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Authors: Chuck Palahniuk

Tags: #Humor, Relato

Superviviente (21 page)

Sobre una mesita que hay junto al sofá tengo un vaso de agua helada, y cuando lo cojo me tiembla tanto la mano que los cubitos tintinean, y mi agente sacude la cabeza y forma con los labios un «no» silencioso.

Estamos grabando.

Según la periodista, puede sentir mi dolor. Ha leído mi autobiografía. Lo sabe todo sobre mi humillación. Lo sabe porque ha leído lo humillante que tuvo que ser que me vendieran desnudo como a un esclavo, desnudo. Yo, que sólo tendría diecisiete o dieciocho años, y toda aquella gente, todos los miembros del Credo presentes para verme desnudo. Un esclavo desnudo, dice, esclavizado. Desnudo.

Tengo a mi agente en mi radio de visión, justo por encima del hombro de la periodista; junto a él en la oscuridad se arraciman los redactores.

Junto al agente, el monitor me dice:
ME SENTÍ VIOLADO CUANDO ME SUBASTARON DESNUDO COMO ESCLAVO
.

Según el monitor,
ME SENTÍ PROFUNDAMENTE HUMILLADO
. Según el monitor,
ME SENTÍ USADO Y DEGRADADO
...

Los redactores se amontonan junto al monitor y vocalizan las palabras a medida que las leo.

Mientras voy leyendo ante las cámaras, la periodista mira al director en la oscuridad y se lleva un dedo a la muñeca. El director levanta primero dos dedos y luego ocho. Un técnico entra en el círculo de luz y retoca los rizos de la periodista.

El monitor me dice:
SUFRÍ ABUSOS SEXUALES
,
LOS ABUSOS SEXUALES ERAN HABITUALES ENTRE MIEMBROS DE LA IGLESIA DEL CREDO
.
EL INCESTO ERA PARTE DE LA VIDA FAMILIAR
.
LO MISMO VALE PARA EL SEXO CON TODO TIPO DE ANIMALES
.
LA ADORACIÓN DE SATANÁS TAMBIÉN ERA POPULAR
.
LA GENTE DEL CREDO SACRIFICABA MUCHOS NIÑOS A SATANÁS
,
PERO PRIMERO ABUSABAN DE ELLOS COMO LOCOS
.
LUEGO
,
LOS ANCIANOS DE LA IGLESIA LOS MATABAN
.
BEBÍAN SU SANGRE
.
ERAN NIÑOS JUNTO A LOS QUE ME HABÍA SENTADO EN LA ESCUELA
.
LOS ANCIANOS DE LA IGLESIA SE LOS COMÍAN
.
CUANDO LLEGABA LA LUNA LLENA
,
LOS ANCIANOS DE LA IGLESIA BAILABAN DESNUDOS
,
CUBIERTOS TAN SÓLO CON LAS PIELES DE NIÑOS MUERTOS
.

Sí, era de lo más estresante.

El monitor me dice:

LOS DETALLES MÁS VÍVIDOS DE LOS CRÍMENES SEXUALES DE LA IGLESIA DEL CREDO LOS PUEDES ENCONTRAR EN MI LIBRO
.
SE TITULA
SÁLVANOS DE LA SALVACIÓN
Y ESTÁ DISPONIBLE EN LAS LIBRERÍAS
.

En las sombras, el agente y los redactores entrechocan en silencio las manos. El agente me hace gestos de aprobación.

Tengo las manos dormidas. No me noto la cara. La lengua es de otra persona. Tengo los labios muertos como con parestesia circumoral.

Efectos secundarios.

La parestesia periférica aniquila cualquier sensación en los pies. Me noto todo el cuerpo tan lejano y desligado como la imagen de mí mismo en el monitor, vestido de negro y sentado en un sofá del estudio, como dicen que se siente el alma cuando sube al cielo y ve los restos, el cuerpo y la sangre, morir.

