Es fácil dejar de fumar, si sabes cómo (16 page)

Que la ansiedad que sientes se deba a la retirada de la nicotina en sí (esa sensación de vacío) o al mecanismo disparador, acéptala. No hay ningún dolor físico, y con la actitud mental correcta, no tendrás ningún problema. No te preocupes por la retirada de la nicotina. La sensación en sí no es tan mala; es sólo cuando asocias esa sensación con el pensamiento «me apetece un cigarrillo, pero no puedo», sintiéndote privado, cuando vuelve el problema.

En lugar de deprimirte, piensa: «Sé lo que es, es mi cuerpo ansiando la nicotina.» Lo padecen los fumadores durante toda su vida, y es lo que les hace seguir fumando. Los no fumadores no padecen esa ansiedad. Es uno de los muchos males de esta droga asquerosa. Piensa: «¡No es maravilloso estar eliminando ese veneno de mi cuerpo!»

En otras palabras: durante las próximas tres semanas sentirás unas molestias mínimas, provocadas por el proceso de desintoxicación de la nicotina; pero durante ese tiempo, y durante el resto de tu vida, ocurrirá algo maravilloso: estarás deshaciéndote de una terrible enfermedad. Piensa en estos beneficios. Así vencerás estas molestias, e incluso podrás llegar a disfrutar de esa sensación, convirtiéndola en momentos de placer.

Considera todo el proceso como un juego apasionante. Imagina el «monstruo» de la nicotina como si fuera una tenia que tienes dentro de tu cuerpo. Tienes que privarle de su comida durante tres semanas para que muera, y él va a usar mil trucos para que enciendas un cigarrillo y asegurarse su supervivencia.

A veces intentará deprimirte, te pillará con tus defensas debilitadas. Puede que alguien te ofrezca un cigarrillo, y tal vez olvides que has dejado de fumar. Cuando te acuerdes habrá un momento en que sientas que te falta algo. Prepárate de antemano para estas trampas. Sea cual sea la tentación, ten siempre presente que no es más que el «monstruito» haciendo de las suyas, y que cada vez que te resistas le darás otro golpe mortal.

Hagas lo que hagas, no intentes dejar de pensar en el tabaco. Eso es lo que hace que se depriman tanto los fumadores que utilizan el Método de la Fuerza de Voluntad. Intentan aguantar cada día, con la esperanza de olvidarlo al final.

Es un poco como el insomnio. Cuanto más te preocupes por ello, más difícil te resulta dormir.

De todas formas, no vas a poder olvidarlo. Durante los primeros días el «monstruito» no dejará de recordártelo, y no lo podrás evitar. Mientras haya fumadores a tu alrededor te lo recordarán constantemente, lo mismo que la propaganda masiva de las multinacionales tabacaleras.

No es necesario intentar olvidarlo. No te va a ocurrir nada malo, sino todo lo contrario: ¡está ocurriendo algo maravilloso! Aunque pienses en el tabaco mil veces al día, SABOREA CADA MOMENTO, COMENTA CONTIGO MISMO LO MARAVILLOSO QUE ES SER LIBRE, ACUÉRDATE DE LA ALEGRÍA TREMENDA DE NO TENER QUE ASFIXIARTE TODO EL DÍA NUNCA MÁS.

Como ya he dicho, las ansias que sentirás llegarán a ser momentos de placer, y te asombrarás cuando veas lo fácil que es olvidarlo después.

Sea como sea, NUNCA DUDES DE TU DECISION. Si comienzas a dudar, empezarás a añorar la ilusión, yendo a peor. En vez de esto, utiliza ese mismo momento como oportunidad para reforzar tu decisión. Si tienes un momento de depresión, recuerda que eso te lo ocasionó el tabaco. Si un amigo te ofrece un cigarrillo, dile con orgullo: «Afortunadamente ya no lo necesito.» Quizás se sienta mal, pero si él ve que es cierto que ya no los necesitas, pensará seriamente en dejarlo él también. Le habrás hecho un favor.

