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Authors: Chuck Palahniuk

Tags: #Humor, Intriga

Pigmeo (26 page)

No está presente el esqueleto putrefacto viviente Doris Lilly. No están presentes los conciudadanos de la congregación.

La capilla del culto está vacía de sonidos. Silencio completo. Despojada de toda iluminación salvo la luz del sol contaminada a través de los tonos rojos y los intensos colores azules de la ventana de vidrios tintados. Que componen un crepúsculo perpetuo de santuario.

Hedor dulzón a numerosos genitales de plantas de crisantemo. Tonos vivos de penes y vaginas de plantas de clavel. Impregnados de los pigmentos procedentes de los vidrios de las ventanas. Con el resultado de que en cada inhalación respiratoria abundan los tonos del arcoíris y los aromas perfumados.

Los cordeles ardientes de los cilindros de parafina están apagados.

El único testigo es la estatua de yeso del falso hombre muerto, la falsa víctima de torturas subida a dos palos cruzados, con su sangre falsa de pintura roja en las manos y los pies.

Los pies del agente-yo emprenden un pequeño desfile hasta acercarse al altar del culto, la cuba de agua en la que Magda intentó ahogar al reverendo Tony. Al diablo Tony. Posicionado debajo de los pies del hombre de yeso que sangra pintura roja, este agente flexiona las piernas propias para ponerse en cuclillas. Al momento siguiente los músculos de sus piernas salen disparados, zip-bang, ejecutando el Brinco del Lémur, y su brazo se estira para agarrar los pies de yeso.

Para que conste en acta, no hay éxito. Se repite a continuación el Brinco del Lémur.

No se consigue alcanzar la estatua montada en lo alto de la pared.

Y dando botes dentro del pantalón, la ampolla de cristal que contiene la neurotoxina letal.

Sería posible para este agente introducir la toxina en la cuba de agua y asesinar a todos los individuos que en el futuro vayan a ser iniciados por el diablo Tony. Sería posible contaminar el libro de escrituras, la Santa Biblia, y de esa manera exterminar a todos sus lectores. Sería posible envenenar el cáliz compartido, el borde de la copa que utiliza la totalidad de los congregantes durante el ritual del vino, e infectarlo para que todos ingieran la toxina perniciosa.

Actos abyectos. Que hacen a este agente merecedor del futuro trauma del cáncer, que lo condenan ya por adelantado a un accidente aéreo fatídico. Que provocan que este agente se merezca el sufrimiento de todas esas torturas y ese asesinato premeditados por la deidad superior.

Recitando en secreto, este agente cita al magnífico estadista y valeroso magistrado supremo Joseph Stalin: «Una sola muerte es una tragedia; un millón de muertes son una simple estadística».

Con las piernas comprimidas, este agente hace un intento más del Brinco del Lémur. Sus manos agarran las puntas de los pies de yeso de la estatua y se aferran al clavo de yeso que atraviesa el pie. El músculo del brazo del agente levanta a pulso al resto del cuerpo, y este trepa a la estatua que hay montada en lo más alto de la pared de la capilla. El individuo masculino desnudo y torturado está cubierto de una gruesa capa de mucho polvo. Este agente queda manchado y asfixiado por semejante densidad de polvo durante la escalada por la enorme figura de yeso. Cada muslo de yeso es el equivalente a un mortero de asedio de calibre 914 milímetros Little David de la artillería de Estados Unidos. Los brazos de yeso de la estatua son tan grandes como un mortero de asedio de calibre 800 milímetros Schwerer Gustav de la Alemania nazi.

Trepo por la estatua igual que si estuviera subiendo por el tronco principal y las ruinas de una
Castanea dentata
.

Escalando, encaramándose, afianzándose con las manos y encajando las puntas de los pies entre los detalles musculares de la estatua torturada, este agente trepa usando las piernas, asciende por la entrepierna de yeso y deja atrás el taparrabos. La mano del agente-yo encaja todos los dedos dentro de la gigantesca cavidad del ombligo de la estatua. Extiende el brazo a fin de poder aferrarse con la mano al pezón enorme de yeso. La estatua presenta la caverna de una herida falsa, infligida por una lanza en las profundidades del costado izquierdo del torso, una cruel herida mortal de la que rebosa pintura roja, practicada por debajo de la caja torácica en el abdomen lateral izquierdo. Sentado dentro del hueco de la laceración, al lado de las vísceras de yeso al descubierto, el agente-yo deja colgar las piernas y sus ojos pueden visionar ahora toda la extensión de la capilla del culto. Todos los asientos. La ubicación del ahora ausente ataúd de Trevor Stonefield.

Los rápidos latidos del músculo cardíaco del agente-yo remiten un poco. Obtienen descanso. Desde las alturas de la herida mortal, este agente experimenta el hedor dulzón y los colores rojo intenso y azul regio de la atmósfera del santuario. El enorme espacio inundado de esos colores rutilantes de las ventanas. El hedor perfumado.

