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Authors: Michelle Nielsen

Creando a Matisse (10 page)

Los eruditos dicen... Los meditadores perciben, piensan y experimentan el mundo de manera diferente.

"El hecho de que las ondas gamma de los meditadores se salieran del cuadro era muy impresionante, puesto que sugería el poder que tiene el entrenamiento mental para producir un estado cerebral exaltado, asociado con la percepción lúcida, la resolución de problemas y la conciencia. Pero aún eran más intrigantes las señales gamma de los cerebros de los monjes y personas de control cuando no estaban meditando. Incluso cuando los meditadores no están meditando, sus cerebros son diferentes de los cerebros de los no- meditadores."

Sharon Begley

Train Your Mind, Change Your Brain (235)

ESTABLECE TU CONEXIÓN CON LA MEDITACIÓN

Meditar es
concentrarte serenamente en cualquier objeto.
Dicho objeto puede ser el sonido de una voz, tu propia respiración, una llama, una manzana, una emoción, palabra o pensamiento. Puede ser
cualquier cosa.

Cuando meditas, tienes la oportunidad de darte cuenta de cómo surgen tus pensamientos y emociones, y cómo tratan de apartar tu atención del objeto de tu concentración. Al
darte cuenta
de ellos, tienes la oportunidad de ver que ellos no son
tú.
Tal vez los
sientas
tuyos, o te
parezcan
una
parte
intrínseca de ti, pero ellos no son
tú.
Simplemente son experiencias que estás teniendo como resultado de tu condicionamiento anterior, y de tus esperanzas y miedos para el futuro.

eres mucho más que eso.

Los beneficios de la meditación se plasman inmediatamente en tu vida, y se van acumulando con el tiempo. Por tanto, meditar hoy es como tener un puñado de dinero disponible e invertirlo en una
cuenta- meditación
de la que podrás extraer mañana, la próxima semana o el año que viene. El balance crece con cada nuevo depósito, rindiéndote más y más interés cada vez que practicas.

Cuanto más practicas la meditación, tanto más permites que tu sabiduría íntima te guíe, y que te llene la alegría y la fe que están en el centro de todas las cosas. Cuanto más te permitas ser guiado y llenarte de este modo, tanto más llegas a ser
tú mismo,
tal como realmente eres. Trabajando desde una conexión clara y consciente con el espíritu, manifiestas hermosas visiones para ti mismo y para el mundo con creciente inspiración, serenidad y paz, independientemente de las circunstancias.

Matisse no sería el niño sano y feliz que es ahora mismo si no fuera por la meditación. El pensamiento inspirado: "¡Manifestaré otra realidad para mi hijo!" estalló en mi mente al final de una sesión de meditación. Había conectado tan profundamente con mi espíritu que abrí un canal a través del cual la voz de mi verdad pudo venir a mí. Después de eso, mi práctica diaria de meditación me ha ayudado a llenarme de los pensamientos y emociones positivos que necesitaba para manifestar mi visión.

Vamos a viajar en el tiempo y echar una mirada a "tu persona" dentro de un mes o dos (o incluso antes), suponiendo que la meditación ya forma parte de tu vida cotidiana:

• Tu salud mejora.

• Tus niveles de estrés son más bajos.

• Tienes una sensación de bienestar.

• Tomas las decisiones más rápidamente.

• Te sientes más confiado y optimista.

• Disfrutas de mucha más flexibilidad mental.

• Te resulta más fácil enfocarte y concentrarte.

• Te aceptas mejor a ti mismo y a los demás.

• Tienes más capacidad de recuperación emocional y estás más animado.

• Te comportas menos impulsivamente y menos compulsivamente.

• Haces más en menos tiempo y gastas menos energía.

PREPÁRATE PARA CONSEGUIR EL ÉXITO EN LA MEDITACIÓN

Mucha gente tiene expectativas poco razonables sobre lo que deberían experimentar si meditaran correctamente. Creen que tienen que sentir
algo
o, por el contrario, absolutamente
nada.
Creen que para tener éxito tienen que evitar completamente las distracciones o experimentar comprensiones asombrosas en cada sesión. (Con creencias así, ¿para qué molestarse en intentarlo? Yo misma me abstuve de intentarlo cuando creía este tipo de cosas.)

En realidad, la meditación es una actividad
a prueba de fracasos.
Y muchas veces las sesiones que parecen
menos
exitosas son las que más éxito tienen. Una meditación en la que tengas que reorientar tu atención una y otra vez hacia el objeto de tu concentración puede ayudarte a conectar con tu espíritu de maneras que una experiencia meditativa fácil y cómoda no lo consigue. Una meditación que te parezca plana o improductiva puede dar más fruto en tu vida que otra que te gratifique inmediatamente. En la meditación,
¡para tener éxito basta con presentarse!

