada fiesta pequeña, o
Aid Sghir
, es la del fin del Ramadán. La fiesta del Cordero o fiesta Grande se remonta a la historia de Abraham, considerado por el Corán como el fundador del pueblo árabe. Abraham tuvo dos hijos, Ismael, de su esclava Agar, e Isaac, de su esposa Sara. Para el mundo musulmán fue su hijo Ismael, el primogénito, el que fue ofrecido en sacrificio por su padre como prueba de su amor por Dios; pero en el momento en que el padre se disponía a sacrificar al hijo, recibió la orden divina de canjearlo por un cordero. De aquel suceso derivarían dos consecuencias importantes: la abolición de los sacrificios humanos a la divinidad y la promesa de Abraham de construir el templo la Cava. En recuerdo de aquel hecho, todas las familias se reúnen en torno al sacrificio de un carnero. La fiesta es más que un simple acontecimiento religioso, es también la ocasión para encontrarse con la familia y los allegados. Es, además, sinónimo de reparto y de generosidad hacia los pobres y los indigentes.
Alarife:
Arquitecto, maestro de obras o incluso albañil.
Al-dimma
: Comunidad de
dhimmis,
o cristianos sometidos, y, también, región, zona, aldeas y barrios o parte de las ciudades donde vivían los cristianos durante la dominación musulmana.
Alfaquí:
Doctor en la ley del Corán.
Alfoz:
Arrabal. Distrito, campos y aldeas pertenecientes a la jurisdicción de una ciudad.
Alhóndiga:
Lugar donde se alojaban los mercaderes y almacén de mercancías en las ciudades.
Aljama:
Comunidad o juntas de moros o judíos. Mezquita, sinagoga. Morería o judería.
Almojábana:
Torta frita de queso blanco con canela y miel.
Almojarife
: Funcionario encargado de recaudar los tributos y administrar las rentas. Administrador o tesorero.
Almunia:
Explotación agraria cercana a las ciudades, que solía ser propiedad de las jerarquías dominantes de la sociedad musulmana.
Basmala
: Deriva de
Bismillah
y significa, literalmente, «en el nombre de Allah».
Cadí:
Juez civil.
Clave:
Piedra con la que se cierra el arco o bóveda.
Comes:
Conde, autoridad máxima de los mozárabes en Al-Ándalus.
Cora:
División territorial musulmana. Provincia o distrito.
Dimmíes
: Nombre aplicado en Al-Ándalus a los cristianos y judíos que debían pagar tributos a cambio de una cierta protección.
Duc
: Del latín
dux,
el término tiene su origen en los cargos tardorromanos y bizantinos, del plural «
duces»
(la pronunciación en el latín vulgar da como resultado la palabra duc). En su origen denotaba el rango militar de general. Posiblemente la palabra deriva su semántica del infinitivo «duco»:
guiar en el frente
, en oposición a «ago»:
guiar desde atrás
. Así, «el que guía desde el frente» denotaría originalmente a un guía militar o caudillo.
Emir
: Significa «el que ordena». Máxima autoridad política y militar de Al-Ándalus.
Exceptor
: Recaudador de impuestos mozárabe.
Hamman:
Casa de baños.
Hawlaqa
: Invocación, oración, jaculatoria musulmana.
Iblis
: En el mundo musulmán son los demonios o espíritus malignos.
Ismaelita:
Descendiente de Ismael, hijo natural de Abraham, y, por extensión, árabe.
Jarach:
Tributo impuesto a los mozárabes.
Madraza:
Escuela superior.
Minbar:
Púlpito en una mezquita.
Moro:
Del latín
Mauros,
habitantes del norte de África.
Muftí:
Especie de clérigo o jurisconsulto islámico, capaz de interpretar la
sharia
o ley islámica y de emitir dictámenes legales o fetuas.
Muladíes
: Población de origen hispanorromano y visigodo que adoptó la religión, la lengua y las costumbres del islam durante la dominación musulmana para disfrutar de los mismos derechos que los islamitas tras la formación de Al-Ándalus. Y por extensión, todo cristiano que abandonaba el cristianismo, se convertía al islam y vivía entre musulmanes. Se diferenciaban de los mozárabes en que estos conservaban su religión cristiana en áreas de dominio musulmán.