El director me hace gestos con los dedos, dos dedos con una mano y cuatro con la otra. No sé qué me está intentando decir.

La mayoría de lo que sale en el monitor está sacado de esa autobiografía mía que yo no he escrito. De mi terrible infancia que no fue tal. Según el monitor, toda la gente del Credo arde ahora en el Infierno.

El monitor me dice:
NUNCA PODRÉ RECUPERARME DE LA HUMILLACIÓN Y EL DOLOR
.
NUNCA
,
POR MUY RICO QUE SEA CUANDO HEREDE LAS TIERRAS DE LA IGLESIA DEL CREDO
.

Según el monitor,
MI ÚLTIMO LIBRO
,
EL LIBRO DE LAS PLEGARIAS MÁS COMUNES
,
ES UN IMPORTANTE INSTRUMENTO PARA SUPERAR LAS TENSIONES QUE TODOS EXPERIMENTAMOS
.
SE TITULA
EL LIBRO DE LAS PLEGARIAS MÁS COMUNES
Y PUEDEN ENCONTRARLO EN CUALQUIER LIBRERÍA
.

Según la periodista, que ahora mira al director, que me mira mirar el monitor, según ella ahora soy feliz, una vez libre de las garras de la secta satánica del Credo. Después de la publicidad, le dice a las cámaras, podrán ustedes llamarnos desde sus hogares.

La periodista da paso a publicidad.

Durante la pausa, me pregunta si mi infancia fue de verdad tan terrible. Mi agente le sale al paso y dice que sí. Lo fue. Fue aterradora. Un técnico que lleva cables colgando del cinturón y alrededor del cuello se acerca y me pregunta si quiero un vaso de agua. El agente le dice que no. El director me pregunta si tengo que ir al baño, y mi agente dice que estoy bien. Les dice que no me gusta tratar con grupos de desconocidos, sobre todo si hacen preguntas. Estoy más allá de las necesidades físicas. Entonces los cámaras echan la vista al cielo, y el director y la periodista se miran y se encogen de hombros, como si fuera yo el que les ha echado.

Luego, el director dice que estamos grabando, y la periodista me dice que ya tenemos la primera llamada.

—Si estoy en un restaurante abarrotado —la voz que se oye por los altavoces es de mujer—, un restaurante muy caro, y alguien en la mesa de al lado suelta una ventosidad, y no una sola vez, sino muchas, y es del todo repugnante, ¿qué debería hacer?

La periodista se tapa la mano con la boca. El director se vuelve de espaldas. Mi agente mira a mis redactores, que escriben mi respuesta en el monitor.

Para ganar tiempo, la periodista pregunta a la mujer qué es lo que estaba comiendo.

—Algo con cerdo —dice—. No importa. El olor era tan terrible que no pude saborear nada.

El monitor dice:
DIOS NUESTRO SEÑOR NOS HA DADO VARIOS SENTIDOS
.

El monitor intenta también ganar tiempo.

ENTRE ELLOS ESTÁ EL DEL GUSTO
,
Y EL DEL OLFATO TAMBIÉN
.

A medida que las líneas de texto van apareciendo, no tengo más que ir leyéndolas en voz alta.

PERO SÓLO EL HOMBRE JUZGA QUÉ DONES SON BUENOS Y MALOS
.
PARA DIOS
,
EL OLOR DE LA CARROÑA NO ES DISTINTO DEL DE LA MEJOR CARNE O EL MEJOR VINO
.

No tengo ni idea de adonde quiero ir a parar con esto.

NO SUFRAS
,
Y NO TE ALEGRES
,
NO TE SIENTAS OFENDIDA NI HALAGADA POR TALES DONES
.
NO JUZGUÉIS
,
O TAMBIÉN VOSOTROS SERÉIS JUZGADOS
.

El director dice en silencio: «Qué justito». La periodista me dice que tenemos ya una segunda llamada.

