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Authors: Esopo

Tags: #Cuentos, #Relatos

Las fábulas de Esopo (2 page)

El mono se acercó sin más reflexión, y quedó prensado en el cepo.

Entonces la zorra, a quien el mono acusaba de tenderle aquella trampa, repuso:

—¡Eres muy tonto, mono, y todavía pretendes reinar entre todos los animales!

No te lances a una empresa, si antes no has reflexionado sobre sus posibles éxitos o peligros.

16 - La zorra y el perro.

Penetró una zorra en un rebaño de corderos, y arrimando a su pecho a un pequeño corderillo, fingió acariciarle.

Llegó un perro de los que cuidaban el rebaño y le preguntó:

—¿Qué estás haciendo?

—Le acaricio y juego con él— contestó con cara de inocencia.

—¡Pues suéltalo enseguida, si no quieres conocer mis mejores caricias!

Al impreparado lo delatan sus actos.

Estudia y aprende con gusto y tendrás éxito en tu vida.

17 - La zorra y el mono discuten sobre su nobleza.

Viajaban juntos por esta tierra una zorra y un mono, comentando a la vez cada uno sobre su nobleza.

Mientras cada cual detallaba ampliamente sus títulos, llegaron a cierto lugar. Volvió el mono su mirada hacia un cementerio y rompió a llorar.

Preguntó la zorra que le ocurría, y el mono, mostrándoles unas tumbas le dijo:

—¡Oh, cómo no voy a llorar cuando veo las lápidas funerarias de esos grandes héroes, mis antepasados!

—¡Puedes mentir cuanto quieras —contestó la zorra—; pues ninguno de ellos se levantará para contradecirte!

Sé siempre honesto en tu vida.

Nunca sabrás si el vecino que te escucha sabe la verdad y corroborará o desmentirá tus palabras.

18 - La zorra y el chivo en el pozo.

Cayó una zorra en un profundo pozo, viéndose obligada a quedar adentro por no poder alcanzar la orilla.

Llegó más tarde al mismo pozo un chivo sediento, y viendo a la zorra le preguntó si el agua era buena. Ella, ocultando su verdadero problema, se deshizo en elogios para el agua, afirmando que era excelente, e invitó al chivo a descender y probarla donde ella estaba.

Sin más pensarlo saltó el chivo al pozo, y después de saciar su sed, le preguntó a la zorra cómo harían para salir de allí.

Dijo entonces la zorra:

—Hay un modo, que sin duda es nuestra mutua salvación. Apoya tus patas delanteras contra la pared y alza bien arriba tus cuernos; luego yo subiré por tu cuerpo y una vez afuera, tiraré de ti.

Le creyó el chivo y así lo hizo con buen gusto, y la zorra trepando hábilmente por la espalda y los cuernos de su compañero, alcanzó a salir del pozo, alejándose de la orilla al instante, sin cumplir con lo prometido.

Cuando el chivo le reclamó la violación de su convenio, se volvió la zorra y le dijo:

—¡Oye socio, si tuvieras tanta inteligencia como pelos en tu barba, no hubieras bajado sin pensar antes en cómo salir después!.

Antes de comprometerte en algo, piensa primero si podrías salir de aquello, sin tomar en cuenta lo que te ofrezcan tus vecinos.

19 - La zorra con el rabo cortado.

Una zorra a la cual un cepo le había cortado la cola, estaba tan avergonzada, que consideraba su vida horrorosa y humillante, por lo cual decidió que la solución sería aconsejar a las demás hermanas cortarse también la cola, para así disimular con la igualdad general, su defecto personal.

Reunió entonces a todas sus compañeras, diciéndoles que la cola no sólo era un feo agregado, sino además una carga sin razón.

Pero una de ellas tomó la palabra y dijo:

—Oye hermana, si no fuera por tu conveniencia de ahora, ¿nos darías en realidad este consejo?

Cuídate de los que dan consejo en busca de su propio beneficio, y no por hacer realmente un bien.

20 - La zorra que nunca había visto un león.

Había una zorra que nunca había visto un león.

La puso el destino un día delante de la real fiera. Y como era la primera vez que le veía, sintió un miedo espantoso y se alejó tan rápido como pudo.

Al encontrar al león por segunda vez, aún sintió miedo, pero menos que antes, y lo observó con calma por un rato.

En fin, al verlo por tercera vez, se envalentonó lo suficiente hasta llegar a acercarse a él para entablar conversación.

En la medida que vayas conociendo algo, así le irás perdiendo el temor.

Pero mantén siempre la distancia y prudencia adecuada.

