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Authors: Alberto Villoldo

Tags: #Autoayuda, Filosofía, Esoterismo

Las cuatro revelaciones (24 page)

BOOK: Las cuatro revelaciones
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Lo que Heisenberg observó acerca del mundo subatómico también es cierto en nuestra dimensión —es decir, alteramos cualquier cosa que veamos por el mero hecho de observarla—. Pero para cambiarla primero debemos reconocer que estamos viendo en los demás un reflejo de nuestros yoes escondidos.

El psicólogo Carl Jung denominó la
sombra
a estas partes escondidas, y encontró que la metáfora le servía para comprender los aspectos ocultos de la humanidad. ¿En qué grado eres consciente de tu sombra física? Haz una pausa y búscala ahora mismo, en el suelo o sobre la mesa. Siempre está ahí, siguiéndote adondequiera que vayas, y, sin embargo, casi nunca eres consciente de ella. A veces proyectamos una sombra muy larga, como cuando se pone el sol, y en ocasiones es muy pequeña, como cuando el sol está en su cenit. Cuando te adueñas de las partes de ti mismo que te hacen sentir incómodo, ya no culpas a nadie por tu dolor o infelicidad. Entonces brillas con luz propia, como el sol, que es el único objeto que no proyecta una sombra.

Nuestras sombras son aquellas partes de nosotros mismos que nos hacen sentir que no somos lo suficientemente buenos, que no nos quieren o que somos un fracaso y nunca seremos felices; y la
proyección
es el mecanismo mediante el cual estas características negativas son asignadas a otras personas. Los individuos tienen sombras, pero también los grupos. El político que es un homosexual encubierto y que pide públicamente que se limiten los derechos de los homosexuales es un claro ejemplo de cómo un individuo puede proyectar una sombra negativa sobre los demás. Hasta que pueda resolver su problema interior, seguirá proyectando sobre los demás el odio que siente por sí mismo. Otro ejemplo es cuando alguien culpa a los republicanos (o a los demócratas) de todos los problemas que existen en los Estados Unidos.

Un buen ejemplo de sombra colectiva lo constituyen los nazis. En la década de los treinta del siglo pasado, Alemania sufría una depresión. Sin embargo, muchos judíos prosperaban, convirtiéndose en exitosos científicos, intelectuales, músicos y empresarios. Los nazis proyectaron su sombra colectiva sobre ellos, culpándolos de todos los problemas de su país. No podían soportar la idea de que su incapacidad para crear grandes obras de arte o para prosperar económicamente pudiese deberse a sus propias carencias, así que se pusieron a buscar un chivo expiatorio. Esto fue una opción mucho más popular que enfrentarse a la realidad y esforzarse por superar sus propias carencias o resolver los problemas de su cultura. La proyección es el mecanismo que nos dice: «
Ellos
son el problema».

Por otro lado, también proyectamos sombras positivas. Por ejemplo, mucha gente que se siente poco atractiva y tiene problemas para aceptar su propia belleza la proyecta sobre las estrellas de cine. Estas personas sienten fascinación por las hermosas criaturas del Olimpo de Hollywood y están incluso dispuestas a someterse a una cirugía plástica con tal de ser tan atractivas como sus ídolos. Pero ninguna cantidad de implantes o de operaciones va a ser suficiente para hacer que se sientan atractivas. Marianne Williamson dijo una vez que no es a nuestra oscuridad a la que le tenemos miedo, sino a nuestra luz. Ella se refería a cómo la mayoría de nosotros desechamos nuestra propia belleza y nuestro gran talento, menospreciándonos y empequeñeciéndonos.

Proyectas cada aspecto de tu sombra sobre el mundo, sea éste positivo o negativo. Y el universo es tan fluido que se organizará para dar cabida a tus proyecciones y darte la razón cada vez. Si en lo más profundo de ti mismo crees no tener ningún poder, ningún talento, ningún atractivo, el universo te va a dar la razón. Del mismo modo, si no tienes ninguna duda de que existe una gran bondad, gracia y poesía en tu interior, el universo te ofrecerá la oportunidad de manifestar estos atributos. Esto no quiere decir que Hollywood vaya a precipitarse a tu puerta o que tu libro se vaya a disparar a lo más alto de la lista de
bestsellers
—pero sí quiere decir que podrás sacar a relucir tu creatividad y tu talento.

Cuando te das cuenta de que todo lo que experimentas como «no tú» es una proyección de tu sombra, puedes cambiar el mundo adueñándote de tus proyecciones. Observa que no he mencionado el «adueñarte de tu sombra» —un concepto de la psicología popular en Occidente. Los laikas comprenden que la proyección es simplemente un tipo inferior de sueño y que lo importante es descubrir el mecanismo a fin de que podamos emplearlo para soñar de una forma superior.

