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Authors: Carlos Martín Pérez

El arte de la ventaja (7 page)

Evita las victorias sobre el jefe, pues a nada bueno conduce. Toda derrota es odiosa, y si es sobre el jefe o es necia o es fatal. Nunca demuestres tu superioridad y menos ante tus superiores. Siempre encontrarás quien quiera ceder en éxito y en carácter, pero nunca encontrarás a nadie que ceda en inteligencia, y mucho menos un superior. A los más poderosos les gusta ser ayudados, pero no superados. Actuando al contrario ganarás más. Harás que tu jefe, o alguien más poderoso que tú del cual dependas, se atribuya parte de tus méritos. Así engrandeciendo su prestigio, aumentas tu fama y haces que cada vez dependa en mayor medida de ti. Le darás los éxitos que tú consideres, no los que él se quiera apropiar. Si presentas unos planes ante tu jefe y estos son demasiado perfectos, éste empezará a desconfiar de tu excesiva competencia, llegando incluso a temerte. No hagas que nadie más poderoso te tema, pues te odiará e intentará destruirte, habrás creado un poderoso enemigo que te traerá demasiadas complicaciones. Es más conveniente que si ofreces algo para su aprobación, tenga pequeños fallos que el más poderoso se aprestará a corregir. Así, él queda como más inteligente, tú más rebajado, y lo que es más importante, la otra parte acaba haciendo lo que tú quieres creyendo que hace su voluntad. Presenta varias opciones para que elija, así existe la apariencia de decisión aunque en el fondo ya la has tomado tú. Entre las opciones que presentes, y cómo ya conoces al que va a decidir, sabrás cuál de ellas es muy probable que elija. Esto último se puede hacer con todo tipo de personas, dar la apariencia de elección cuándo ésta ya está decidida. Debes entender y practicar estos conceptos.

Es corriente que otras personas quieran apropiarse de tus méritos y presentarlos como suyos; tú no lo consentirás, al menos frontalmente. Si has de ceder, consigue algo a cambio. Y si has de ofrecer un éxito al poderoso, lo harás de forma que poco a poco dependa de tus éxitos para que no pueda pasar sin ti. Es la única forma de que tus desvelos no sean inútiles.

A las personas poderosas hay que mimarlas, ofréceles presentes. Aquí cuenta mucho la forma en la que lo haces. Es todo un arte dar y recibir con gracia. Un regalo para cualquier persona puede causar el efecto contrario si se hace sin elegancia, llegando a ser fuente de odio. Nunca des nada si la otra parte sabe que no podrá corresponderte: entenderá que has hecho una vana ostentación y crecerá un gran resentimiento contra ti. Un presente mal calculado y peor ofrecido puede ser nefasto. Debe causar grata sorpresa y estar de acorde a la posición del que da y del que recibe. No darás la impresión de sobornar, ni aun cuando en verdad lo estés haciendo. A nadie le gusta ser sobornado; si hay que hacerlo, que sea con elegancia, de forma exquisita y salvando la cara del que recibe. No hay que descartar el soborno, pero sólo en casos excepcionales y sin abusar. Piensa que es lealtad comprada, que siempre deberás seguir haciéndolo y que si fallan los ingresos, cesará la fingida lealtad. Úsalo para ocasiones excepcionales y si no hay otra forma de conseguir lo que necesitas.

De la misma forma, serás cortés cuando recibas un presente, más aún si procede de alguien muy poderoso. Recoger sin gracia un premio, recompensa o regalo puede llegar a ser insultante. Rechazarlo puede ser fatal. Sé cuidadoso si intentan sobornarte, haz como si no te enteraras y la otra parte lo comprenderá. Siempre que puedas, evita esta costumbre, aunque habrá veces que tendrás que seguir el juego para ver hasta donde quieren llegar. Es un juego peligroso y arriesgado del que debes huir siempre que puedas, tanto de darlo como de recibirlo. Si adquieres poder y riquezas por medios violentos, corruptos e injustos del mismo modo las perderás.

