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Authors: Carlos Martín Pérez

El arte de la ventaja (12 page)

BOOK: El arte de la ventaja
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Vuelve tu vista sin miedo y con franqueza hacia tu lado oscuro y medita cuáles son tus más bajas pasiones. Si sólo están en el plano del pensamiento, vigila que sigan ahí; y si las practicas, ya sabes a lo que te arriesgas. No las difundas y trata de ocultarlas. Contrólate a ti mismo hasta en tu casa; no hagas, ni aún en el lugar más secreto, nada de lo que puedas avergonzarte.

A veces, la mentira más eficaz es la verdad. Si estás en una situación muy vulnerable debes decirlo y aún exagéralo. Esta idea se basa en la propensión de la gente a desconfiar de lo que se reconoce abiertamente. Dirás qué cartas tienes, pero no las mostrarás; diciendo claramente tu jugada, todos desconfiarán.

Si no tienes ningún medio de defensa y lo revelas claramente al enemigo, es probable que sospeche lo contrario. Afirmarás no ser mas de lo que eres con la esperanza que los demás imaginen que eres mucho más poderoso. Aquí se trata del concepto de esperanza, y la esperanza se suele considerar una virtud. A partir de ahora debes desterrar esa idea de tu mente; si piensas en la esperanza estás apostando demasiado al azar o al destino y eso no es propio de personas virtuosas. Los grandes héroes no actuaban basados en la esperanza, tenían fe en si mismos, no en los golpes de suerte que el destino les enviara.

Pensar así es estancarse en una situación que generalmente empeorará. Los cambios debes buscarlos y aún provocarlos; nunca esperarlos, pues nunca llegarán como tu deseas.

Siempre que puedas emplea espías que adquieran información y personas que difundan falsas noticias, pues no existen situaciones en las que los espías no puedan ser empleados. Deja que el espía siembre la discordia en su propio campo. Manipula a los agentes enemigos para que sirvan a tus propios objetivos. Recluta personal enemigo, gente afín a tu causa, con familiares en tu campo. Compra fuentes de información: los candidatos a la captación suelen ser personas con algún resentimiento, gente con talento que ha sido dejada de lado, que han cometido errores y han sido castigadas, personas ambiciosas, inmorales y con afán de protagonismo. Envía a alguien de tu bando al campo enemigo para que traiga información. Infiltra falsa información mediante espías que no son imprescindibles. Compra o utiliza espías enemigos, ya sea por persuasión dinero, engaño, es la clave para manipular al enemigo. Dicen que el espía es la segunda profesión más vieja del mundo, todos somos espías pues el ser humano es curioso por naturaleza. Sé precavido contra el uso que con este arte que emplearán contra ti.

En ocasiones será rentable hacerte daño a ti mismo para ganarte la confianza de enemigo. La gente tiende a sentir simpatía por los que padecen calamidades. Eran muy corrientes en la historia antigua las auto-mutilaciones de generales que luego se pasaban al enemigo haciéndole creer que odiaban a su anterior señor. Una vez que ganaban la confianza de éste, lo asesinaban o desertaban con las fuerzas que el enemigo les confiaba. Usa el papel de víctima cuando la ocasión lo requiera, la moral imperante no considera correcto el cebarse con las personas que sufren desgracias. El que no llora, no mama. Esconde tu espada bajo el disfraz de mendigo. Si intentan hacer esta treta contigo, olvida la falsa moral y no dudes en atacar a un enemigo que presuntamente es débil, digno de lástima y que induce a la compasión. Haz que sea otro el que le acabe de destruir, a ser posible otro enemigo, así nunca tendrás fama de persona poco compasiva.