La segunda llamada me pregunta que qué opino de los tangas. El monitor dice:
UNA ABOMINACIÓN
.

Yo creo que, después de años de hacer la colada de gente rica, creo que los fabricantes de tangas y similares deberían hacer los cordones y las cintas negros de entrada.

La periodista me dice que tenemos otra llamada.

—Hay un tío que me gusta, pero me evita.

Es Fertility, es su voz por los altavoces, y me está hablando, le habla de mí a todo Estados Unidos. ¿Me va a montar una bronca por televisión? Mi mente empieza a dibujar un gráfico de las mentiras que he contado y mis posibles respuestas a lo que ella pueda largar.

¿Va a chivarse de mí y de mis predicciones de desastres?

¿Se habrá puesto a atar cabos y sabrá ya que yo llevé a su hermano al suicidio? ¿O lo ha sabido desde el principio?

Y si sabe que maté a su hermano, ¿entonces qué?

—El tío ese que no me llama es porque le dije lo que hago —dice ella—. Mi trabajo. Y él no está de acuerdo, pero finge que no le importa.

La periodista pregunta cuál es exactamente el trabajo de Fertility.

El monitor está en blanco.

Justo entonces, el país está a punto de saber un gran secreto sobre mí o sobre Fertility. Su malvado trabajo. Mi teléfono asesino de la esperanza. Sus sueños de desastres. Mis predicciones de segunda mano.

—Tengo un agente que se hace llamar doctor Ambrose —dice Fertility—, pero no es médico de verdad.

Fertility me dijo una vez que todos, incluidos los basureros y los lavaplatos, acabarán siendo contratados por un agente algún día. Este doctor Ambrose suyo localizaba parejas con dinero en busca de alguien que tuviese su bebé por ellos. Una madre de alquiler. El doctor Ambrose lo llama «el proceso». Este transcurre
in útero
, con el padre de la criatura encamado con Fertility y su esposa esperando fuera.

—La esposa se queda en la salita, haciendo punto o escribiendo listas de nombres para el bebé —dice Fertility—, y mientras, el marido se dedica a vaciar el delicado contenido de sus testículos en mí.

La primera vez que me contó lo de su trabajo, cuando yo todavía era un don nadie pegado a mi línea casera de ayuda telefónica, me dijo que Fertility Hollis era un nombre artístico. Me dijo que en realidad se llamaba Gwen, pero que no le gustaba nada.

—Dice el doctor Ambrose que al estar yo con el padre todo es más natural. Ése es el cuento que les suelta a las parejas desesperadas. No es adulterio. Es holístico.

Por lo que me dijo, no era ni fraude ni prostitución.

—Sale en la Biblia —dice Fertility.

Cuesta cinco mil dólares.

—Ya sabes, en el Génesis, capítulo treinta. Raquel y Bala, Lía y Zelfa.

Me gustaría decirle que Zelfa no utilizaba anticonceptivos. Zelfa no se sacaba cinco de los grandes libres de impuestos. Ellas eran esclavas de verdad. No viajaban por todo el país echando casquetes con tipos deseosos de tener descendencia.

Fertility se queda a vivir con la pareja un máximo de una semana, pero cada vez que repiten el proceso son otros cinco de los grandes. Con algunos hombres, eso puede suponer hasta quince mil pavos por noche. Aparte de que la pareja le paga el vuelo de ida y vuelta.

—El doctor Ambrose no es más que una voz por teléfono que cierra los tratos —dice Fertility—. Casi no es una persona real. La pareja le paga a él y él me envía la mitad del dinero en efectivo. Nunca lleva remite. Es un cobarde.

Ya sé de qué va eso.

El monitor dice:
MUJERZUELA
.

—Lo único que tengo que hacer es no concebir. Es todo un éxito.

Ésa era su vocación, me contó, ser estéril.

El monitor dice:
JEZABEL
.

Y lo dice por los altavoces:

—Soy estéril.

