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Authors: Gichin Funakoshi

Karate-dō: Mi Camino (14 page)

BOOK: Karate-dō: Mi Camino
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Teniendo solo alrededor de ocho años menos, era bastante más activo de lo que soy ahora, y así un día fui a una reunión de lecturas de poesías en Tamagawa. Como había abundante bebida (para celebrar un aniversario) la reunión terminó bastante tarde y llegué justo a tomar el último tren de regreso a Tokio.

Japón aún estaba en estado de caos de postguerra y la gente sabía que era peligroso caminar solo de noche. Pero pensé que ninguno molestaría a un anciano como yo, así que después de bajarme del tren en la Estación Otsuka me dirigí a mi casa. Esta parte de Tokio estaba en ruinas y desierta y la casa donde vivía, que afortunadamente se había salvado de los bombardeos, estaba algo distante.

Había comenzado a llover, así que levanté el cuello de mi saco, abrí mi paraguas y comencé a caminar. El incidente que quiero relatar ocurrió entre Osuka y Hikawashita; comenzó cuando una figura de negro saltó repentinamente desde cerca de un poste de teléfono. “¡Hey, abuelo!” gritó, haciendo una estocada por mi paraguas.

Pensando que podía ser un amigo o un conocido me dí vuelta cortésmente y levanté mi sombrero como haciéndole una reverencia.

Esto pareció sorprenderlo. Luego, después de un momento de silencio, dijo con una voz algo incierta, “¿Tiene un cigarrillo, abuelo?”

En ese momento me dí cuenta que era un ladrón pero también puedo decirles que por el tono de su voz era muy aficionado, un principiante en el negocio, así que hablaba tratando de aparentar que era fuerte.

“Yo no fumo” le contesté.

Debo explicarles que nunca llevo un portafolios. Esa noche, cubierto en mi sencillo “furoshiki” negro, todo lo que tenía era mi caja de comida vacía y algunos libros.

“¿Porqué miente, abuelo?” preguntó el hombre. “Debe tener algunos cigarrillos en su “furoshiki”.

“Ya le dije que no fumo. ¿Ahora puede usted tener a bien dejarme pasar?”

“¡Ni piense en eso!” exclamó el hombre. “¡Desate su “furoshiki” y déjeme ver que hay en él!”

“No hay nada de gran valor” le dije.

“¡Eso es lo que usted dice!” En ese momento el hombre arrebató el paraguas de mi mano y me miró como si fuese a pegarme con él.

Su posición de ataque estaba llena de fallas. Cuando balanceó el paraguas hacia mí me agaché y con mi mano derecha lo agarré firmemente de los testículos. No tengo dudas que el dolor debía ser insoportable. El paraguas cayó al piso y también el hombre, luego de un violento grito agudo, mirando como si hubiese perdido el conocimiento.

En ese momento afortunadamente apareció en escena una patrulla policial y dejé a mi asaltante con su custodia.

Permanecí en el lugar y averigüé que el que me quiso robar era casi seguramente un veterano que había regresado recientemente de algún frente lejano. Sin trabajo, decidió robarme bajo el impulso del momento y yo, también bajo el impulso del momento, hice lo que constantemente les digo a mis jóvenes practicantes que nunca deben hacer: tomar la ofensiva.

No me sentí muy orgulloso de mí mismo.

Karate para todos

Uno de los más notables aspectos del karate es que puede ser realizado por todos, jóvenes o viejos, fuertes o débiles, hombres o mujeres. Además, para practicarlo no es necesario un oponente. Por supuesto, a medida que se progresa en el arte, será esencial un adversario como sparring en la práctica (kumite) o sparring libre (jiyū kumite), pero al comienzo es innecesario un adversario real. No hay necesidad de un uniforme especial. Aún un Dojo es innecesario: una persona puede practicar karate en su propio patio. Por supuesto, ninguno que quiera realmente aprender los distintos katas puede hacerlo en un Dojo propio, pero el que considere que es suficiente estar saludable y entrenar su mente y espíritu puede hacerlo practicando karate por sí mismo.

Por estas razones encontramos que hay muchas más mujeres practicando el arte actualmente, lo que creo que es una ventaja para ambos, para las mismas mujeres y para el Karate-dō. Pero si los colegios de chicas que estudian karate frenan la publicidad de este hecho, pienso que aquellos que hemos sido responsables de su propagación también podemos ser responsables de alimentar la idea de que es un arte que debe ser practicado sólo por hombres.

Aunque en general la gente no piense muy bien de una mujer que eligió estudiar karate, ellas mismas deben encontrar al arte tan intrigante como le pasa al hombre. Una razón, creo yo, es que los katas tienen movimientos graciosos, parecidos a aquellos usados en distintos tipos de danzas. En televisión vemos ahora los llamados “ejercicios de belleza” para mujeres y pienso al mirarlos cuán efectivamente podrían utilizarse nuestros katas para ese propósito, ya que pueden ser practicados por cualquiera.