Reanudando el esfuerzo de escalar por el hombre de yeso, este agente emerge de la herida para agarrarse al pomo del pezón gigante. Extiende el brazo para agarrar la clavícula. Impulsando a este agente todavía más arriba. Encuentra puntos seguros de apoyo para el pie entre las costillas de la estatua demacrada. Encuentra puntos de apoyo para el pie entre los muchos rizos del pelo de yeso del pecho. Encuentra apoyos para las manos entre los rizos de yeso de la barba del individuo masculino. Agarrando con las manos el sombrero falso de hebras trenzadas de gruesas espinas de yeso, este agente levanta a pulso sus propias caderas hasta quedar sentado encima del deltoides de plástico.

Para que conste en acta, este agente queda instalado sobre el hombro derecho de yeso del individuo masculino clavado a los palos de madera cruzados. Las piernas del agente-yo cuelgan y se balancean por encima del enorme músculo pectoral, golpeando la clavícula con los talones. Los labios del agente-yo se acercan al canal auditivo de la cabeza de yeso. El caparazón del cartílago de la oreja es lo bastante grande como para que el brazo entero del agente-yo escarbe en su interior.

De repente resuena una voz misteriosa. Tiene lugar un fuerte grito.

La voz procede de la caverna de los asientos de la audiencia, una voz masculina que grita:

—¿Qué cojones estás tramando?

La voz del diablo Tony. Emprendiendo un desfile por el pasillo principal, acercándose a la posición de debajo de la estatua de yeso, el diablo Tony dice:

—Esta es
mi
iglesia, por si no te has dado cuenta... —Dice—: Tenemos las puertas cerradas con llave
por algo
.

La voz del diablo Tony es ronca y rasposa como resultado del hematoma subdural causado por el ataque de la agente Magda. Causado por los gritos durante el tiempo que estuvo sumergido en la cuba de agua.

Las nalgas del agente-yo siguen sentadas, y sus labios bien sellados.

—Si esto es alguna clase de protesta política —dice el diablo Tony—, te has pasado tres pueblos. —Posicionado debajo de la estatua, con la cabeza inclinada hacia atrás y mirando hacia arriba, el diablo Tony dice—: Voy a llamar a la policía, te lo juro.

El diablo Tony. Este agente. Toda la escena permanece suspendida en la atmósfera silenciosa, en el olor a perfume, en los colores de vidrieras.

Con los brazos cruzados sobre el pecho propio, el diablo Tony se pone a dar golpecitos en el suelo con la punta de un zapato y dice:

—No te creas que no lo voy a hacer, amigo. —Dice—: No lo digo de farol.

En secreto, este agente recita en voz baja:

—... neón... neptunio... níquel...

A continuación habla en susurros a la oreja derecha de la víctima masculina de torturas, a la cavidad de la oreja de yeso diciendo:

—... platino... polonio... potasio...

Escondida dentro del pantalón del agente-yo, la neurotoxina requerida para la prueba. El conejo de las Indias.

Al momento siguiente, el diablo Tony emprende un pequeño desfile en una dirección y en la dirección opuesta, caminando como un centinela muy por debajo de la estatua. Camina y dice:

—No me vas a chantajear. —Dice—: Lo que pasó no es culpa mía...

Deteniendo sus pasos, el diablo Tony flexiona las dos piernas y desploma ambas rodillas a los pies de la gran estatua. Con los puños bien cerrados en ambas manos. Agitando los dos puños hacia la cara de la estatua, dice:

—Ella me dijo que tenía
dieciocho
años. —Dice—:
Me dijo que estaba tomando la píldora
.

Hundiendo el puño en esta atmósfera de olor dulce, en el luminoso color dorado, con la saliva emitiendo destellos de colores rojo, azul y amarillo, el diablo Tony dice:


¿Qué culpa tengo yo de que la muy guarra no sepa hablar inglés como es debido?

Ese comentario hace referencia a la agente 36. La agente Magda.

Escondida en el pantalón del agente-yo, la toxina perniciosa. La fotografía de prensa doblada que muestra al progenitor Stonefield afligido y hecho prisionero. Los dólares de papel sucio restantes de los confiscados durante la violación del matón amarillo-claro.

El feto gestante de la agente Magda es hijo de... el diablo Tony.

La compañera reproductiva designada por el Estado para este agente.

Cita: «Una sola muerte es una tragedia; un millón de muertes son una simple estadística».

La mirada del diablo Tony suplica una respuesta; hambriento de piedad, levantando la vista, Tony dice:

—¡Eh! —Dice—: ¡Sigo aquí
abajo
! —Dice—: ¿Podrías hacerme una
señal
por lo menos?

Arrellanado en el hombro derecho del individuo masculino supremo de yeso, este agente se extrae del pantalón la ampolla de cristal. Extrae un billete de moneda legal que antaño perteneció al matón amarillo-claro. Por fin, extrae una tela doblada de color blanco, con tres aperturas redondas y elásticas: los calzones interiores ocupados por la entrepierna de la agente Magda. Con una mancha de sangre en la juntura de ambos muslos, acartonada por culpa de las manchas secas de semilla masculina en el pubis. Los dedos de la mano del agente-yo sueltan los calzones interiores de bikini para que estos se desplomen, cayendo a lo lejos, revoloteando, dejando una estela de color blanco a través de la luz roja y de la luz amarilla, dorada, soltando gotitas de sangre de la antigua virgen Magda. Acartonadas por el derrame excesivo de semilla del diablo.