Intenta convertir en debilidad la fuerza del enemigo. Cuando dos saltamontes están atados por el mismo hilo, ninguno se puede escapar. Entorpece al enemigo con su propio peso. Esta forma de actuar, realizada con éxito, hace del adversario su peor enemigo. Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas. Para ello, estudia detenidamente la composición de sus fuerzas, dónde es más pesado e inmóvil, donde se estorba a sí mismo, sus contradicciones y sus absurdos. Haz que los exagere a los niveles más altos: así se autodestruyen las cosas y así puede acabar la especie humana. Una virtud exagerada se convierte en algo odioso y nada provechoso. Serás ligero, nada te sobrará, nada te estorbará, todo en ti discurrirá con fluidez, todo estará centrado y en su justa medida y nada podrás temer de ti mismo. Pues como en ocasiones tú mismo puedes ser tu peor enemigo, discurrirás como evitarlo.

Retirarse cuando todo falla es la acción definitiva. Pero no significa huir definitivamente. Al enfrentarte con un enemigo infinitamente superior, puedes rendirte, negociar o retirarte. La retirada no significa la derrota total, el compromiso significa una media derrota y la rendición, la derrota total. Si puedes ganar la batalla, lucha; si no, retírate. Sométete temporalmente al poderoso, en espera de una transición a una nueva fase. Recuerda que fracasar es fácil, pero hacerlo con gracia y éxito puede ser más difícil que el mismo éxito. Aprenderás más de los fracasos que de los aciertos. Nunca realizarás una retirada sin pensar, de forma impulsiva. No hay que considerar que retirarse es una manera de escapar a los desafíos, si no una manera de enfrentarse mejor a ellos cuando exista o hayas creado una mejor oportunidad.

SOBRE LA MANIPULACIÓN DE LA INFORMACIÓN

Sé cauto al informarte. No vivas más de oídas que de lo que veas. Vivimos de la fe ajena. Comprueba y contrasta por varias fuentes la información que recibas. El oído es la segunda puerta de la verdad y la principal de la mentira. Normalmente la verdad se ve y rara vez se oye. En escasas ocasiones llega en estado puro y menos cuando viene de lejos, ya que siempre trae algo de mezcla de las personas por donde ha pasado. Previene los rumores, porque la muchedumbre tiene muchas cabezas y muchos ojos para la malicia y muchas lenguas para el descrédito. A veces corre entre la gente un rumor que destruye la más sólida reputación. Con frecuencia nace este rumor por algún error notable, por ridículos defectos que son materia adecuada a las murmuraciones. Debes evitar estas maniobras oponiendo tus dotes de observación a la insolencia de la gente. Te será más fácil prevenir que remediar. Mira con los ojos de todo el mundo y no habrá nada que no puedas ver. Escucha con los oídos de todo el mundo y no habrá nada que no puedas oír. Piensa con la mente de todo el país y no habrá nada que no puedas conocer.

Es una gran ventaja manipular la mente y las voluntades. Manipula al enemigo y al aliado, persuade al indiferente. Usa un lenguaje sencillo y con abundantes imágenes, habla como contando un cuento para niños, pero para personas adultas. Irrumpe con tus mensajes en la parte más débil de su mente, de la forma más inesperada. No razones con las masas, pues nada piensan y sólo sienten. Habla a su corazón y aún a sus tripas. Razona con las personas aisladas, motiva y emociona a los grupos de gente. Una mentira se detecta rápidamente, una verdad a medias es más eficaz. Repite y no te canses de repetir, emplea la repetición de tus argumentos, medias verdades y de las ideas que quieres promover. Con el tiempo, acabarán por ser aceptadas y compartidas. Ten en cuenta a quién diriges tus ideas y adáptalas al tipo de gente que quieres manipular. El mismo objetivo, diferentes métodos. Como en todo, sé coherente y planifica tus acciones.

Crea etiquetas como ya he explicado. Simplifica la realidad, el concepto de las personas, las circunstancias y las ideas. Presenta tus opiniones como hechos, es un buen disfraz y la gente no suele discernirlo. Haz que otros den por ti tus mismas ideas como opiniones. Habla a través de otras fuentes. Usa adjetivos y verbos cargados de significado para presentar un aura positiva o negativa a las citas directas o indirectas.

