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Authors: Brian Selznick

Tags: #Infantil y Juvenil

La invención de Hugo Cabret (24 page)

El señor Tabard se interrumpió para carraspear y luego prosiguió.

—Georges Méliès era mi héroe de infancia, y me satisface enormemente que hayamos podido descubrirlo de nuevo. Y ahora, acomódense en sus butacas y dispónganse a soñar. Porque, damas y caballeros, tengo el honor de presentarles el universo de Georges Méliès.

Se oyó una oleada de vítores y aplausos.

Las luces se apagaron, el telón se abrió y la orquesta comenzó a tocar. Una tras otra, las películas que retrataban el universo de Méliès se reflejaron en la pantalla por primera vez en más de una década.

La última película que se proyectó fue
El viaje a la luna
.

Cuando terminó, Hugo miró a Isabelle. En las mejillas de su amiga relucían dos finos regueros de lágrimas.

Las luces de la sala se encendieron y el presentador de la ceremonia pidió a Georges Méliès que subiera al escenario para hacerle entrega de una corona de laurel dorado. Méliès se acercó al estrado y se dirigió al público en un tono profundo y lleno de emoción:

—Estoy mirando a todos los que han querido acompañarnos en esta velada, y quisiera decirles que no veo un auditorio lleno de parisinos ataviados con sombreros de copa, joyas y vestidos de seda. No veo banqueros, amas de casa o dependientes. No. Hoy me dirijo a ustedes viéndolos como lo que realmente son: sirenas, viajeros, aventureros y magos. Ustedes son los verdaderos soñadores.

Cuando la ceremonia tocó a su fin, la familia Méliès y todos sus amigos se reunieron en un restaurante cercano para celebrar una pequeña fiesta. Isabelle se pasó la noche haciendo fotos y, después de la cena, Hugo se sentó tras una mesa y empezó a hacer trucos de magia.

Pronto, los demás comensales hicieron corro a su alrededor.

Georges Méliès se acercó a Hugo y le posó una mano en el hombro.

—Quiero que todos ustedes recuerden este momento —anunció, dirigiéndose a los espectadores congregados en torno al niño—. Si no me equivoco, esta es la primera representación en público que ofrece el profesor Alcofrisbas.

Hugo levantó la vista, confundido.

—¿Quién es el profesor Alcofrisbas? —preguntó.

—¡Tú, hijo! El profesor Alcofrisbas es un personaje que aparece en muchas de mis películas. A veces es un explorador, otras un alquimista capaz de convertir cualquier objeto en oro… Pero, sobre todo, es un mago. Un mago que acaba de aparecer en el mundo real ahora mismo, en este restaurante.

En aquel preciso instante, Hugo sintió que todos los engranajes del mundo se colocaban en su sitio. En algún lugar, un reloj tocó las doce, y las piezas que componían el futuro de Hugo encajaron suavemente.

12

Cuerda para rato

A
VECES
,
EL TIEMPO CAMBIA LAS COSAS
como por arte de magia.

En un abrir y cerrar de ojos aparecen bebés en sus cochecitos, desaparecen ataúdes en sus fosas, se ganan y pierden guerras y los niños se metamorfosean como mariposas y reaparecen convertidos en adultos.

Eso fue lo que me ocurrió a mí.

Había una vez un niño llamado Hugo Cabret que era yo. Ese niño creía ciega y desesperadamente que un autómata estropeado iba a salvarle la vida. Ahora que he salido de mi crisálida convertido en el profesor Acofrisbas, puedo volver la vista atrás y comprobar que estaba en lo cierto. El autómata que descubrió mi padre acabó por salvarme la vida.

Y ahora he construido un autómata nuevo.

He pasado innumerables horas diseñándolo. He tallado cada uno de sus engranajes, he troquelado todas sus ruedas dentadas y he dado forma con mis propias manos hasta a los detalles más nimios de su maquinaria.

Si se le da cuerda, hace algo que no creo que pueda hacer ningún otro autómata del mundo. Mi autómata es capaz de contar la increíble historia de Georges Méliès, su mujer y su ahijada, y el triste relato de un amable relojero cuyo hijo llegó a convertirse en mago.

La compleja maquinaria que está alojada en el interior de mi autómata es capaz de reproducir ciento cincuenta y ocho dibujos diferentes, y puede escribir letra por letra un libro entero compuesto de veintiocho mil ochocientas ochenta y nueve palabras.

Unas palabras que estáis acabando de leer en este preciso momento.

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