Frecuentemente me han preguntado si una mujer que aprendió karate no querrá dominar a su marido después de casarse. Lo más probable es que ocurra lo contrario, yo decía; una esposa entrenada en karate hará todos los esfuerzos para obedecer a su marido porque el karate comienza y termina con cortesía. Una esposa que aprendió Karate-dō no pensará en tratar de prevalecer sobre su marido.

Sabemos muy bien que el karate puede mejorar la apariencia de chicas y mujeres jóvenes, tanto que los padres me traen frecuentemente a sus hijos para que les enseñe el arte. En numerosas ocasiones tuve que aceptar a chicas enfermizas como alumnas sólo para verlas recuperar su salud después de aproximadamente seis meses de entrenamiento, pero luego el karate se hizo tan importante para muchas de ellas que no desearon dejarlo.

También está el hecho indiscutible que una mujer con algún conocimiento de karate puede defenderse aún contra un poderoso agresor masculino. Sin embargo me gustaría reiterar que el karate no es, ni nunca ha sido, meramente una forma brutal de defensa propia. Por el contrario, cualquiera que haya aprendido el arte de karate tendrá cuidado de aventurarse en lugares peligrosos o en situaciones donde él o ella puedan verse obligados a usar el arte. Así como un hombre entrenado en karate no irá buscando pelea, una mujer entrenada en karate no se colocará en una situación donde deba usar su destreza para someter a un posible captor.

Una cosa que a menudo les digo a mis jóvenes alumnos ellos la encuentran confusa. “Ustedes no deben” les digo “convertirse en fuertes sino en débiles”. Ellos quieren saber qué quiero decir, porque una de las razones por la que eligieron Karate-dō es para hacerse fuertes. Es difícil, me dicen ellos, entrenarse para convertirse en débil. Luego les contesto que lo que les estoy diciendo es realmente difícil de entender. “Quiero que encuentren la respuesta ustedes mismos” les digo. “Y les prometo que llegará el tiempo en que ustedes realmente entenderán lo que les quiero decir”.

Estoy convencido de que podrán. Estoy convencido que si la gente joven practica karate con todo su corazón y toda su alma llegará a entender mis palabras. El que conoce su propia debilidad podrá manejarse en cualquier situación; solo una persona verdaderamente débil es capaz de un verdadero valor. Naturalmente un adepto al karate debe perfeccionar su técnica a través del entrenamiento, pero nunca debe olvidar que sólo a través del entrenamiento será capaz de reconocer su propia debilidad.

El pasado, el futuro
Muchas armas

Mucha gente tiene la equivocada impresión de que las armas del karate consisten solamente en las manos (cerradas o abiertas) y los brazos, los pies y las piernas. Sin embargo no es exageración decir que cada parte del cuerpo, desde la parte superior de la cabeza hasta la punta de los dedos del pie, puede ser usada como un arma. Por ejemplo desde la muñeca hacia la mano hay por lo menos diez potenciales armas: el “seiken” (el puño común), el “uraken” (la parte posterior del puño), el “shuken” (el puño-mano), el “ippon-ken” (el puño con único-punto), el “chūkōken” (otro puño con único-punto), el “tettsui” (el puño martillo), el “shuto” (la mano espada), el “nukite” (la mano en lanza), el “ippon nukite” (la mano en lanza con un solo dedo) y el “nihon nukite” (la mano en lanza con dos dedos). Y desde el tobillo hacia el pie: el “koshi” (la bola del pie), el “shusoku” (el pie-mano), el “sokutō” (el pie espada), el “tsumasaki” (la punta del dedo), el “enju” (el talón) y el “sokkō” (la parte posterior del pie).

Otras partes de los brazos y piernas usadas como armas son las muñecas, los codos y las rodillas. Casi no hay parte del cuerpo que no pueda ser usada como arma.

Me gustaría ahora describirles muy resumidamente qué partes son las más frecuentemente usadas y también cuán efectivas ellas pueden ser. Para aquellos que practican karate simplemente como una forma de gimnasia, también querría darles una breve explicación de las distintas partes que pueden ser fortalecidas a través del entrenamiento.

Debemos comenzar con el “seiken”, el puño común, porque es la más básica de las armas del karate, la más frecuentemente usada. Consiste en cerrar los cuatro dedos contra la palma y luego se coloca el pulgar entre los dedos índice y medio. Si coloca el pulgar algo más adentro puede lastimárselo al golpear; por lo tanto debe tener cuidado que no esté más allá del dedo medio.

Los nudillos forman un ángulo agudo más que del dedo medio. Los nudillos forman un ángulo agudo más que un ángulo recto. Al principio podrá encontrar difícil formar el puño y se sentirá molesto, pero con la práctica se acostumbrará y comenzará a golpear más fuerte. Luego los nudillos se agrandarán y formarán una masa compacta parecida a un callo, mientras que la base de los dedos formarán al final ángulos rectos. En expertos altamente entrenados el ángulo se hace agudo.

Un buen momento para practicar el “seiken” es en el baño. Cubra sus manos con jabón así hará sus dedos resbaladizos, luego practique cerrar y abrir sus puños en la forma descripta y tan seguido como sea posible.