Es fácil tener la mente centrada si no te acercas al poder y a la fama; debes saber estar cerca sin verte afectado. No pienses en cualquier servicio que hayas podido hacer a los demás; piensa en lo que has podido hacer para ofenderles. No olvides lo que otros han hecho por ti; olvida aquello en lo que otros te han ofendido. Lo que desapruebes de tus superiores, no lo practiques con tus subordinados, ni lo que desapruebes de tus subordinados debes practicarlo con tus superiores. Lo que desapruebes de quienes te han precedido no lo practiques con los que te siguen, y lo que desapruebes de quienes te siguen no lo hagas a los que están delante de ti.

Ante alguien poderoso debes evitar tres faltas: la petulancia, consistente en hablar cuando nadie te ha pedido tu opinión; la timidez, que consiste en no atreverse a expresar tu opinión cuando se te invite a ello; y la imprudencia, que consiste en hablar sin haber observado antes el estado de ánimo del más poderoso. Las personas inteligentes que ostentan gran poder se rodean de consejeros sensatos, pero estos sólo opinan cuando se les requiere y sobre lo que se les inquiere, nunca cuando quieren. Para defenderse de las adulaciones de estos consejeros, dejan claro que no les ofende si les dice la verdad; pero que no todo el mundo puede decírsela, pues le perderían el respeto. Los que son en verdad poderosos hacen que los buenos consejos nazcan de la prudencia, jamás su prudencia surge de los buenos consejeros.

Nunca discutas con nadie, menos con quien es poderoso. En sociedad no se debe discutir nada, sólo hay que ofrecer resultados. Cualquier victoria en una discusión creará resentimiento duradero y será peligroso a la larga. Es mejor que los demás cambien de opinión a través de las acciones: hay que demostrar, no explicar. Cuando se acaba una discusión, todas las partes están mas convencidas de sus ideas. Si has de discutir que sea para enmascarar otras tretas, no con la finalidad de ganar la discusión.

Las personas sabias ejecutan a través de otros las medidas que puedan acarrearles odio y ejecutan por sí mismos aquellas que le reportan el favor de las personas. Otra forma de influir en los poderosos es realizarle estos trabajos sucios, pero ten cuidado; te pueden sacrificar si les van mal las cosas. Sólo la sugerencia de difundir quién está detrás de las medidas impopulares se puede emplear para cubrirse las espaldas. Por lo tanto, esta es una forma débil de controlar a los poderosos y medrar con ellos. Si ya tienes cierto poder, aplica estas medidas.

SOBRE HACERSE INDISPENSABLE

Los cementerios están llenos de personas indispensables. Por lo tanto, ser imprescindible es una ilusión. Crea y maneja esta ilusión, no dejes que te cieguen a ti.

Si en verdad eres sabio idearás la forma para mantener siempre a todos los que te rodean y en todas las circunstancias en situación de dependencia hacia ti; y entonces ellos siempre confiarán en tu persona. Hazte indispensable, ya que más se saca de la dependencia que de la cortesía. El satisfecho vuelve inmediatamente la espalda a la fuente. Nunca sacies las expectativas, nunca des todo, dalo poco a poco y dependerán de ti.

Lo único que quiere la mayoría de las personas es sacar provecho de todos y de todo. Aunque aún hay almas generosas que a veces ayudan a los demás y no todo es tan oscuro, no descuides tus precauciones. Te ofrecerás para ayudar a todo el mundo y tu prestigio de persona generosa aumentará, con lo que puedes confundir a muchas personas. Si vas a ayudar a alguien, nunca lo hagas de una vez, hazlo poco a poco, consigue que el que recibe la ayuda dependa de ti. Toma medidas para que en el caso que seas tú el que reclama ayuda no caigas en esta situación de recibirla gota a gota. Cuando ayudes a alguien, lo harás de tal manera que sea por todos sabido, hay que dar a conocer las buenas acciones y silenciar las que no lo son tanto. Pero no seas tú el que pregone tu gran espíritu bondadoso, es mejor hagas que otros lo proclamen por ti, ya que así aún ganas más en prestigio.

