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Authors: Matilde Asensi

El salón de ámbar (11 page)

BOOK: El salón de ámbar
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—Creo que deberíamos entregar el cuadro a Melentiev y olvidarnos de todo este asunto —dijo Rook.

¡Bien por la Torre! Había aplastado de un solo golpe mi inflada vanidad.

—Yo creo que debemos seguir investigando —escribió Cávalo, con gran alivio de mi corazón—. En primer lugar, porque olvidarlo todo ahora sería una locura. Después de lo que Peón nos ha contado, no podemos retroceder y hacer como que no ha pasado nada. Y, en segundo lugar, porque si nadie ha encontrado todavía esos tesoros, nosotros tenemos tanto derecho como el que más a intentar apoderarnos de ellos.

—ES CIERTO. TENEMOS TODO EL DERECHO DEL MUNDO A MORIR A MANOS DE MELENTIEV.

—Melentiev no sabe quiénes somos —aclaré yo—. Ni siquiera sabe quién es Roi. Nadie conoce nuestras identidades, ni puede conocerlas.

—Dejémonos de tonterías, por favor —cortó bruscamente Donna—. Este asunto está fuera de discusión. Somos el Grupo de Ajedrez, ¿no es cierto? Así que, Läufer, por favor, ¿podrías explicarnos de una vez el sentido de esas palabras del mensaje del
Jeremías
para que podamos continuar?

—BUENO, PUES SI LOS DOCUMENTOS QUE OS HE MANDADO OS HAN PARECIDO INTERESANTES, LO QUE VOY A CONTAROS AHORA OS VA A DEJAR SIN RESPIRACIÓN.

—Habla de una vez, Läufer —le apremié. Sentía verdadera necesidad de conocer, por fin, el secreto de Koch.

En ese momento, unos golpecitos discretos distrajeron mi atención. Levanté la mirada de la pantalla del ordenador y vi la cara de Ezequiela que asomaba por la puerta del despacho.

—Me voy a misa, ¿quieres que te traiga algo?

—El periódico, por favor —respondí apresuradamente, volviendo a mirar la pantalla con impaciencia—. ¡Y el suplemento dominical!

—Muy bien. Hasta luego.

—¡Hasta luego!

—PEÓN TENÍA RAZÓN EN TODO MENOS EN UNA COSA —estaba diciendo Läufer, muy ufano—. NO SON LOS TESOROS ROBADOS POR KOCH LO QUE QUERÍAN RECUPERAR LOS RUSOS CON SU OPERACIÓN PEDRO EL GRANDE, NI TAMPOCO LO QUE PERSIGUE MELENTIEV INTENTANDO APROPIARSE DEL
JEREMÍAS
. ¡ES MÁS, NI SIQUIERA ERAN LOS TESOROS LO QUE MÁS IMPORTABA A KOCH!

—¿ Ah, no? —me amotiné—. ¿Y qué era lo que le importaba, si puede saberse?

—¡JAMÁS TE LO IMAGINARÍAS, MI ADMIRADO PEÓN! ES ALGO QUE VALE MUCHO MÁS QUE CUALQUIER TESORO, EL OBJETO MÁS CODICIADO DE ESTE SIGLO, UNA DE LAS SEÑAS DE IDENTIDAD Y ORGULLO NACIONAL DEL PUEBLO RUSO.

—Estoy impresionada…

—¡Suéltalo ya, Läufer! —bramó Donna, impaciente.

—YO, COMO TODOS VOSOTROS, RECIBÍ DE ROI EL MENSAJE TRADUCIDO POR URIZEV… Y PUEDO ASEGURAROS QUE LA SANGRE SE ME HELO EN LAS VENAS. ¡
BERNSTEINZIMMER,
MIS QUERIDAS PIEZAS DE AJEDREZ! ESTAMOS HABLANDO, NI MÁS NI MENOS, QUE DEL
BERNSTEINZIMMER
.

—Roi, por favor… —suplicó Donna.

—Está bien, Läufer, yo lo contaré —terció Roi para evitar un serio conflicto—.
Bernsteinzimmer
es una palabra alemana que significa «Salón de Ámbar». ¡Toda una leyenda en la historia del arte! Fue construido por el artista danés Gottfried Wolffram a principios del siglo XVIII, durante el reinado del primer rey de Prusia, Federico I, y era utilizado como habitación de fumar en el palacio de Charlottenburg, en Berlín. Para que os hagáis una idea aproximada, he recuperado mis viejas notas sobre el tema y puedo deciros que el Salón de Ámbar era un revestimiento de 55 metros cuadrados de placas de ámbar semitransparente del Báltico, en tonos que iban del amarillo al naranja, al que habría que añadir, además, el conjunto de muebles, mosaicos y accesorios labrados en el mismo material precioso. Como veis, es justa la definición de «octava maravilla del mundo» que le acompañó desde su creación.