Selecciona la información que difundes; actúa de forma tendenciosa por medio de usar ciertos hechos, pasar por alto o disminuir la importancia de otros. Controla la información de forma planificada. No me refiero a la censura, sino a tu decisión de omitir completamente cierta información que no te interese. Emplea lenguaje vago y ambiguo. Sé objetivo de forma selectiva, usa los datos que te interesen, información amañada y citas con relación a quien te interese de acuerdo con tu intención para dar una imagen positiva o negativa. Generaliza, atribuye a todo un grupo la opinión de pocas personas.

Cambia de forma deliberada el contenido de la información divulgada. Presenta una mentira o tergiversación deliberada con el objetivo de desinformar, o divulga información neutral de tal forma que la gente se incline hacia una conclusión en particular. Da una explicación parcial o subjetiva de cualquier tema que discutas. Oculta información importante o demora su diseminación. Reduce información minimizando la información difundida sobre un tema que puede ser perjudicial para ti y, al mismo tiempo, resalta con lujo de detalles otra información que te beneficie. Corta la información, preséntala de forma fragmentada en beneficio tuyo. Presenta rumores como si fueran hechos comprobados, especialmente aquellos rumores que parecen ser indiscutibles. Reduce el grado en que la información se considera crítica, sobrecarga al receptor con detalles. Incluye una cierta autocrítica en informes sobre ciertos temas, con el fin de dar la impresión de objetividad. Comunica información que se puede atribuir a una fuente neutral, en la cual confía la gente. Divulga información supuestamente confidencial que en realidad no lo es. Finge comunicar información proveniente de fuentes confiables. Recurre a calumnias para envenenar las opiniones.

Saca ventaja de las debilidades de carácter o bien para hacer que un individuo pierda el control. Quien esté influido por estas condiciones puede cometer errores que te favorezcan. Cita autoridades cuyas opiniones respecto a un asunto no pueden ser convalidadas. Haz juramentos y promesas que posteriormente no puedan ser cumplidos, deben ser vagos y ambiguos. Disimula una unidad de pensamiento y comunidad de intereses con la persona objeto de tu acción. Desacredita las demás influencias que pudieran afectar a la gente e interferir en tus objetivos. Ofrece pésames y apoyo bajo circunstancias que, con el tiempo, te puedan beneficiar. Puedes utilizar la vanidad y arrogancia de alguien para ventaja tuya, mediante el uso diestro de lisonjas y respeto.

Confunde al enemigo introduciendo malestar y preocupación entre sus filas. Recurre a medios inesperados de difusión, informando sobre acontecimientos brutales, reprobables y deslegitimadores de la acción del contrario. Dependiendo de los acontecimientos y los objetivos de la campaña propagandística, tu propaganda tantea, construye y manipula la información retocando hechos reales susceptibles de ser explotados en tu estrategia de información.

SOBRE LA VICTORIA Y LA DERROTA

La finalidad de un combate, conflicto, litigio o pugna es la victoria. No te conformes con menos, porque la victoria será para otro y tú serás el derrotado. Sabrás que has vencido cuando el enemigo esté totalmente derrotado. La derrota del enemigo implica imponer totalmente tu voluntad sobre él, si esto no está totalmente conseguido, la victoria no es verdadera y se puede volver contra ti. Celebra con mesura y sin excesos toda victoria obtenida u objetivo cumplido. Te conviene no hacer ostentación de tus victorias, pues es nefasto ir dejando detrás de ti un rastro de envidiosos, derrotados y resentidos. En la proclamación de tu victoria subyace una inútil y poco saludable humillación adicional del enemigo derrotado, que lejos de neutralizarlo para siempre, le instalará un recordatorio para caer sobre ti a la próxima oportunidad. Lo que crees que es una victoria puede ser sólo una retirada de conveniencia de tu enemigo, por lo cual tu vergüenza sería muy grande en el caso de ser tú el finalmente derrotado.