A la hora de desarrollar una práctica que transforme tu vida, la rutina y la consistencia son mucho más importantes que lo que experimentes puntualmente en una sesión dada. Estas cualidades también son mucho más importantes que cuánto tiempo dediques a practicar. Unos pocos minutos de meditación todos los días de la semana harán mucho más por ti que los maratones de muchas horas los sábados y domingos. (Y esto es cierto, aunque el método del "guerrero de fin de semana" te garantiza mucho más tiempo de práctica.)

Las directrices siguientes te ayudarán a conseguir el éxito en la meditación, de modo que puedas salir de cada sesión tan centrado, sereno y
conectado
como sea posible.

1) Medita cada mañana y cada noche

Meditar a primera hora de la mañana te conecta con tu espíritu para poder afrontar los retos y responsabilidades del día con sabiduría, serenidad y resistencia al desgaste. Te equipa para responder a todo lo que experimentes desde un lugar de poder.

Meditar por la tarde o por la noche es muy relajante, e incluso más eficaz para curarte y recibir comprensiones. Como practicas cerca de la hora de dormir, la meditación pone riendas al poder de los sueños para que hagan un trabajo interno importante, un trabajo que te abre a convertirte en un canal más claro para la energía de manifestación.

Cuando meditas cada mañana y cada noche, multiplicas la eficacia de cada una de tus sesiones.

2) Medita durante al menos 5-10 minutos durante por sesión.

El primer día empieza meditando cinco minutos, el segundo seis, y así sucesivamente hasta meditar diez minutos por sesión. A lo largo de las próximas semanas y meses, añade minutos a
algunas
de tus sesiones hasta que puedas meditar cómodamente durante 20-30 minutos cada vez.

También espero que incorpores "mini-meditaciones" de vez en cuando a lo largo del día. (Incluso tres minutos de meditación entre clientes, o entre reuniones, pueden tener un profundo efecto en tu energía de manifestación.) Pero mantén tu compromiso básico de dos meditaciones diarias de diez minutos.

3) Medita cada día, independientemente de las circunstancias.

Recuerda siempre que es mejor meditar cinco minutos que planear treinta minutos de práctica y no cumplirlos. Siempre puedes meditar más, pero asegúrate de completar al menos una sesión básica de 5-10 minutos por la mañana y otra por la noche. No puedes estar demasiado ocupado para meditar, puesto que cada minuto que inviertas hará que los demás minutos del día sean mucho más productivos.

¿A qué hora meditarás cada mañana (para empezar)?¿A qué hora meditarás cada noche (para empezar)?

4) Medita en un entorno sereno

Lleva a cabo tu práctica diaria en un lugar tranquilo y sereno. Deja claro a las personas que te rodean que el tiempo que dedicas a la meditación es sagrado, y que sólo deben interrumpirte en casos de auténtica emergencia. Es posible que quieras colgar en la puerta de la habitación un cartel que diga "no molestar" si existe la posibilidad de que te interrumpan. Una de mis clientes ha advertido a su marido y a sus hijos que si le interrumpen durante la meditación, "¡más les vale que haya sangre o fuego!".

Tu cuerpo no está diseñado para permitirte descender a lo más profundo de tu conciencia cuando estás de guardia o en una situación potencialmente peligrosa que requiere tu atención. Si sabes que es probable que tus hijos entren en la habitación en cualquier momento, no intentes meditar. Toma unas cuantas respiraciones limpiadoras y espera un momento mejor. Si estás sola en un automóvil aparcado en una calle desierta de la ciudad, ¡ni siquiera pienses en meditar! Sólo conseguirás generar tensión y alterarte.

Cuando quieras aprovechar unos momentos libres y meditar en momentos sueltos del día, o en lugares públicos, asegúrate de estar en un entorno seguro. De otro modo, irás en contra de tus propios intereses, y eso no es bueno para ti ni para tu proceso de manifestación.
¿Dónde
meditarás cada mañana (para empezar)?
¿Dónde
meditarás cada noche (para empezar)?

5) Medita después de una cuidadosa preparación

Si es posible, para meditar conviene ponerse ropa cómoda y suelta. Antes de la sesión matinal, pon un despertador que te avise cuando se haya cumplido el tiempo que planeas dedicar a la práctica (a menos que estés usando una meditación guiada, es decir, una grabación).

Esto es necesario para liberar tu mente de tener que recordarte la hora y las presiones del día que tienes por delante.

Cuando tú y tu entorno estéis en orden, siéntate erguido en una silla o en el suelo con las piernas cruzadas. Deja las manos descansando cómodamente una sobre otra, o sobre tus muslos o rodillas. A menos que te concentres en un objeto visual, apaga la luz y/o cierra los ojos para filtrar las distracciones visuales.

Finalmente, toma una respiración profunda y limpiadora a través de la nariz que llene tu diafragma, y contén el aire durante unos momentos; después suéltalo uniforme y cómodamente por la boca. Repite este ejercicio de respiración profunda tres o cuatro veces, relajando conscientemente los músculos de tu cuerpo con cada espiración. Seguidamente, empieza tu sesión de meditación.