Un silbido admirativo sonó a través de mis altavoces. Läufer andaba jugando de nuevo con los efectos especiales.

—Una cosa así no tiene precio… —manifestó Cávalo.

—No, no lo tiene —siguió Roi—. En 1716, el zar Pedro I el Grande visitó en su palacio berlinés al nuevo rey prusiano, Federico Guillermo I, hijo del anterior, y quedó maravillado por el Salón de Ámbar. Federico Guillermo, que estaba en guerra con Suecia por el gran territorio de la Pomerania; le
regaló
el salón a Pedro a cambio de un ejército de granaderos armados.

—Parece que la Operación Pedro el Grande tiene mucho que ver con todo esto. Por lo menos, coincide significativamente el nombre de uno de los protagonistas.

—Es indudable —sentenció nuestro informador—. El salón fue temporalmente instalado en el Palacio de Invierno de San Petersburgo, ciudad que, como sabéis, fue fundada por este zar en 1703 y convertida por él en capital de Rusia en 1715. Al poco tiempo, fue trasladado al Palacio de Katarina, en la actual localidad de Pushkin, conocida entonces como Tsarskoie Selo, o ciudad de los zares. Esta ciudad también había sido fundada por Pedro a principios del siglo XVIII, a unos veinticinco kilómetros de la capital, y regalada con posterioridad a su esposa Catalina, que mandó construir allí un pequeño palacio utilizado desde entonces como Palacio de Verano por la familia imperial. Sin embargo, los paneles de ámbar del Báltico eran insuficientes para recubrir la totalidad del nuevo espacio que le había sido destinado, así que el artista Cario Rastrelli y su ayudante Martelli trabajaron durante cinco años para remodelar y adaptar el salón barroco original a su nueva ubicación, enriqueciéndolo con increíbles elementos ornamentales, como el cielo raso abovedado bañado en oro o el suelo de maderas tropicales con incrustaciones de nácar.

El mismo silbido de admiración volvió a escucharse repetidamente por los altavoces.

—Y ya sólo queda añadir que, en octubre de 1941, tras la captura de Leningrado por el ejército alemán, el Salón de Ámbar fue desmontado y, como tantos otros tesoros de la antigua San Petersburgo, trasladado a la ciudad que todos ahora conocemos tan bien: Kónigsberg, capital de la Prusia Oriental.

—¡Kónigsberg! —escribió Donna entre admiraciones.

—¡El reino de Koch! —la imitó Cávalo., —Según mis notas —terminó Roi—, la última vez que se vio el Salón de Ámbar fue a finales de agosto de 1944, en el palacio de Kónigsberg.

—El 31 de agosto de 1944 tuvieron lugar los bombardeos aliados sobre la ciudad —recordé yo.

—DE MODO QUE EL SALÓN DE ÁMBAR FUE ROBADO Y ESCONDIDO POR KOCH Y LA OPERACIÓN PEDRO EL GRANDE ESTABA DESTINADA A RECUPERARLO. PARA EL PUEBLO RUSO ESTA OBRA DE ARTE ES COMO LA TORRE EIFFEL PARA LOS FRANCESES O EL COLISEO PARA LOS ITALIANOS. NADA SERÍA MÁS IMPORTANTE QUE TENERLA DE NUEVO EN CASA. —Hasta el punto —añadió Roi— de estar construyendo una réplica en la misma estancia del palacio de Tsarskoie Selo. Un grupo de especialistas, carpinteros y escultores trabajan en la reconstrucción del salón a partir de fotografías en blanco y negro de 1936. Es más, como es imposible conseguir el precioso material anaranjado con el que se construyó originalmente, han elaborado diversos métodos para tintar el ámbar, como el de hervir los paneles con miel.

—¡Pero si Rusia está en bancarrota! —se escandalizó Rook—. ¡No pueden permitirse semejante dispendio!

—Por lo que yo sé, los trabajadores y responsables del proyecto no cobran el sueldo desde hace bastantes años, pero no les importa. Es mucho más importante para ellos volver a tener el Salón de Ámbar. Aunque sea una copia.

—Es evidente que Melentiev no consiguió la tan deseada confesión del preso de Barczewo —declaró Donna.

—No —repuse—. Pero averiguó la existencia de un cuadro pintado por Koch en el que podía encontrarse la clave para hallar el escondite del salón y, probablemente, del resto de los tesoros del
gauleiter
. Quizá se lo dijo el mismo Koch antes de morir y Melentiev se guardó el secreto a la espera de poder quedarse con todo.