Desgraciadamente, con la psicología, cuanto más te adueñas de tu sombra, mayor puede ser la oscuridad. Esto ocurre porque intentas reescribir el guión en lugar de hacer uno nuevo. En lugar de eso, practica adueñarte de tus proyecciones, porque cuando lo hagas, la sombra se hará muy pequeña. Puedes comenzar por convertir una historia como «mi pareja me está haciendo infeliz» en «me estoy haciendo infeliz a mí mismo». Tu pareja está simplemente procediendo como suele proceder, pero no te está haciendo infeliz —sólo tú puedes hacer eso—. Cuando te adueñas de la proyección, dejas de interpretar el papel de víctima. Por supuesto, esto no quiere decir que te tienen que gustar comportamientos que encuentras inaceptables. Tu pareja va a tener que mejorar su capacidad de comunicación, pero tu felicidad ya no dependerá de si lo hace o no.

Sin embargo, adueñarte de tus proyecciones no es suficiente. Si vas a soñar el mundo de otra manera, tienes que convertir tu proyección en una historia de gracia y poder, a la que llamaremos una
declaración de viaje
. Por ejemplo, podrías decir: «Cuando me hago feliz a mí mismo, todos los que me rodean me devuelven el reflejo de este sentimiento». De este modo, reafirmas tu poder sobre tu propia felicidad y puedes buscar en tu interior los recursos necesarios. Esto invitará al siempre complaciente universo a que te apoye.

Digamos que una madre divorciada descubre que cuando sus hijos estuvieron con su ex marido durante el fin de semana, él les permitió hacer cosas que ella les había prohibido. Ella podría adueñarse de la proyección: «Mi ex marido está intentando hacerme daño a través de mis hijos» diciéndose a sí misma: «Estoy haciéndome daño a mí misma y a mis hijos». Como puedes ver, su ex marido ya no está haciendo nada para herirla —simplemente está actuando como suele hacer (que es probablemente la razón por la cual ella se divorció de él)—. No necesita castigar a sus hijos por no obedecerla cuando están en casa de su padre.

Luego puede convertir su proyección en una declaración de viaje, diciendo: «Como me amo a mí misma, puedo amar plenamente a mis hijos y enseñarles cómo amar». Entonces su mente no echará mano del pensamiento de que ella está siendo la noble salvadora, protegiendo a sus hijos de su ex, y ya no necesitará escribir una historia en que él es el malo de la película. Ella y sus hijos serán más felices gracias a eso. (Por supuesto, no va a tolerar ningún comportamiento peligroso o impropio, pero ya no necesita afirmar que ella es la que tiene razón y que su ex marido es el que está equivocado.)

Ten en cuenta que una declaración de viaje es algo distinto a una afirmación positiva, que en el ejemplo anterior sería
me amo a mí misma, y amo plenamente a mis hijos
. Las afirmaciones positivas funcionan, pero a menudo son una mezcla de deseos e ilusiones. Por ejemplo, esa afirmación positiva sugiere que en el fondo no te amas realmente a ti misma —después de todo, cuando es así, no necesitas afirmarlo.

Una declaración de viaje es una orden dirigida a tu subconsciente que te hace emprender un cierto camino, diciéndole al Espíritu la dirección que quieres seguir. Esta declaración te recuerda que la elección y el poder son tuyos, y deja muy clara cuál es la recompensa: «Cuando me amo a mí misma, puedo amar plenamente a mis hijos». Esta declaración ayuda a que la mujer del ejemplo pueda escapar del triángulo de los arquetipos de tres relaciones: ya no es la víctima de la negativa de su ex marido a educar a los hijos como a ella le gustaría, ya no es el verdugo que exige ser obedecido en todo momento por su marido y por sus hijos, y ya no es la noble salvadora, enfrentándose a su marido para proteger a sus hijos de lo que ella considera una muy mala manera de educarlos.

Esta revelación te dice que o bien puedes tener lo que quieres o bien las razones por las cuales no puedes conseguir lo que quieres. Puedes darle muchas vueltas a aquello que parece estar impidiendo que sientas alegría, paz y esperanza, y pasarte innumerables horas siguiendo un tratamiento de psicoterapia para intentar comprenderlo; o, por otro lado, puedes sentir alegría, paz y esperanza. Cuando tomas conciencia del hecho de estar soñando un mundo sin paz ni alegría, puedes elegir tu estado de felicidad. Cuando te quedas atrapado en la creencia de que la proyección es real, acabas culpando a las circunstancias por haberte dado lo que querías.

El siguiente ejercicio te ayudará a adueñarte de tus proyecciones y a convertirlas en declaraciones de viaje, lo que te permitirá liberarte de tus historias y soñar una realidad distinta.

EJERCICIO 9: ADUEÑARTE DE TUS PROYECCIONES

Haz una lista de tres problemas que tengas en la actualidad, usando términos simples centrados en ti mismo. Asegúrate de nombrar la situación en lugar de crear una historia completa en torno a ella. Éstos son algunos ejemplos:

1. «No puedo ser feliz cuando existe tanta infelicidad e injusticia en el mundo.»

2. «Mi ex pareja se comporta muy mal conmigo.»

3. «Todo va tan mal —no me extraña que me cueste soportar otro día más.»