21 - La zorra y la careta vacía.

Entró un día una zorra en la casa de un actor, y después de revisar sus utensilios, encontró entre muchas otras cosas una máscara artísticamente trabajada.

La tomó entre sus patas, la observó y se dijo:

—¡ Hermosa cabeza! Pero qué lástima que no tiene sesos.

No te llenes de apariencias vacías.

Llénate mejor siempre de buen juicio.

22 - La zorra y el hombre labrador.

Había un hombre que odiaba a una zorra porque le ocasionaba algunos daños ocasionalmente.

Pero un dios llevó a la zorra a los campos que cultivaba aquel hombre.

Después de mucho intentarlo, pudo al fin cogerla, y buscando vengarse de ella, le ató a la cola una mecha empapada en aceite y le prendió fuego.

Era la época en que ya se estaba listo para la recolección del producto y el labrador siguiendo a la raposa, contempló llorando, cómo al pasar ella por sus campos, se quemaba toda su producción.

Procura ser comprensivo e indulgente, pues siempre sucede que el mal que generamos, tarde o temprano se regresa en contra nuestra.

23 - La zorra y el cangrejo de mar.

Queriendo mantener su vida solitaria, pero un poco diferente a la ya acostumbrada, salió un cangrejo del mar y se fue a vivir a la playa.

Lo vio una zorra hambrienta, y como no encontraba nada mejor para comer, corrió hacia él y lo capturó.

Entonces el cangrejo, ya listo para ser devorado exclamó:

—¡Merezco todo esto, porque siendo yo animal del mar, he querido comportarme como si fuera de la tierra!

Si intentas entrar a terrenos desconocidos, toma primero las precauciones debidas, no vayas a ser derrotado por lo que no conoces.

24 - La zorra y el cuervo hambriento.

Un flaco y hambriento cuervo se posó en una higuera, y viendo que los higos aún estaban verdes, se quedó en el sitio a esperar a que maduraran.

Vio una zorra al hambriento cuervo eternizado en la higuera, y le preguntó qué hacía. Una vez que lo supo, le dijo:

—Haces muy mal perdiendo el tiempo confiado a una lejana esperanza; la esperanza se llena de bellas ilusiones, mas no de comida.

Si tienes una necesidad inmediata, de nada te servirá pensar satisfacerla con cosas inalcanzables.

25 - La zorra y el cuervo gritón.

Un cuervo robó a unos pastores un pedazo de carne y se retiró a un árbol.

Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de aquella carne empezó a halagar al cuervo, elogiando sus elegantes proporciones y su gran belleza, agregando además que no había encontrado a nadie mejor dotado que él para ser el rey de las aves, pero que lo afectaba el hecho de que no tuviera voz.

El cuervo, para demostrarle a la zorra que no le faltaba la voz, soltó la carne para lanzar con orgullo fuertes gritos.

La zorra, sin perder tiempo, rápidamente cogió la carne y le dijo:

—Amigo cuervo, si además de vanidad tuvieras entendimiento, nada más te faltaría realmente para ser el rey de las aves.

Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes.

26 - Las zorras, las águilas y las liebres.

Cierto día las águilas se declararon en guerra contra las liebres.

Fueron entonces éstas a pedirle ayuda a las zorras. Pero ellas les contestaron:

—Las hubiéramos ayudado si no supiéramos quienes son ustedes y si tampoco supiéramos contra quienes luchan.

Antes de decidir unirte a una campaña, mide primero la capacidad de los posibles adversarios.

27 - La zorra y la liebre.

Dijo un día una liebre a una zorra:

—¿Podrías decirme si realmente es cierto que tienes muchas ganancias, y por qué te llaman la "ganadora"?

—Si quieres saberlo —contestó la zorra—, te invito a cenar conmigo.

Aceptó la liebre y la siguió; pero al llegar a casa de doña zorra vio que no había más cena que la misma liebre. Entonces dijo la liebre:

—¡Al fin comprendo para mi desgracia de donde viene tu nombre: no es de tus trabajos, sino de tus engaños!

Nunca le pidas lecciones a los tramposos, pues tú mismo serás el tema de la lección.

28 - La zorra y la leona.

Reprochaba una zorra a una leona el hecho de que siempre sólo pariese a un pequeñuelo. Y le contestó la leona:

—Sí, uno solo, tienes razón, ¡pero un señor león!

No midas el valor de las cosas por su cantidad, sino por su virtud.

29 - La zorra y el león anciano.