—Pero Melentiev es rico... No le hace falta más.

—Nunca se tiene suficiente —comentó despectivamente Rook.

—Quizá lo que desea es el salón —prosiguió Cávalo, dándole vueltas al tema—. Imaginaos que fuera él quien lo encontrara y lo restituyera a su país: el hombre que lograra algo así obtendría un profundo reconocimiento nacional y podría hacerse fácilmente con la presidencia del país o algo por el estilo. Quizá desea poder político.

—Opino como Cávalo —confirmé—. Melentiev no está interesado en los tesoros de Koch. Sólo quiere el Salón de Ámbar. Es ruso y, aunque corrupto y mafioso, recuperarlo sería un orgullo para él.

—¿Y por qué ha esperado hasta ahora para contratarnos y conseguir el cuadro de Krilov?

La pantalla quedó momentáneamente detenida y vacía.

—PORQUE SOMOS LOS MEJORES —repuso Läufer con humor—. EN CUANTO OYÓ HABLAR DE NOSOTROS, SUPO QUE HABÍA LLEGADO EL MOMENTO DE ACTUAR.

Unas carcajadas activadas por él mismo corearon su afirmación, pero, acto seguido, se escuchó con inequívoca claridad un largo y estruendoso rebuzno.

—¿ QUIÉN HA SIDO EL GRACIOSO, EH?

Por toda respuesta, una rosa encarnada ascendió por la pantalla blanca exhibiendo un letrero que decía: PARA LÁUFER.

—¿CONQUE HAS SIDO TÚ, VERDAD, DONNA? —exclamó ofendidísimo el genio informático, olvidando que había sido él quien le había enviado a ella la misma rosa encarnada en otra ocasión—. NO SABÍA QUE TUVIERAS SENTIDO DEL HUMOR.

—No tienes por qué saberlo todo —respondió despectivamente Donna, acompañando su afirmación con una ristra de «Jas» que ocuparon unas dos o tres líneas.

Si yo hubiera sido Donna, ni loca me habría aventurado a tanto. No me cabía ninguna duda que la cabeza de Läufer ya estaba maquinando el peor de los desquites. Pero Donna era una italiana de bandera, una especie de Anna Magnani pasional e irreductible, alguien incapaz de dejarse pisar y olvidarlo.

—Bueno, ya estoy harto —exclamó Roi—. Läufer, Donna… ¡Por favor!

—VALE. TRANQUILO.

—¿Y la segunda palabra del mensaje de Koch,
Gauforurní
? —interrumpí por las bravas.

—Eso,
Gauforum,
¿qué quiere decir? —preguntó también Cávalo.

—EL GAUFORUM —comenzó a explicar Läufer a regañadientes— ERA EL VIEJO LANDESMUSEUM, EL MUSEO PROVINCIAL DE WEIMAR. DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL… ATENCIÓN A ESTO… ¡FUE LA RESIDENCIA PARTICULAR DEL
GAULEITER UND REICHSSTATTHALTER
FRITZ SAUCKEL!, PERO QUEDO PRÁCTICAMENTE DESTRUIDO POR LOS BOMBARDEOS ALIADOS. O SEA, EN RUINAS…EN 1954 FUE SUSTITUIDO POR EL MODERNO STADTMUSEUM Y EN LA ACTUALIDAD ESTÁN A PUNTO DE CULMINAR LAS OBRAS DE RESTAURACIÓN QUE VAN A CONVERTIRLO EN EL NEUES MUSEUM, ES DECIR, EN EL «NUEVO MUSEO». SU INAUGURACIÓN ESTÁ PREVISTA PARA EL PRÓXIMO 1 DE ENERO, DENTRO DE TRES MESES, CON MOTIVO DE LA NOMINACIÓN DE WEIMAR COMO CAPITAL EUROPEA DE LA CULTURA. POR LO QUE HE PODIDO VER EN EL PROYECTO, DEL VIEJO EDIFICIO SÓLO SE HA RESPETADO LA FACHADA. EL INTERIOR, QUE ERA UN PUÑADO DE ESCOMBROS, HA SIDO COMPLETAMENTE RECONSTRUIDO.

—¿Quieres decir que ya no existe? —me sorprendí.

—NO, YA NO EXISTE.

Mis dedos quedaron paralizados sobre el teclado. De repente no sabía qué decir. Era desesperante comprobar que tantos días de febril actividad habían quedado reducidos a cenizas en menos de un segundo. El mensaje secreto de Koch tenía sólo tres palabras: la primera, Bernsteinzimmer, indicaba el qué; la segunda y la tercera, Weimar y Gauforum, indicaban el dónde. Pero ahora resultaba que el viejo Gauforum de Sauckel ya no existía y que el salón podía estar perdido de nuevo para siempre puesto que el edificio que supuestamente lo contenía había sido derruido. «¡Maldita sea!», pensé. La inmovilidad de la pantalla revelaba que mis compañeros estaban tan desconcertados y abatidos como yo.

