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Authors: Bruce Sterling

Tags: #policiaco, #Histórico

La caza de Hackers. Ley y desorden en la frontera electrónica (51 page)

BOOK: La caza de Hackers. Ley y desorden en la frontera electrónica
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—Se detiene. —Así, que la dirección en la que debe evolucionar la tecnología, es hacia unidades más estandarizadas, con las que una persona, no técnica, se sienta confortable. Es el mismo movimiento que se produjo desde los miniordenadores a los PC. Puedo ver un futuro en el que cualquier persona pueda tener un nodo en la Red. Cualquiera podrá ser un editor. Es mejor que los medios de comunicación que tenemos hoy. Es posible, nosotros estamos trabajando activamente en ello.

Kapor se encuentra ahora en su elemento, fluido y totalmente al mando.

—Dígale a un
hacker
, que todo el mundo debería tener un nodo en Internet, —dice— y lo primero que contestará es que el IP
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no es escalable.

IP es el protocolo de comunicación de Internet. Tal y como lo conocemos ahora, el
software
de IP simplemente no es capaz de una expansión indefinida, se saturaría.

—La respuesta, —dice Kapor— ¡es evolucionar el protocolo! ¡póngase a los expertos a trabajar en ello y que resuelvan lo que hay que hacer! ¿añadimos ID? ¿añadimos un nuevo protocolo? No nos limitemos a hablar. ¡Podemos hacerlo!

Poner juntos a los expertos en una materia, a resolver un problema, es algo que se le da especialmente bien a Kapor. Debemos tener en cuenta que la gente en Internet, disfruta de pertenecer a una cierta
élite
tecnológica y no parecen especialmente interesados en democratizar la Red.

Enfatizamos que los
telecos
, son también una red electrónica y parece que quieren conservar su conocimiento técnico entre ellos.

Kapor replica que los
telecos
e Internet son dos cosas completamente diferentes.


«Internet es un sistema abierto, todo se publica, se discute sobre cualquier cosa, por prácticamente cualquiera que pueda acceder. Es exclusiva y elitista, principalmente porque es muy complicada de emplear. Hagamos más sencillo usar la Red.»

Por otro lado, se permiten con un cambio de énfasis, los llamados elitistas y tienen su parte de razón también.


«Antes de que la gente entre en la red, los novatos, los que quieren hacer sugerencias y criticar la Red por estar “completamente arruinada”»... «Deberían al menos tomarse el tiempo necesario, para entender la cultura de Internet en sus propios términos. Tiene su propia historia, muestren cierto respeto por ella. En estos aspectos soy conservador.»

Internet es para Kapor el paradigma de las telecomunicaciones en el futuro. Internet es descentralizada, no jerárquica, casi anárquica. No hay jefes, cadena de mando, ni datos secretos. Si cada nodo obedece los estándares generales establecidos, simplemente no es necesario que exista una autoridad central de la red.

—¿No representa eso el final de ATT como institución?, —pregunto.

Esta posibilidad no perturba a Kapor ni por un momento.

—Su principal ventaja ahora, es que ya lo tienen todo cableado. Pero están ocurriendo dos cosas. Cualquiera con un derecho de paso está instalando fibra óptica —ferrocarriles Southern Pacific y gente por el estilo— hay un montón de
fibra oscura
instalada. —
Fibra oscura
, es el cable de fibra óptica, cuya enorme capacidad excede la demanda actual y por lo tanto no transporta impulsos de luz, está todavía
oscura
esperando para un uso futuro.

—La otra cosa que está ocurriendo es que los circuitos locales, están pasando a transmisiones inalámbricas. Todos desde Bellcore a las compañías de televisión por cable y ATT, quieren colocar esas cosas llamadas
sistemas de comunicación personal
. De esta forma resulta que hay competencia local —puede haber una variedad de personas, un grupo de barrios colocando aparatos en los postes y otro grupo de gente instalando fibra oscura. ¿Qué ocurre entonces con las compañías telefónicas? Que se encuentran sometidas a enorme presión desde ambos lados.