Recuerda que tenías una serie de razones muy poderosas para dejar de fumar al principio. Recuerda los cientos de miles de pesetas que te costará el primer cigarrillo que fumes, y pregúntate si quieres volver a correr el riesgo de contraer una de esas terroríficas enfermedades. Sobre todo recuerda, la sensación pasará rápidamente y es un paso más hacia tu meta final.

Algunos fumadores temen pasar el resto de la vida en una lucha contra los dispositivos psicológicos. En otras palabras, piensan que siempre tendrán que utilizar trucos psicológicos para autoconvencerse de que no quieren fumar. No es así. Acuérdate de que el optimista ve la botella medio llena, mientras que el pesimista la ve medio vacía. En el caso del fumar, la realidad es que la botella está completamente vacía, pero el fumador la ve llena. A quien se le ha lavado el cerebro es al fumador. Si empiezas a convencerte de que no te hace falta fumar, en poco tiempo podrás dejar de repetírtelo. Porque la auténtica verdad es esa: no te hace falta fumar. El tabaco no hace nada por ti. Lo último que tienes que hacer en esta vida es fumar. Procura QUE NO SEA LO ÚLTIMO QUE HAGAS.

34. Sólo una calada

Aquí es donde fracasan muchos fumadores que intentan dejarlo con el Método de la Fuerza de Voluntad. Aguantan tres o cuatro días, y luego fuman un cigarrillo ocasional o se toman unas cuantas caladas para «ayudarse». No se dan cuenta del efecto devastador que esto tiene en su moral.

Para la mayoría de los fumadores esa primera calada no sabe bien, y eso les alegra. Piensan: «Qué bien, no me ha gustado, ya estoy perdiendo las ganas de fumar.»

Lo que ocurre es todo lo contrario. Grábatelo en tu mente: NUNCA DISFRUTABAS DE LOS CIGARRILLOS. El disfrute no fue la razón por la que fumabas. Si los fumadores fumasen por gusto, nadie fumaría un segundo cigarrillo después del primero.

La única razón por la que fumabas era para alimentar ese «monstruito». Piensa que lo has dejado sin comida; imagínate lo que le habrá gustado esa caladita que te has dado. Conscientemente no te das cuenta de ello, pero en el subconsciente se registrará la dosis que acaba de entrar en el cuerpo, y se derrumbarán todas tus prevenciones anteriores. Ya habrá una vocecita en la oscuridad de tu mente, diciendo: «A pesar de todos los argumentos lógicos, no hay nada como un pitillo. Quiero otro.» Esa caladita tiene dos efectos nefastos:

  1. Mantiene vivo el «monstruito» en tu cuerpo.
  2. Lo que es peor, alimenta al «gran monstruo» que tienes en la mente. La primera caladita te llevará con facilidad a la segunda.

RECUERDA: CON UN «SOLO CIGARRILLO» ES COMO SE ENGANCHA LA GENTE AL PRINCIPIO.

35. ¿Será más difícil para mí que para otros?

Hay un número infinito de factores combinados que afectan a cada individuo y que influyen en el grado de dificultad que encuentra cada uno. Todos tenemos nuestro propio carácter, nuestro tipo de trabajo, nuestra situación en la vida, nuestro momento ideal, etc.

En algunas profesiones es más difícil que en otras, pero a condición de que se elimine el lavado de cerebro, no tiene por qué ser así. Nos ayudará si consideramos algunos ejemplos.