Ahora aduéñate de tus proyecciones y explora las consecuencias de los pensamientos, creencias y acciones que hayas elegido. Reformula tu problema de esta forma: «
Cuando
hago tal o cual,
esto
es lo que sucede». Por favor ten en cuenta que este ejercicio no consiste en repartir culpas y en sentirse mal consigo mismo —su propósito es reconocer que estás soñando tu realidad y que puedes elegir soñar una realidad diferente. Aunque las instrucciones son muy claras, es posible que te resulten difíciles de entender, porque el ego es reacio a participar en este ejercicio.

Éstos son ejemplos de apropiación de proyecciones:

1. «Cuando sólo veo infelicidad e injusticia en mi vida, me hago infeliz a mí mismo.»

2. «Cuando me comporto mal conmigo mismo, me hago daño a mí y a mi ex pareja.»

3. «Cuando el día se me hace insoportable, todo va mal.»

Después de haberte adueñado de tus proyecciones, conviértelas en declaraciones de viaje que reflejen tus elecciones deliberadas sobre lo que pensarás, creerás y harás. Especifica los resultados que esperas lograr. Usa la forma: «Como hago esto o lo otro, éste es el resultado». Por ejemplo:

1. «Como veo alegría y justicia a mi alrededor, llevo felicidad a los otros y a mí mismo.»

2. «Como practico y encarno la paz, comparto la paz con mi ex pareja y con los demás.»

3. «Como cada día me levanto con entusiasmo, la vida me sonríe y todo va bien.»

Una vez te hayas adueñado de tus proyecciones, comprenderás que aunque cambiaras las circunstancias externas que imaginabas eran necesarias para tu felicidad, no conseguirías alcanzar la satisfacción. En el nivel literal, nada puede satisfacerte porque nada exterior a ti es capaz de llenar ese vacío interior. Mudarte a un apartamento mejor, cambiar de pareja, obtener un aumento o tener un novio rico (o una novia rica) sólo va a conseguir hacerte feliz durante un corto período de tiempo.

Desgraciadamente, la mayoría de nosotros estamos tan aferrados a nuestras historias que siempre preferimos buscarnos alguna razón para explicar por qué no
podemos
conseguir lo que queremos. Simplemente nos negamos a adueñarnos de las proyecciones. Por ejemplo, si no podemos encontrar pareja, nos decimos que es porque no hay nadie que sea adecuado para nosotros. Escribimos una historia en que no podemos encontrar el amor porque no valemos nada o porque tenemos una extraordinaria mala suerte.

Puede ser más fácil aferrarnos a la creencia de que debemos tener pareja para ser genuinamente felices, o a nuestro papel de noble salvador, y decidir que no podemos tener paz hasta haber resuelto un problema social que ha afligido a la gente durante generaciones. Sin embargo, cuando nos negamos a adueñarnos de nuestras proyecciones, echamos en falta la paz, la alegría, y la abundancia de energía, creatividad y entusiasmo que nos ayudarían a resolver un poco el problema.

Cuando te adueñas de tus proyecciones y las conviertes en declaraciones de viaje, comprendes que has estado todo el tiempo soñando el mundo y haciéndolo realidad, y que puedes despertarte de la pesadilla colectiva y convertirla en un sueño sagrado.

LA PRÁCTICA DE LA NO MENTE

Cuando la mente comienza a construir una historia sobre lo injusto que han sido con nosotros o a fantasear sobre cómo podrían ser nuestras vidas si sólo pudiésemos encontrar a la persona adecuada o una buena oportunidad, necesitamos detenerla. Los Guardianes de la Tierra hacen esto mediante la práctica de la «no mente».

Esta práctica requiere que te liberes de tus pensamientos y que entres en contacto con el sabio interior, que está más allá del pensamiento. No hace falta que te pases horas meditando para lograr esto, aunque esta práctica puede servirle de ayuda a cualquiera que quiera aprender a dominarla. Cuando tomes conciencia de cómo tu mente salta de forma estúpida de un pensamiento a otro como si fuera un mono, podrás sentarte en silencio y su actividad te parecerá algo divertido. El desfile de pensamientos continuará, pero tú ya no estarás atrapado en él. El sabio es lo único que habrá.

Entonces, podrás decir: «Ahí va mi mente, obsesionada con las injusticias que cree que sufrí. Así es como actúa mi mente cuando me siento la víctima». Pero, al poco rato, olvidarás que eres el sabio y de nuevo te identificarás con las acrobacias de tu mente. Recordarás y te preguntarás: «¿Quién fue el que sufrió una injusticia?» y: «¿Quién está haciendo la pregunta?».

Para dejar de identificarte con el parloteo mental y convertirte en el sabio, puedes hacerte preguntas como: «¿Quién está herido?», «¿Quién está enfadado?» o: «¿Quién ha llegado tarde a la oficina?». Pero lo que siempre te devuelve al sabio es: «¿Quién está haciendo la pregunta?». En el momento en que te cuestionas esto, sales del trance y la mente se disuelve. Sólo queda el Espíritu, porque el Espíritu es el sabio.

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