EXPLORA DIVERSAS PRÁCTICAS

Todas
las técnicas de meditación funcionan para todos,
siempre.
Al mismo tiempo, es genial aprender varias técnicas diferentes para así poder variar la dieta, al menos de vez en cuando.

Una manzana al día mantendrá al médico alejado de tu casa y proveerá a tu cuerpo de miles de micro nutrientes. Pero, ¿quién querría comer una manzana cada día de su vida? Ciruelas, plátanos y naranjas ofrecen la mayoría de los mismos nutrientes, junto con algunos otros que no pueden encontrarse en la manzana, además de un cambio agradable. Siempre que comes fruta fresca cruda sabes que estás dando a tu cuerpo una super-nutrición.

Bien, lo mismo ocurre con la meditación. La mayor parte de lo que recibes de cada práctica específica es equivalente a lo que recibes de otras prácticas meditativas. Pero, ¿por qué consumir una dieta constante de una sola técnica y perderse esos pocos nutrientes únicos que ofrecen las demás y sus deliciosos sabores diferenciados?

Prueba cada una de las prácticas siguientes al menos 3-4 veces en las próximas semanas. Después sigue tu guía interna para elegir la que usarás en cada sesión.

Meditación guiada

La meditación guiada es una forma maravillosa de introducirte a las habilidades básicas que se requieren para practicar y disfrutar de tus primeras experiencias, ¡de modo que quieras volver a por más! Es la técnica ideal para empezar, pero nunca la dejarás atrás.

Si tienes un iPod o un reproductor MP3 y acceso a Internet, ve a CreandoMatisse.com y descárgate las meditaciones guiadas que he grabado y colgado allí para ti. Si no tienes un reproductor o acceso a Internet, visita tu librería local y compra uno de los muchos CD de meditaciones guiadas que encontrarás en la sección
Nueva Era
o
Espiritualidad.

En las tiendas y en Internet abundan meditaciones cuidadosamente guiadas que pueden durar desde cinco minutos hasta una hora o más. Cuando tengas una colección, siempre podrás encontrar una que encaje con el rato que tienes disponible.

Meditación de la respiración

La meditación de la respiración es fácil de hacer en cualquier momento y lugar, no sólo en casa. Puedes practicar una de estas meditaciones en grupo o furtivamente, de incógnito, puesto que es muy parecida a una siesta y se no emite ningún sonido.

Después de unas cuantas respiraciones limpiadoras, poco a poco permite que tu cuerpo respire normalmente, dentro y fuera, por la nariz. Concéntrate en el aire que fluye dentro y fuera de tu cuerpo. Siéntelo pasar por tu nariz y llenar tus pulmones.

Enfoca toda tu atención en la respiración, relajándola cada vez que tus músculos empiecen a tensarse. Cuando tu atención se distraiga, algo que sin duda ocurrirá, simplemente nota lo que está ocurriendo y vuelve a enfocarte en el aire que fluye dentro y fuera de tu cuerpo.

Es posible que al principio pases la mayoría, si no la totalidad, de tu tiempo reorientando la atención hacia la respiración. No te desanimes. Esto forma parte natural de la práctica, de la maravillosa experiencia de observar tus pensamientos y sentimientos con los ojos de tu verdadero yo, de tu espíritu.

Continúa hasta que oigas la alarma o despertador, o hasta que el taxista te diga: "¡Señora, ya hemos llegado!"

Meditación cantando

Cantar es una estupenda práctica para los principiantes, porque incorpora de manera muy natural una señal que te avisa cuando la atención se desvía. (¡No puedes vocalizar y permitir que tu mente se distraiga al mismo tiempo!) Y mucha gente lo encuentra extraordinariamente relajante y conmovedor.

Empieza por elegir cualquier palabra o frase que tenga significado y cierta atracción estética o espiritual; comienza a repetirla una y otra vez. Éste será tu
mantra.

Puedes empezar con "Om", la sílaba arquetípica que representa la conexión con Dios o el Espíritu en todo el mundo. (Se pronuncia "o" seguido de un largo sonido "mmm". Probablemente la habrás oído antes, aunque sólo fuera en un chiste.) También puedes usar una palabra como "amor" o "paz".

Cuando te sientas relajado, con tu cuerpo flexible pero erguido, empieza a repetir tu mantra. Pronúncialo una y otra vez, con un ritmo lento y cómodo. Enfoca tu atención en cómo resuena en tu cuerpo y en cómo suena en tus oídos. Conviértete en la palabra o frase que estás pronunciando hasta que oigas la alarma.

Recuerda: ¡Con un poco de práctica lo harás perfecto!

Las primeras veces que medites, tal vez sientas la tentación de caer en el desánimo porque están entrando en tu mente pensamientos y sentimientos no deseados que te distraen. Pero la distracción es una parte habitual y totalmente necesaria de la meditación, una parte que experimentan incluso los monjes y los santos que llevan años practicando regularmente.

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