Dejar de fumar tiende a ser especialmente difícil para los médicos. Pensamos que les debería resultar más fácil, ya que son más conscientes de los riesgos para la salud, y todos los días tienen la evidencia delante de sus ojos. Tienen, por tanto, más motivos que nadie para dejar de fumar, pero eso no se lo hace más fácil, por varias razones:

  1. El mero hecho de ver constantemente los efectos del tabaco en la salud produce miedo. Uno de los momentos en los que fumamos es cuando sentimos miedo.
  2. El trabajo de un médico es de los que más estrés producen, y normalmente le está prohibido aliviar el estrés adicional del
    mono
    mientras trabaja.
  3. A todo esto se le añade otro estrés: la sensación de culpabilidad. El médico se da cuenta de que él debería ser un ejemplo para el resto de la población. Esto aumenta la tensión en su mente, y le hace sentir aún más la privación del tabaco.

Durante sus merecidos descansos, al desaparecer momentáneamente el estrés del trabajo, el cigarrillo cobra un valor enorme, cuando por fin puede aliviar el
mono
. Es otro tipo de fumador ocasional, como todos los que están obligados a no fumar durante varias horas. El fumador que utiliza el Método de la Fuerza de Voluntad se deprime porque cree perderse algo. No disfruta del descanso ni de su café. Por tanto, la sensación de privación que tiene aumenta, y por la asociación de ideas cree que la ocasión sólo es agradable si fuma. Sin embargo, si logra quitarse el lavado de cerebro y deja de deprimirse por no tener un cigarrillo, el descanso y el café pueden seguir resultando agradables, aun mientras dura la adicción física a la nicotina.

Otra situación difícil se presenta cuando el trabajo es aburrido, especialmente si se combina con algún tipo de estrés. Los ejemplos típicos son los camioneros y las amas de casa, sobre todo si estas tienen niños pequeños. El trabajo supone bastante estrés, pero al mismo tiempo es en gran parte monótono. Cuando intenta dejar de fumar por el Método de la Fuerza de Voluntad, el ama de casa tiene largas horas vacías para sentirse privada por lo que ha «sacrificado». Por tanto, se siente más deprimida.

Aquí también se puede reducir mucho la dificultad con la actitud mental correcta. No te preocupes si estás constantemente acordándote de que has dejado de fumar. Utiliza estos momentos para alegrarte destruyendo al «monstruito» malvado. Si tienes una actitud mental correcta, se pueden convertir en momentos de placer.

Acuérdate: cualquier fumador, no importa su edad, sexo, nivel de inteligencia o profesión, puede encontrar fácil y agradable dejar de fumar a condición de que SIGA TODAS LAS INSTRUCCIONES.

36. Las razones principales del fracaso

Hay dos razones que destacan: la primera es la influencia de los demás fumadores. En cualquier momento de debilidad tuya, o durante una fiesta cualquiera, alguien encenderá un cigarrillo. Ya he hablado de este peligro con bastante detalle. Aprovecha ese momento para repetirte que no existe eso de «un solo cigarrillo». Alegrate de romper la cadena. Recuerda que el fumador te envidia a ti; siente compasión por él. Él necesita tu compasión, créeme.

La segunda razón principal es tener un mal día. Date cuenta con toda claridad antes de dejarlo que siempre hay días malos y días buenos, seas fumador o no. Todo es relativo en esta vida, y no se pueden tener momentos buenos sin tener los malos de vez en cuando.

El problema para dejarlo con el Método de la Fuerza de Voluntad es que en cuanto el ex fumador tenga un mal día, empezará a añorar sus cigarrillos. Y el día que empezó mal, acaba todavía peor. El no fumador está mejor preparado, tanto física como mentalmente, para afrontar los problemas y las tensiones de la vida.

Si tienes un mal día durante el período de la retirada de la nicotina, aguanta el golpe. Recuerda que también había días malos cuando fumabas (si no fuera así, no habrías decidido dejar de fumar), y en lugar de deprimirte, piensa algo así: «Bueno, hoy no es mi día, pero si me fumo un cigarrillo, no va a mejorar. Mañana ya será mejor, y al menos tengo todavía la gran satisfacción de haberme liberado del tabaco.»