El novato encontrará que al tratar de lanzar un verdadero golpe con el “seiken” que su mano se dobla en la muñeca. Un golpe con la muñeca inclinada no es nunca efectivo. Por el contrario, siempre está el peligro que el principiante pueda torcerse la muñeca.

Cuando el “seiken” es usado correctamente el nudillo del dedo medio golpea directamente al oponente, con toda la fuerza del brazo. El “seiken” puede ser llamado adecuadamente el corazón del karate y debe ser practicado todos los días y con la mayor perfección. Si no fuera tan completamente efectivo todo kata y kumite serían inútiles.

La forma de entrenamiento más conocida del “seiken” es usando un “makiwara”, un grueso trozo de madera cubierto con paja. El “makiwara” también puede usarse ocasionalmente en fortalecer la mano espada (shuto), los codos y las rodillas. Pienso que no exagero cuando digo que la práctica con el “makiwara” es la clave de la creación de fuertes armas.

De alrededor de siete pies de alto y seis pulgadas de ancho, el “makiwara” se fija firmemente en el piso hasta que su altura alcance aproximadamente la altura de los hombros del practicante. Luego se coloca la paja alrededor de dos a dos y media pulgadas. La paja se asegura con delgadas cuerdas. Al comienzo el principiante al golpear experimentará considerable dolor, así que recomiendo que inicialmente se envuelva una toalla sobre la paja.

Una vez preparado el “makiwara”, el practicante toma la posición de medio frente (hanmi) frente a él a una distancia suficiente para llegar con el puño al blanco. Debe flexionar sus rodillas y bajar sus caderas. Su mano izquierda debe estar cerrada y a una distancia de aproximadamente seis pulgadas del “makiwara” mientras que su mano derecha, también cerrada, debe estar en su cadera con la palma hacia arriba. Los ojos deben estar fijos en el “makiwara” y la fuerza concentrada en el bajo vientre (el “tanden”). La zona cubierta con paja debe estar a la altura del pecho porque si está más arriba deberá levantarse y perderá poder.

El punto más importante es la posición: las piernas deben sentirse como si estuviesen firmemente agarradas al piso. Luego viene el golpe en sí. El puño derecho cerrado, que estaba al costado del cuerpo, es lanzado; simultáneamente se gira la cadera con toda la fuerza hacia el blanco mientras que el puño izquierdo cerrado, que estaba colocado a seis pulgadas del “makiwara” se dirige hacia atrás en el lado izquierdo. Al realizar el golpe el puño derecho debe rotarse rápidamente en un movimiento de tirabuzón y esto lo hace más letal. Es un movimiento muy difícil de aprender, así que el practicante debe repetirlo una y otra vez.

Querría sugerir que al principio el practicante golpee débilmente el “makiwara”, aumentando la fuerza gradualmente hasta que sus puños estén acostumbrados a absorber un fuerte golpe. Eventualmente por supuesto el practicante puede ser capaz de golpear con todas sus fuerzas. Aún si el principiante golpea el “makiwara” solo muy débilmente, también experimentará dolor e inflamación en su mano, o puede simplemente llegar a rozar el blanco (aunque esté a tres pies de distancia) como resultado de lo cual su mano quedará contusa o hinchada. La inflamación podrá aliviarse colocando la mano en agua helada, pero la piel rota requerirá que se postergue el entrenamiento hasta que la herida esté curada.

Repitamos dos o tres puntos de importancia acerca del “seiken”: la posición debe ser baja, las caderas deben girar rápidamente y fuertemente y el puño debe llevar toda la fuerza de que es capaz el cuerpo. Una observación más: cualquier practicante que se jacte de las callosidades de sus nudillos todavía no aprendió el significado del Karate-dō. El que practique karate como una forma de ejercicio físico no necesita usar el “makiwara”, puede practicar y realizar todo los movimientos necesarios sin haber nunca dado un golpe.

Además del “seiken” otro importante golpe de puño es el dado con la parte de atrás del puño (uraken), donde la parte que golpea al oponente consiste principalmente en los nudillos del primer y segundo dedo. Si una persona se entrena con el “makiwara” debe tener cuidado de no golpear con los nudillos de los cuatro dedos. El “uraken” es un arma altamente efectiva para golpear la cara, debajo de las axilas y los costados del torso si un oponente ataca lateralmente.

Luego está el puño martillo (tettsui). El pulgar se cierra entre los dos dedos como en el “seiken” pero la parte del puño que golpea no es la misma.

Aquí la parte blanda de la palma cerca del dedo chico es la que golpea. Muchos dicen que este no es un golpe muy efectivo, pero puedo asegurar a mis lectores que un “tettsui” totalmente desarrollado con el uso del “makiwara” es ciertamente un arma muy fuerte. Puesto que la zona que realmente golpea en el blanco es muy blanda, no puede ser muy dañada no importa cuán duro sea el blanco. Por esa razón el “tettsui” puede ser usado más efectivamente para golpear la muñeca u otras articulaciones del oponente.

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