—Cuanto más lo pienso, más creo que en un mundo post-industrial y digital; la idea de monopolios normalizados es mala. En el futuro la gente mirará atrás y pensará que en los siglos XIX y XX, la idea de compañías suministradoras públicas, era un compromiso aceptable. Era necesario un trazado subterráneo de cables, con lo cual, otra solución era económicamente muy ineficiente. Esto también suponía que una entidad controlase esa infraestructura. Pero ahora, hay partes de la infraestructura de comunicaciones, que tienden hacia tecnologías inalámbricas —las conexiones se harán mediante interfaces de alta tecnología, no mediante cables. En todo caso, al final seguirá habiendo cables, pero serán meras mercancías—. Con la fibra y las tecnologías inalámbricas, ya no necesitas compañías públicas suministradoras del servicio.

—¿Y en cuanto a los suministros de gas, agua ...?

—Por supuesto continuaremos necesitándolos, —asiente.

—¿Pero cuando lo que transportas es información, no substancias físicas, entonces puedes jugar con unas reglas diferentes?

—¡Estamos desarrollando esas reglas ahora! Esperemos que se pueda contar con un sistema, mucho más descentralizado y en el que haya mayor competencia en el mercado. El papel del gobierno será el de controlar que nadie haga trampas, velar por el proverbial campo de juego uniforme. Una política que evite los monopolios y que debe dar lugar a un mejor servicio, a precios más bajos, más opciones y mayor poder a nivel local. Creo firmemente en el poder a nivel
local
. —Sonríe.

Kapor es un hombre con
visión
. Es una novedosa visión que él, junto con sus aliados, estén diseñando con considerable detalle y gran energía. Teniendo en cuenta el oscuro, cínico y morboso
cyberpunk
que soy, no puedo evitar considerar algunas de las oscuras consecuencias de una red descentralizada, no jerarquizada y con poder a nivel local.

He de señalar que algunos lumbreras, han sugerido que las redes electrónicas, faxes, teléfonos, pequeñas fotocopiadoras... han jugado un papel importante, en la disolución del poder centralizado del comunismo y en la caída del Pacto de Varsovia.

—El socialismo está totalmente desacreditado, —dice Kapor— la idea de que los faxes lo hicieron todo ellos solos, es prácticamente un mero deseo.

—¿Se le ha ocurrido pensar, que las redes electrónicas pudieran corroer la infraestructura industrial y política de América, hasta el punto de hacerlas insostenibles e inútiles, y que el antiguo orden se derrumbe de bruces, como ha ocurrido en la Europa del Este?

—No, —dice Kapor secamente— pienso que es extraordinariamente poco probable. En parte porque hace diez o quince años, tuve las mismas esperanzas, acerca de los ordenadores personales, que no se han cumplido en absoluto. —Sonríe irónicamente con los ojos entreabiertos—. Soy contrario a las
tecno-utopías
. Cada vez que me encuentro con una, o corro en dirección contraria o trato de acabar con ella.

Entonces caí en la cuenta, de que
Mitch
Kapor no busca un mundo más seguro para la democracia; y seguro que no lo busca para los anarquistas o utópicos —y menos aún, para los que acceden ilegalmente a los ordenadores ajenos o los artistas del timo electrónico—. Lo que realmente desea es un mundo más seguro, para los futuros
Mitch
Kapor. Ese mundo de nodos descentralizados de pequeña escala, pero con acceso instantáneo y a lo mejor más brillante, será un entorno perfecto para un capitalismo mal dirigido, que ha hecho de
Mitch
Kapor lo que es hoy.

Kapor es un hombre muy brillante, posee una rara combinación de intenso visionario y fuerte practicidad.

La dirección de la EFF está compuesta por: John Barlow, Jerry Berman de la ACLU
67
, Stewart Brand, John Gilmore, Steve Wozniak y Esther Dyson, decana de los empresarios en el campo de los ordenadores. Todos ellos comparten sus dotes, su visión y su formidable talento en cuanto a redes. Es gente de los años 60 apartada por las propias turbulencias de la época, pero recompensada con riqueza e influencia. Son de lo mejor y más brillante que la comunidad electrónica puede ofrecer. Pero ¿Pueden realmente conseguirlo o solamente están soñando? ¡Son tan pocos y tienen tanto en su contra!

Dejo a Kapor y sus empleados, luchando alegres, con las prometedoras intimidades de su recién instalado sistema operativo Macintosh 7.

El día siguiente es sábado, la EFF está cerrada. Me dedico a visitar varios puntos de interés en la ciudad.