Cuando eres fumador se cierra la mente ante los aspectos malos del fumar. Los fumadores nunca padecen la tos de fumador, sino que están permanentemente resfriados. Cuando tu coche se avería en medio de la nada, enciendes un cigarrillo, pero ¿estás feliz y de buen humor ahora? Por supuesto que no. Una vez dejas de fumar, la tendencia será echar la culpa de todo lo que te va mal en tu vida al hecho de haberlo dejado. Ahora cuando se averíe tu coche, piensa: «En momentos como estos hubiera encendido un cigarrillo.» Es la verdad, pero has olvidado que el cigarrillo no resolvía el problema, y simplemente te estás castigando al añorar una ayuda ilusoria. Estás creando una situación imposible. Te sientes desgraciado porque no puedes fumar el cigarrillo y te sentirás aún más desgraciado si lo fumas. Sabes que has tomado la decisión correcta al dejar de fumar, no te castigues a ti mismo y no pongas nunca en duda tu decisión.

RECUERDA: PASE LO QUE PASE, HAY QUE TENER SIEMPRE UNA ACTITUD MENTAL POSITIVA.

37. Los sustitutos

Los sustitutos incluyen el chicle, los caramelos, las pastillas de menta, los cigarrillos de hierbas y toda clase de píldoras. NO UTILICES NINGUNO. Te lo harán más difícil, en lugar de más fácil. Si sientes ganas de fumar y usas un sustituto, prolongarás la ansiedad y será más difícil resistir. Lo que estás diciendo en realidad es: «Tengo que fumar o encontrar otra cosa para llenar el vacío.» Sería como si te dejaras influir por las pataletas de un niño. Tendrás más ganas todavía de fumar, y la tortura durará más. De todas formas, los sustitutos no aliviarán las ganas. La ansiedad es por la nicotina, no por la comida. Lo único que conseguirás con los sustitutos será obsesionarte más con el tabaco. Recuerda:

  1. No existe sustituto de la nicotina.
  2. No necesitas la nicotina. No es un alimento, es un veneno. Cuando notes la ansiedad recuerda que sólo la padecen los fumadores; los no fumadores no la sufren. Considera la ansiedad como otro mal de la droga, cuyo significado ahora es la muerte del «monstruito».
  3. Recuerda que los cigarrillos crean el vacío, no lo llenan. Cuanto antes le enseñes a tu cerebro que no necesitas fumar ni hacer otra cosa en su lugar, antes serás libre.

En especial, evita los chicles de nicotina o cualquier otro producto que contenga nicotina. La teoría es que dejas de fumar, y, mientras rompes el hábito, mantienes nicotina en el cuerpo, por tanto, no padeces una ansiedad terrible por la retirada de la nicotina. En la práctica, te lo hace todo más difícil por la siguiente razón: fumamos para aliviar el
mono
que la nicotina crea. Pero el
mono
de la nicotina es tan benigno que en realidad no es necesario aliviarlo cuando dejas de fumar definitivamente. Dura poco, no duele, y cuando termina, ya se acabó para siempre el maldito hábito. El problema fundamental en el fumar, como ya he dicho muchas veces, es el lavado de cerebro. Los chicles de nicotina sólo prolongan la adicción química, lo cual a su vez prolonga la adicción psicológica.

Hay muchos ex fumadores que ahora son adictos a los chicles de nicotina. También hay muchos adictos a estos chicles que siguen fumando.

No te engañes pensando que el chicle sabe fatal. Recuerda que tu primer cigarrillo también supo fatal.

Todos los sustitutos tienen el mismo efecto que el chicle de nicotina. Hablo de: «No puedo fumar un cigarrillo, por tanto me tomo o bien chicle normal, caramelos, o caramelos de menta para llenar el vacío.» Aunque es difícil distinguir entre esta sensación de vacío por el deseo de un cigarrillo y el hambre por la comida, uno no satisface el otro. En realidad, el atiborrarte de chicles o caramelos de menta, te hará desear un cigarrillo incluso más.

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