Un anciano león, incapaz ya de obtener por su propia fuerza la comida, decidió hacerlo usando la astucia. Para ello se dirigió a una cueva y se tendió en el suelo, gimiendo y fingiendo que estaba enfermo. De este modo, cuando los otros animales pasaban para visitarle, los atrapaba inmediatamente para su comida.

Habían llegado y perecido ya bastantes animales, cuando la zorra, adivinando cuál era su ardid, se presentó también, y deteniéndose a prudente distancia de la caverna, preguntó al león cómo le iba con su salud.

—Mal— contesto el león, invitándole amablemente a entrar.

—Claro que hubiera entrado —le dijo la zorra— si no viera que todas las huellas entran, pero no hay ninguna que llegara a salir.

Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y así evitarás que te dañe.

30 - La zorra, el oso y el león.

Habiendo encontrado un león y un oso al mismo tiempo a un cervatillo, se retaron en combate a ver cual de los dos se quedaba con la presa.

Una zorra que por allí pasaba, viéndolos extenuados por la lucha y con el cervatillo al medio, se apoderó de éste y corrió pasando tranquilamente entre ellos.

Y tanto el oso como el león, agotados y sin fuerzas para levantarse, murmuraron:

—¡Desdichados nosotros! ¡Tanto esfuerzo y tanta lucha hicimos para que todo quedara para la zorra!

Por empeñarnos en no querer compartir, podemos perderlo todo.

31 - Las ranas y el pantano seco.

Vivían dos ranas en un bello pantano, pero llegó el verano y se secó, por lo cual lo abandonaron para buscar otro con agua. Hallaron en su camino un profundo pozo repleto de agua, y al verlo, dijo una rana a la otra:

—Amiga, bajemos las dos a este pozo.

—Pero, y si también se secara el agua de este pozo, —repuso la compañera—, ¿cómo crees que subiremos entonces?

Al tratar de emprender una acción, analiza primero las consecuencias de ella.

32 - La rana del pantano y la rana del camino.

Vivía una rana felizmente en un pantano profundo, alejado del camino, mientras su vecina vivía muy orgullosa en una charca al centro del camino.

La del pantano le insistía a su amiga que se fuera a vivir al lado de ella, alejada del camino; que allí estaría mejor y más segura.

Pero no se dejó convencer, diciendo que le era muy difícil abandonar una morada donde ya estaba establecida y satisfecha.

Y sucedió que un día pasó por el camino, sobre la charca, un carretón, y aplastó a la pobre rana que no quiso aceptar el mudarse.

Si tienes la oportunidad de mejorar tu posición, no la rechaces.

33 - Las ranas pidiendo rey.

Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey.

Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca.

Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso.

Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo.

Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión.

A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.

34 - La rana que decía ser médico y la zorra.

Gritaba un día una rana desde su pantano a los demás animales:

—¡Soy médico y conozco muy bien todos los remedios para todos los males!

La oyó una zorra y le reclamó:

—¿Cómo te atreves a anunciar ayudar a los demás, cuando tú misma cojeas y no te sabes curar?

Nunca proclames ser lo que no puedes demostrar con el ejemplo.

35 - La rana gritona y el león.

Oyó una vez un león el croar de una rana, y se volvió hacia donde venía el sonido, pensando que era de algún animal muy importante.

Esperó y observó con atención un tiempo, y cuando vio a la rana que salía del pantano, se le acercó y la aplastó diciendo:

—¡Tú, tan pequeña y lanzando esos tremendos gritos!

Quien mucho habla, poco es lo que dice.

36 - El león y el boyero.

Un boyero que apacentaba un hato de bueyes perdió un ternero. Lo buscó, recorriendo los alrededores sin encontrarlo. Entonces prometió a Zeus sacrificarle un cabrito si descrubría quien se lo había robado.

Entró de inmediato al bosque y vio a un león comiéndose al ternero.

Levantó aterrado las manos al cielo gritando:

—¡Oh grandioso Zeus, antes te prometí inmolarte un cabrito si encontraba al ladrón; pero ahora te prometo sacrificar un toro si consigo no caer en las garras del ladrón!

Cuando busques una solución, ten presente que al encontrarla, ésta a su vez puede convertirse en el siguiente problema.

37 - El león y los tres bueyes.

Pastaban juntos siempre tres bueyes.

Un león quería devorarlos, pero el estar juntos los tres bueyes le impedía hacerlo, pues el luchar contra los tres a la vez lo ponía en desventaja.

Entonces con astucia recurrió a enojarlos entre sí con pérfidas patrañas, separándolos a unos de los otros.

Y así, al no estar ya unidos, los devoró tranquilamente, uno a uno.

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