Junto a mi asiento en lo alto del hombro elevado, la pintura roja que sale del sombrero de espinas cae en forma de amplios regueros por la mejilla facial de yeso y por el pálido cuello de yeso de la estatua del muerto.

Durante la caída de los calzones interiores, estos atraviesan un aroma exquisito, un hedor dulzón a formas de vida vegetal. Descienden hasta aterrizar en forma de montoncito suave al lado del diablo arrodillado Tony. Sus piernas de diablo se incorporan, se aventuran a dar pasos, se flexionan y se agachan para que su mano pueda agarrar los calzones de bikini impregnados y esconderlos al instante dentro del puño. Blandiendo el puño del bikini hacia arriba, clavando los ojos en la estatua, con el cuello echado hacia atrás para exponer a la vista la frágil tráquea, el diablo Tony dice:

—Esto no demuestra
nada
...

Los calzones interiores se los ha suministrado a este agente el día pasado Magda, durante el Coro juvenil de Swing.

Al momento encubierto siguiente, el diablo cierra el puño que contiene los calzones. Agacha la barbilla y se posiciona los calzones sucios frente a los orificios nasales. Casi a escondidas, el depredador diabólico inhala en secreto el aroma del pubis. La colonia persistente del himen demolido. Y el pequeño residuo contaminado de la toxina neurológica destinado a efectuar la prueba.

Cita: «Una sola muerte es una tragedia; un millón de muertes son una simple estadística».

En el mismo momento, la piel de la cara del diablo Tony se pone pálida como la cera. Su cráneo se desploma sobre un cuello fláccido. Su pesado cráneo arrastra consigo la totalidad de su cadáver, la totalidad de su esqueleto se derrumba en el suelo de la capilla del culto. Únicamente queda una convulsión muscular al azar. Hilos diminutos de sangre manando de ambos oídos.

El roedor blanco ha quedado borrado.

COMUNICADO VIGESIMONOVENO

Empieza aquí el informe vigesimonoveno del agente-yo, número 67, compitiendo en la primera ronda de los preliminares de la Feria Nacional de las Ciencias, en la capital regional del estado de XXXXX. Prioridad más importante: que el proyecto del agente-yo sea considerado el mejor y digno de clasificarse para el siguiente nivel sucesivo de la feria de las ciencias, localizado en el área metropolitana de XXXXX. Permitiendo que este agente detone la venganza justiciera en compañía de los agentes Tanek, Magda, Chernok y Ling, de todos los agentes, en honor de la gloriosa patria XXXXX.

La competición de la feria de las ciencias cuenta entre sus jueces a muy estimados eruditos académicos, respetados instructores, que emprenden un recorrido entre los proyectos y se detienen a escuchar cómo cada uno de los jóvenes participantes formula su descripción. Todos los jueces consultan a menudo su reloj de pulsera. A menudo enmascarándolo con la mano abierta y conteniendo los bostezos de apertura de la boca propia.

Para que conste en acta, el proyecto de ciencias señuelo del agente-yo está urdido para parecer una simple demostración de ADN co-empaquetado y recombinado a base de moléculas de plantilla cambiante resultantes de la recombinación de una cepa de ARN viral de reptil. Este agente se ha fabricado una placa de cartón de color rosa donde hay escritas las palabras inglesas: «El camino a la paz global permanente». Se trata de un boceto de las tasas de recombinación y de evolución del sistema a partir de la necrosis del ARN de los reptiles. Algo elemental. Tan sencillo que un niño pequeño lo podría entender. El experimento es tan facilón que ha hecho reír al agente Oleg. Ha causado que Tibor suelte una risilla.

La ubicación de este evento de hoy, de la competición regional entre los proyectos para la Feria Nacional de las Ciencias, es el mismo recinto deportivo donde inicialmente este agente asistió al baile ritual consistente en danzas frenéticas bajo la música y donde le presentaron a la señora Ubres de Vaca. En un tiempo posterior se escenificaron aquí las Naciones Unidas en Miniatura. Y más recientemente, la batalla de esquivar pelotas.

Los labios del agente-yo explican el método completamente garantizado para obtener la paz mundial. Para resolver los conflictos importantes de la política mundial. No hay más que analizar el genoma humano para identificar los rasgos asociados a la violencia, los conflictos derivados del tronco encefálico de los reptiles. Ofrecer un tratamiento adecuado para suprimir los impulsos de hostilidad. Aislar todas las predisposiciones individuales a la agresión a fin de llevar a cabo una terapia genética apropiada. Erradicar todas las rencillas en el decurso de una sola generación de la humanidad. Construir un mundo feliz de sol y paz. Una encantadora y benévola paz con flores.

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