El monitor dice:
PUTA
.

Es su mejor cualificación laboral. Es su vocación. Ella nació para ese trabajo.

No paga impuestos. Le encanta viajar. Vive siempre de viaje en sitios caros y con horarios flexibles. Me dice que algunas noches se queda dormida durante el proceso. Con algunos inseminadores le da por soñar con incendios, con puentes derruidos y terremotos.

—No creo que haga nada malo —dice ella—. Creo que sólo aprovecho la oportunidad.

El monitor dice:
ARDE EN LOS FUEGOS ETERNOS DEL INFIERNO
,
ZORRA PAGANA DEL DIABLO
.

Fertility dice:

—¿Tú qué opinas?

La periodista me mira con tanta atención que no se da ni cuenta de que un rizo le cae sobre la frente. El director me mira fijamente. Mi agente me mira fijamente. La periodista traga saliva. Los redactores están venga a escribir en el monitor.

RUEGA POR TU SALVACIÓN
,
PUTA ADÚLTERA
.

Toda América está viéndonos.

Estás más allá del perdón, enviada del diablo.

La voz de Fertility dice:

—¿Tú qué opinas?

RAMERA
.

Mi agente me señala, señala al monitor, y otra vez a mí, deprisa.

MERETRIZ
.

—No irás a juzgarme ahora, ¿verdad?

JEZABEL
.

Al satélite no llega más que mi silencio. Alguien tendrá que decir algo.

Con la boca entumecida, voy leyendo lo que pone en el monitor. Digo lo que quieren que diga sin sentir nada en los labios. La periodista pregunta:

—¿Oiga? ¿Sigue ahí?

El director nos hace señas con los dedos, cinco, cuatro, tres, dos, uno. Y se pasa un dedo por la garganta.

20

Otra cosa que quiero que sepa la gente antes de que el avión se estrelle es que lo del Verteporno no fue idea mía.

Mi agente no hace más que ponerme papeles delante y decirme que los firme.

Me dice:

—Firma aquí.

—Y aquí.

—Aquí.

—Y aquí.

Mi agente me pide que escriba mi inicial junto a cada párrafo. Me dice que no me moleste en leer ese trozo porque no voy a entender nada.

Así sucedió lo del Verteporno.

No fue idea mía lo de coger los veinte mil acres de la colonia del Credo y convertirlos en depósito de la pornografía obsoleta de esta nación. Revistas. Cartas. Cintas de vídeo. Discos compactos. Consoladores gastados. Muñecas hinchables pinchadas. Vaginas artificiales. Hay palas mecánicas que lo van enterrando todo las veinticuatro horas del día. Son veinte mil acres. Dos cero cero cero cero acres. Todo propiedad del Credo, hasta el último metro cuadrado. La fauna se vio desplazada. El agua quedó contaminada.

Lo están comparando con
Chernobil
, y no es culpa mía.

Antes de que se acabe la cinta del registro de vuelo, la gente tiene que saber a quién echar las culpas. Fue mi agente. El
Libro de las plegarias más comunes
. El programa de televisión,
Espíritu sereno
. El Verteporno americano. El proyecto Génesis.

Las estatuillas Tender Branson para el salpicadero del coche. Incluso el accidentado programa especial emitido en el intermedio de la Super Bowl. Mi agente fue la mano en la sombra en cada una de ellas.

Y con cada una se sacó una pasta.

Pero lo que importa es que ninguna fue idea mía.

Lo del Verteporno me lo vendió un día que estábamos en Dallas, o en Memphis. Mi vida consistía entonces en estadios y habitaciones de hotel, con vuelos entremedias en lugar de distancias reales. El mundo entero no era para mí entonces más que los dibujos del alfombrado bajo mis pies. O bien motivos florales en polinailon o logotipos de la compañía sobre fondo azul o gris que disimulan las manchas y las quemaduras de cigarrillo.

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