Las personas cumplirán su parte en los tratos si obtienen beneficios y sobre todo si ven que pueden seguir obteniéndolos en el futuro. Rara vez lo harán como pago de favores pasados, y si lo hacen, será porque pensarán sacar algún beneficio. Muestra beneficios inmediatos y grandes ganancias futuras: mucha gente te ayudará y dependerá de ti.

Hazte, por tanto, indispensable. No hace sagrada la imagen el que la pinta y adorna, sino el que la adora. Prefiere a los que te necesitan que a los agradecidos. La esperanza en futuros beneficios tiene buena memoria, pero el agradecimiento vulgar es olvidadizo, es un error confiar en él.

SOBRE LOS SILENCIOS Y LAS AUSENCIAS

Los que saben no hablan, los que hablan no saben. ¿Conoces la fragancia de la rosa? Exprésalo con palabras. El hombre prudente es parco en el hablar pero activo en el obrar. El que habla en exceso y sin cordura raras veces pone en práctica lo que dice. El hombre capaz nunca teme que sus palabras superen a sus obras. Tienes dos oídos y una boca para hablar la mitad de lo que escuchas. Para que tus palabras sean correctas, es preciso evitar la excesiva familiaridad con quienes te rodean; él mutuo respeto es la mejor defensa contra las palabras descorteses y groseras. Si hablas cuando deberías callar, todos quedan perplejos ante tus palabras; si, por el contrario, callas cuando deberías hablar, todos quedan desconcertados ante tu silencio. Nunca debes empezar a hablar antes de que lo hagan los otros. Cuanto más tiempo permanezcas callado, más pronto empezarán los demás a hablar. Y mientras lo hacen, podrás comprender sus verdaderas intenciones. Primero escucha en silencio y medita las palabras que te digan, no interrumpas a nadie. Después, da la razón a todo el mundo, tiempo habrá para que al final te la den a ti. Nada cuesta dar la razón y mucho el rebatirla. Luego emplea argumentos para que afirmen tus ideas. Haz que se acostumbren a decirte siempre que si, pronto no sabrán decirte que no. Entonces la razón será tuya.

Evita que sepan cuánta es tu sabiduría y que conozcan todos tus méritos, si quieres que todos te veneren. Serás conocido pero no comprendido. Harás que nadie averigüe los límites de tu capacidad, para huir del peligro evidente del desengaño. Nunca des lugar a que nadie te conozca ni entienda del todo. Lograrás mejores resultados sembrando la opinión y la duda sobre dónde llega tu capacidad que la evidencia de ella, por grande que fuera. Si la presencia disminuye tu fama, la ausencia te la aumenta. Hay quien parece una persona imponente vista a lo lejos, quizás al acercarte te pueda parecer ridículo. Si te retiras con fama, la conservarás.

SOBRE LA AUSENCIA DE FORMA

Cualquiera que tenga forma puede ser definido, y cualquiera que pueda ser definido puede ser vencido. Varía de estilo al actuar, sin obrar siempre igual. Así se confundes a los demás, especialmente si son competidores. No obres siempre de primera intención, pues captarán tu ritmo y anticipándose, frustrarán tus acciones. Tampoco actúes siempre de segunda intención, pues entenderán la treta cuando se repita.

Maneja tus asuntos con expectación. Tus aciertos adquieren valor por la admiración que provoca la novedad. No juegues a juego descubierto, ni gusta ni te será útil. Si no te descubres inmediatamente producirás curiosidad, especialmente si tu puesto es importante, ya que surgirá la expectación general. El misterio, por su mismo secreto, provoca veneración. Incluso al darte a entender huirás de la franqueza. Mantén la expectación y aliméntala siempre. Hay que prometer mucho. No eches todas tus fuerzas en la primera buena jugada. Es una gran treta saber moderarse en tus fuerzas, en el saber, e ir adelantando el triunfo. Aprende a apartarte, a saber negar. Peor es ocuparse de lo inútil que no hacer nada. Para que seas prudente no basta con no ser entrometido: procurarás que no te entrometan.