Es imprescindible por lo tanto, asegurarte que no habrá próxima oportunidad para tu adversario. Esto sólo se logra con la desaparición de tu enemigo. Si éste es derrotado por la fuerza, la destrucción deberá ser absoluta y más allá de la piedad: no hay peor cosa que dejar a tu espalda una rata herida. Si él mismo capitula por rendición, sin perder de vista que tu objetivo era precisamente su derrota debes convertir ese enemigo derrotado en un aliado, por lo cual desaparecerá como enemigo. Esta última es la situación ideal. Nunca dejes enemigos detrás de ti, y si por una eventualidad lo haces, jamás cometas el error de olvidarlos, porque ellos nunca te olvidarán.

Antes de cualquier enfrentamiento, medirás las fuerzas del enemigo. Sin embargo ni la mejor labor de investigación te dará una idea de las mismas, puesto que frecuentemente ni el propio enemigo conoce sus fuerzas hasta llegada la hora de emplearlas. Este hecho puede llegar a causar sorpresas agradables y desagradables para cualquiera de los dos contendientes. Para conocer a tu enemigo, en una primera etapa es necesario que le ignores o que no le consideres como tal. Si es enemigo declarado, simula tu identidad. Ganándote su confianza averigua todo lo que puedas sobre él. Discernirás quiénes son sus enemigos pasados y actuales, ahí tendrás posibles aliados. Sabrás cuáles son sus elementos más preciados, ahí sabrás donde dolerán más los ataques. Conocerás cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos débiles, para precaverte de su fuerza y atacar en su debilidad. Averiguarás dónde encontrarlo y cómo, pues la invisibilidad es el arma defensiva más poderosa, como la sorpresa lo es en la ofensiva. Nunca se la cedas para que se ampare en ella.

Agotados estos medios de conocer al enemigo, comenzarás con algunas escaramuzas, pequeños ataques selectivos, lo que se denomina toma de contacto y valoración de dicho contacto. Con ello conseguirás que el enemigo subestime tus fuerzas y sobre valore desmesuradamente las suyas, lo lograrás empleando tácticas de una ingenuidad pasmante en un principio haciendo las cosas relativamente mal, sin que se note demasiado. En la reacción del enemigo conocerás la realidad de su potencial. Debes forzarle a revelar sus medios y su disposición. Pero este paso no debe considerarse único; intensifica las escaramuzas y pequeños ataques una y otra vez de forma gradual, así el enemigo te subestimará una y otra vez, se sentirá más confiado en sí mismo; y sobre todo, te revelará todos sus recursos. Es la fase de obtención de información, que aunque siempre se usa, es en esta fase donde reviste mayor importancia.

Llegado a este punto desaparecerás de su alcance y de su mente por un tiempo prudencial. Esto lo convencerá de que has sido derrotado. Debes realizar todas las acciones posibles para que quede convencido que ha resultado vencedor. Usarás ese tiempo para evaluar los datos obtenidos, y para que el enemigo te olvide. En el momento menos pensado iniciarás una fulminante campaña sorpresiva con todos los recursos a tu alcance, los cuales deberán exceder por mucho los que utilizaste hasta el momento. Como sabrás sus puntos débiles, ahí concentrarás tus fuerzas y ahí dirigirás todos los golpes. Como conocerás que es lo más valioso para él, sabrás como arrebatarlo o destruirlo. Como conocerás dónde el adversario es fuerte, evitarás luchar en esas condiciones; estarás seguro porque habrás tomado medidas ante sus posibles reacciones. Como sabes que a veces surgen imprevistos, tendrás una reserva de medios que emplearás para esos menesteres o para acabar de destruir al enemigo. Como entiendes que hay que emplear la flexibilidad, tendrás planes alternativos para posibles cambios de situación. Como sabes buscar y crear la sorpresa, ésta será múltiple: por la intensidad, por el momento y por la procedencia.

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