365 días para ser más culto (30 page)

El Mesías
de Haendel

E
n 1741, el virrey de Irlanda le encargó a Georg Friedrich Haendel que compusiese una pieza para un concierto benéfico que tendría lugar en Dublín. Durante 24 días a partir del 22 de agosto, Haendel trabajó a un ritmo vertiginoso en lo que acabaría convirtiéndose en su pieza más famosa, el oratorio de
El Mesías
. Aunque ya era conocido en Londres, esta creación hizo posible que se convirtiera en una figura de renombre durante generaciones; incluso en la actualidad, coros de todo el mundo entonan esta pieza para celebrar la época navideña.

El género del oratorio tuvo su origen en el siglo XVII; su nombre deriva de los lugares dedicados a la oración que se adosaban a las capillas católicas en los siglos XVI y XVII. En sus inicios, estas piezas se representaban en esas salas, ya que los teatros estaban cerrados durante la época de la Cuaresma. Los oratorios son piezas corales y orquestales en las que las partes de solos y las corales se alternan; casi siempre están compuestas sobre textos narrativos con personajes y líneas argumentales. Son como la ópera pero sin representación escénica; se desarrollaban en salones y no contaban con acción escénica ni vestimenta teatral.

A diferencia de la mayoría de los oratorios,
El Mesías
no tiene un hilo argumental lineal. Se trata de una serie de meditaciones sobre Cristo y de recitaciones de las profecías bíblicas, todas desconectadas entre sí. El contenido tampoco es el habitual en Haendel, un compositor mayoritariamente secular. El famoso coro del
Aleluya
es una de las piezas más conocidas del Barroco, del mismo modo que lo son los coros titulados
Oh nosotros, como corderos, nos hemos desperdigado
y
Porque ha nacido un entre nosotros
. Después del éxito del estreno en Dublín en 1742, la fama de Haendel creció como la espuma, consolidando su carrera como compositor popular. Nunca llegó a igualar
El Mesías
, el oratorio más famoso que se ha escrito jamás, pero terminó su trabajo en Londres seguro de su nombre sería recordado a lo largo de la Historia.

René Descartes

R
ené Descartes nació en 1596 en La Haya, Francia. Antes de comenzar a escribir obras revolucionarias en los campos de la filosofía, las matemáticas y la ciencia, trabajó varios años como ingeniero militar. Actualmente se conoce su filosofía como cartesianismo o filosofía cartesiana. Murió en Estocolmo en 1650.

El proyecto filosófico de Descartes pasaba por reemplazar el sistema aristotélico de la ciencia, que en aquella época era la base de la educación universitaria en Francia y el resto de Europa. Su obra más conocida fueron las
Meditaciones metafísicas
(1641). En este libro narró los pensamientos que le rondaron durante los seis días que pasó en una habitación pequeña en uno de sus viajes. Descartes intentaba poner en duda todas sus creencias y quedarse sólo con aquéllas de cuya verdad estuviera seguro. Fue durante este intento cuando formuló su observación más famosa: dado que no podía dudar de que pensaba, no podía dudar de su existencia. «Pienso, luego existo», o en latín, como la formuló, «Cogito, ergo sum».

Aunque llegó a la conclusión de que su propia existencia era innegable, creía que sí podía dudar de la naturaleza de su cuerpo. Su capacidad para pensar era irrefutable, pero la existencia de su cuerpo físico no; Descartes argumentó que el cuerpo y la mente son elementos bien diferenciados.

Defendía que el cuerpo viene definido por lo físico. Es un objeto geométrico en movimiento, con un tamaño, una forma y una velocidad determinados. La mente, por el contrario, es algo inmaterial. Por lo tanto, para Descartes los animales son meras máquinas. Dado que no piensan (supone), no tienen una mente y por lo tanto deben ser simples conjuntos complejos de partes móviles.

Jesucristo

J
esús de Nazaret nació y fue criado como judío durante la época del Imperio romano. Los cristianos creen que era el hijo de Dios y el largamente esperado Mesías. En los cuatro Evangelios se recoge la historia de su vida.

Jesús nació en Belén y su madre fue María, a la que los cristianos consideran una virgen que concibió por obra del Espíritu Santo. El marido de María, José, aparece en muy pocas ocasiones en los Evangelios, por lo que se cree que murió antes de que Jesús llegara a la mitad de su adolescencia. Jesús siguió con la profesión de su padre, la carpintería, antes de iniciar sus enseñanzas cuando alcanzó la treintena.

Jesús transmitía sus enseñanzas a través de relatos cortos, parábolas, paradojas y metáforas. Algunas de las más conocidas son el sermón de la montaña y la parábola del buen samaritano. Además, hacía milagros, curaba a los enfermos e incluso resucitaba a los muertos. Entre sus discípulos y amigos también había mujeres, lo que fue condenado por la autoridad religiosa del momento.

A través de sus enseñanzas, Jesús hacía hincapié en la llegada del Reino de los Cielos, así como en el Perdón de los pecados. La idea que quería transmitir ha sido interpretada de diversas maneras. Algunos, dado lúe Israel estaba ocupado por los romanos, creían que hablaba de libertad política. Sin embargo, la creencia más extendida es que predicaba sobre el fin del mundo. Se decía que este final apocalíptico traería el advenimiento de era mesiánica descrita en la Torá. Se creía que Jesús era el Mesías, o salvador, cuya llegada prometía el Antiguo Testamento, y que marcaría el comienzo de una era de redención y armonía.

A pesar de que Jesús tenía numerosos seguidores, con frecuencia ponía en tela de juicio el orden establecido. Para demostrar su disconformidad con los antiguos judíos de Israel, provocó disturbios en el templo durante la Pascua judía. El sanedrín, la corte suprema de los judíos, lo culpó de blasfemia y lo entregó a los romanos bajo los cargos de sedición contra el Estado. El líder romano que gobernaba en Israel, Poncio Pilatos, condenó a Jesús a ser ejecutado en la cruz. Tres días después de su entierro, los cristianos creen que resucitó de entre los muertos, probando así su santidad antes de ascender a los cielos.

La Inquisición

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urante el siglo posterior al año 1492, España se convirtió en el país más poderoso el mundo; los conquistadores españoles se apoderaron de vastas zonas del Nuevo Mundo que se extendían desde Perú hasta Cuba. Galeones cargados de oro y otras riquezas regresaban a los puertos españoles y llenaban las arcas de la corona con un esplendor más allá de lo que puede concebirse. Además los ejércitos españoles controlaban otras partes de Europa occidental, entre las que se incluían los territorios en los que en la actualidad se encuentran Bélgica y los Países Bajos.