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Authors: Paulo Coelho

Tags: #Novela

El Demonio y la señorita Prym (19 page)

» —Si ahora entrase la prostituta más bella que ronda por el pueblo, ¿te sería posible pensar que no es bella y seductora?

» —No. Pero conseguiría controlarme —respondió el santo.

» —Si te ofreciera muchas monedas de oro para que dejaras la montaña y te unieras a nosotros,

¿te sería posible mirarlas como si fueran piedras?

—No. Pero conseguiría controlarme.

» —Si vinieran a verte dos hermanos, uno que te detesta y otro que te considera un santo, ¿te sería posible pensar que los dos son iguales?

» —Aunque me hiciera sufrir, conseguiría controlarme y los trataría a los dos de la misma manera. Chantal hizo una pausa.

—Dicen que este diálogo fue decisivo para la conversión de Ahab.

El extranjero no necesitaba que Chantal le contara el resto de la historia; Sabino y Ahab tenían los mismos instintos; el Bien y el Mal luchaban por ellos, como luchaban por todas las almas de la Tierra. Cuando Ahab comprendió que Sabino era igual que él, también comprendió que él era igual que Sabino.

Todo era una cuestión de control. Y de elección. Nada más.

Chantal contempló por última vez el valle, las montañas, los bosques por donde solía caminar de pequeña, y sintió en la boca el sabor a verduras recién recolectadas, a vino casero, hecho con la mejor uva de la comarca, que era celosamente guardada por la gente del pueblo para que ningún turista lo descubriese, ya que la producción era demasiado limitada para poder exportarlo a otros lugares, y el dinero podía hacer cambiar de opinión al viticultor.

Sólo había vuelto para despedirse de Berta; llevaba la misma ropa que de costumbre, para que nadie se percatara de que, durante su corto viaje a la ciudad, se había convertido en una mujer rica: el extranjero se había encargado de todo, había firmado los papeles de transferencia del metal, se había encargado de la venta del oro y de que el dinero fuera ingresado en la nueva cuenta de la señorita Prym. El cajero del banco los había mirado con una discreción exagerada y no había hecho más preguntas de las estrictamente necesarias para efectuar las transacciones. Pero Chantal sabía perfectamente lo que aquel hombre había pensado: que se hallaba delante de la joven amante de un señor maduro.

"¡Qué sensación tan agradable!", recordó. Según el cajero del banco, ella era tan buena en la cama que valía esa inmensa cantidad de dinero.

Se cruzó con algunos vecinos; nadie sabía que ella se marchaba, y la saludaron como si no hubiera sucedido nada, como si Viscos no hubiera recibido la visita del Demonio. Ella devolvió el saludo, fingiendo también que aquel día era igual que todos los otros días de su vida.

No sabía hasta qué punto la había cambiado lo que había descubierto sobre sí misma, pero tenía tiempo para aprender. Berta estaba sentada delante de su casa, ya no para vigilar la llegada del Mal, sino porque no sabía hacer nada más.

—Van a construir una fuente en mi honor —dijo la anciana —. Es el precio de mi silencio. Pero yo sé que no durará mucho tiempo ni saciará la sed de mucha gente porque Viscos está condenado de cualquier manera: no por causa de ningún demonio,sino por la época en que vivimos.

Chantal le preguntó cómo sería la fuente;

Berta había ideado un sol de donde manaría un chorro De agua que caería en la boca de un sapo; ella era el sol, y el sapo, el cura.

—Estoy saciando su sed de luz, y no dejaré de hacerlo mientras la fuente se tenga en pie.

El alcalde se había quejado por los gastos, pero Berta le hizo caso omiso y, dadas las circunstancias, no tenían más remedio que construirla: las obras debían empezar a la semana siguiente.

—Y tú, hijita, finalmente vas a hacer lo que te sugerí. Una cosa sí puedo decirte con toda seguridad: que la vida sea corta o larga depende de la manera en que la vivamos.

Chantal, sonriente, le dio un beso y volvió la espalda —para siempre — a Viscos. La anciana tenía razón: no había tiempo que perder, aunque esperaba que su vida fuera muy larga.

22 de enero de 2000. 23.58 h.

PAULO COELHO DE SOUZA (24 de agosto de 1947 , Río de Janeiro ) es un novelista , dramaturgo y letrista brasileño .

Es uno de los escritores más leídos del mundo con más de 140 millones de libros vendidos en más de 150 países, traducidos a 73 lenguas. Ha recibido destacados premios y reconocimientos internacionales, como el premio Crystal Award que concede el Foro Económico Mundial, la prestigiosa distinción Chevalier de L' Ordre National de La Legión d' Honneur del gobierno Francés y la Medalla de Oro de Galicia, entre muchos otros premios que lo han consagrado como uno de los grandes escritores de nuestro tiempo. Desde octubre de 2002 es miembro de la Academia Brasileña de las Letras. Además de recibir destacados premios y menciones internacionales, en la actualidad es consejero especial de la Unesco para el programa de convergencia espiritual y diálogos interculturales.

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