Uno de ellos es el lugar de nacimiento del teléfono. Está marcado por una placa de bronce en un pedestal de granito, moteado en blanco y negro. Se encuentra en la plaza del edificio federal John F. Kennedy, el mismo lugar en el que una vez Kapor fue fichado por el FBI.

La placa tiene un bajorrelieve del teléfono original de Bell y se lee:

«Lugar de nacimiento del teléfono. En este lugar, el 2 de junio de 1875, Alexander Graham Bell y Thomas A. Watson transmitieron sonido a través de cables. Este exitoso experimento, se realizó en un desván de la quinta planta de lo que era el 109 de Court Street y significó el principio del servicio de telefonía a lo largo del mundo.»

El 109 de Court Street hace tiempo que ha desaparecido. A la vista, desde la placa conmemorativa de Bell, cruzando la calle, se encuentran unas de las oficinas centrales de la NYNEX, la Bell RBOC local, en el 6 de Bowdoing Square.

Cruzo la calle y doy la vuelta al edificio de telecomunicaciones despacio, con las manos en los bolsillos. Es un día luminoso, un día de otoño típico de Nueva Inglaterra. Las oficinas centrales son un bonito megalito de los años 40, en estilo Art Decò tardío, de ocho plantas.

Aparcado fuera, hay un generador móvil, autónomo. Este generador me llama la atención como algo anómalo. ¿No tienen su propio generador autónomo, dentro de ese monstruo de ocho plantas? Después sospecho que NYNEX ha tenido noticias del corte de electricidad que sufrió el 17 de septiembre ATT y que hizo caer el servicio en Nueva York. —El generador móvil, es como una segunda red de seguridad, cinturón y tirantes, muy tecnocrático.

Sobre las puertas de cristal, hay un bonito bajorrelieve estilo Art Decò, con vides, girasoles y pájaros, rodeando el logo de Bell y la inscripción:

COMPAÑÍA TELEFÓNICA Y TELEGRÁFICA
DE NUEVA INGLATERRA

—Una entidad que ya no existe.

Las puertas están bien cerradas. Echo un vistazo a través del cristal y veo dentro un anuncio oficial que dice:

«Compañía Telefónica de Nueva Inglaterra una compañía NYNEX.

ATENCIÓN:
Todas las personas dentro del edificio de la Compañía Telefónica de Nueva Inglaterra, están obligadas a llevar sus identificaciones en lugar visible (CCP sección 2, página 1).
Los visitantes, vendedores, contratistas y demás, están obligados a llevar de forma visible un pase diario.
Gracias. Kevin C. Stanton, Coordinador de seguridad del edificio.»

Fuera, doblando la esquina, hay una puerta con apertura
anti-pánico
, otra puerta de entregas, cerrada. Alguien ha hecho una pintada con spray sobre ella, con una única palabra en cursiva:

Furia

Mi libro “The Hacker Crackdown” está ahora casi terminado. He reservado deliberadamente lo mejor para el final.

En febrero de 1991, asistí a la
Mesa Redonda para la Política Pública
de la CPSR, en Washington, D.C. La CPSR
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, fue una organización hermana de la EFF, o quizás su tía, por ser igual de antigua y quizás igual de sabia, por los caminos del mundo de la política.

La CPSR comenzó en 1981 en Palo Alto, como un informal foro de discusión, de científicos y técnicos en ordenadores de California, unidos nada más que por una lista de correo electrónico. Esta típica ad-hocracia de alta tecnología, recibió la dignidad de su propio acrónimo en 1982, y fue formalmente incorporado en 1983.

La CPSR ejerció presión sobre el gobierno y el público por igual, con un gran esfuerzo educativo, advirtiendo severamente contra una confianza estúpida e insensata en los complejos sistemas de ordenadores. La CPSR insistió en que unos meros ordenadores, nunca deberían ser considerados una panacéa mágica para los problemas éticos o políticos de la sociedad humana. Los miembros de la CPSR estuvieron especialmente preocupados acerca de la estabilidad, seguridad, y fiabilidad de los sistemas de ordenadores militares, y muy especialmente preocupados por esos sistemas que controlan los arsenales nucleares. La CPSR fue más conocida por sus persistentes y bien divulgados ataques, a la credibilidad científica de la Iniciativa de Defensa Estratégica —
Guerra de las Galaxias
.

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