Obra con primera y con segunda intención. Tu sagacidad ha de pelear contra estratagemas de mala intención. Nunca hagas lo que indiques: apunta para despistar; insinúa con destreza y disimulo; y actúa en la inesperada realidad, atento siempre a confundir. Deja caer una intención para tranquilizar la atención ajena, y gira inmediatamente contra ella, venciendo por lo impensado.

Renuévate, hay que renovar el valor, el ingenio, el éxito, todo. Tus méritos suelen envejecer, y con ellos tu fama. La costumbre disminuye la admiración y una novedad mediana suele vencer a la mayor cualidad una vez envejecida. Hay que aventurarse a renovar en brillantez, amaneciendo muchas veces como el sol, cambiando las actividades del lucimiento. La privación provocará el deseo, y la novedad el aplauso.

Oculta tu voluntad. El saber más práctico consiste en disimular. Si juegas a juego descubierto tienes riesgo de perder. Sumerge tu interior en las tinieblas para que nada ni nadie te penetre la mente. Evita ser conocido tanto en la oposición como en la adulación.

SOBRE LAS PROMESAS Y TRAICIONES

Cuando empecé a tratar con los hombres, escuchaba sus palabras y confiaba en que sus acciones se ajustarían a las mismas. Ahora, al tratar con los hombres, escucho sus palabras y al propio tiempo observo sus acciones. No creo que conozcas a ningún hombre que obre siempre de acuerdo con sus principios.

Puedes confiar en ti mismo, pero otros no serán tan prudentes como para confiar en ti. Funciona en ambos sentidos, razón por la cual no debes confiar en otros: todos jugamos al mismo juego. Naturalmente, e insisto una vez mas, todo esto está referido a tu vida profesional. En tu vida particular debes confiar en tu familia y amigos, de lo contrario acabarás viviendo en la locura.

Por supuesto, y aunque te digan lo contrario, nadie confiará en ti. Así que actúa con ese pensamiento y estate preparado para que en cualquier momento te traicionen; es humano. La prudencia te aconseja no indignarte cuando los hombres te engañan, no entristecerte cuando te son infieles. El hombre prudente prevé siempre estas eventualidades. Si vas a ser tú el que por circunstancias debas abandonar a alguien, siempre que puedas, deja una puerta abierta y una mano tendida a quien vayas a abandonar: La vida da muchas vueltas y las alianzas continuamente se crean y se deshacen. No lo tomes como nada personal, no dejes que tus emociones te perturben. Una vez que las circunstancias hayan cambiado, acepta y afronta la nueva situación y si es posible, sácale partido. La verdadera habilidad consiste en encontrar las oportunidades que las situaciones desfavorables ofrecen y ser rápido en convertirlas en ventajas.

Habrá quien intente mezclar tu vida profesional y tu vida privada, difamando y haciendo que tus seres queridos desconfíen de ti. Ahí se han roto las reglas y ahora sí es un asunto personal. Rompe tú también las reglas y ataca de la misma forma y sin ninguna piedad. Si, al contrario, vas a usar estos métodos, piénsalo mucho porque no es rentable y se volverá en tu contra. Si tras haberlo meditado profundamente y sopesando todo lo anterior decides hacerlo, debes aplastar completamente a tu adversario. Hazlo de forma que sea a un tercero al que se atribuya dicho juego sucio y de manera que a ti no te puedan implicar, pues el que emplea estos métodos daña seriamente su prestigio y ya sabes que el prestigio es vital. Estas acciones se las harás atribuir a un aliado de tu víctima para disolver sus alianzas y sembrar dudas en el resto de sus aliados. Puedes atribuir estas acciones o simplemente dejar en la estacada a alguien que por ahora es neutral, indiferente o hasta aliado actual y con el tiempo prevés que será un futuro adversario al que vas a abandonar o atacar. No guardes fidelidad a tu palabra cuando actuar así se vuelva en tu contra y han desaparecido los motivos que forzaron tu promesa. Ya que los demás tampoco te van a guardar su palabra, tampoco tienes tú que guardarles la tuya. Como ya habrás notado, no se puede confiar en nadie.

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