—BUENO, BUENO... NO OS DESANIMÉIS, MIS QUERIDAS PIEZAS…

¿Läufer era idiota o qué?

—VUESTRO AMIGO LÁUFER TIENE UNA SORPRESITA GUARDADA EN LA CHISTERA.

Sí, era idiota. Definitivamente idiota.

—CUANDO INVESTIGUÉ EL PROYECTO DE RECONSTRUCCIÓN DEL GAUFORUM LLEGUÉ A LA CONCLUSIÓN DE QUE SÓLO HABÍAN PODIDO OCURRIR DOS COSAS: UNA, QUE EL BERNSTEINZIMMER HABÍA SIDO ENCONTRADO Y VUELTO A ESCONDER EN ALGÚN OTRO LUGAR (COSA HARTO IMPROBABLE PORQUE LAS OBRAS COMENZARON HACE DIEZ AÑOS Y, EN ESTE TIEMPO, ALGO SE HABRÍA SABIDO) O, DOS, QUE EL BERNSTEINZIMMER NO HABÍA SIDO ENCONTRADO… Y SI NO HABÍA SIDO ENCONTRADO SÓLO PODÍA DEBERSE A QUE: UNO, NO ESTABA EN EL GAUFORUM O, DOS, SÍ ESTABA EN EL GAUFORUM PERO NO EN EL EDIFICIO DEL GAUFORUM. «COMO NO PUEDE ESTAR EN CIELO —ME DIJE—, TIENE QUE ESTAR EN EL INFIERNO.» ASÍ QUE ME PUSE A BUSCAR EN LOS ARCHIVOS URBANÍSTICOS DEL
LAND
DE TURINGIA Y, FINALMENTE,ENCONTRÉ LA RESPUESTA.

Bueno, después de todo, quizá no era tan idiota como yo pensaba.

—ENCONTRÉ UN INFORME DE PRINCIPIOS DE LOS ANOS SESENTA, FIRMADO POR EL INGENIERO DEL RATHAUS, EL CONSEJO… NO, SERÍA MEJOR DECIR EL AYUNTAMIENTO, EL GOBIERNO LOCAL O ALGO ASÍ. BUENO, PUES ESTE HOMBRE HABÍA BAJADO A LAS CANALIZACIONES SITUADAS BAJO EL ANTIGUO GAUFORUM POR UN PROBLEMA EN EL SUMINISTRO DE AGUA DE LA CIUDAD Y SE ENCONTRÓ CON UN AUTÉNTICO LABERINTO DE GALERÍAS: MUROS DOBLES, PASILLOS TAPIADOS, TUBOS DE DISTRIBUCIÓN SIN PRINCIPIO NI FIN, PLANCHAS METÁLICAS DE PROTECCIÓN, HUECOS ABSURDOS, TECHOS FALSOS… RECORRER AQUEL DÉDALO LE LLEVÓ VARIOS DÍAS Y QUEDÓ CONVENCIDO DE QUE NO HABÍA PODIDO EXAMINARLO TODO. ESTE INGENIERO MENCIONABA DE PASADA EN SU INFORME QUE AQUELLAS GALERÍAS HABÍAN SIDO CONSTRUIDAS DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL… Y, ATENCIÓN AHORA… ¡POR LOS TRABAJADORES FORZADOS DEL CERCANO CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE BUCHENWALD!

—¡Bien, Läufer, bien! —exclamó Roi entusiasmado—. ¡Eso es lo que yo llamo un magnífico trabajo!

—Sin duda —afirmé encantada—. Enhorabuena, Läufer. Sigues siendo mi pirata informático favorito.

—¡HEY, ROCK! ¿QUÉ TE PARECE?

—¡Eres el mejor, muchacho, el mejor! Tienes que darme tu opinión sobre la crisis de los mercados bursátiles. Si caen un poco más, algunos de nosotros estaremos arruinados.

—Éste no es el momento, Rook —sentenció Roi torvamente.

—¡Pues tú serás de los más afectados, Roi! En este momento llevas perdidos varios millones de francos. Y tú de liras, Donna. Y tú, Cávalo, un montón de escudos.

Afortunadamente, Rook no era mi agente de bolsa. Mis pequeñas inversiones las gestionaba a través de mi banco y no eran tan importantes como para preocuparme por ellas. En cualquier caso, y aunque hubiera perdido una respetable cantidad de dinero, nunca sería tanto como lo que me venía robando regularmente mi tía Juana.

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