Authors: Christopher Moore
¡Pero no! No funcionó. No sé muy bien por qué. William pilló un pedo de nivel «violación en primera cita» con el bebercio que compró con la pasta que le dieron por alquilar el gato enorme y acabaron alimentándose de él. Y fue entonces cuando acogieron en su seno a esta servidora, la nueva princesa electa de la oscuridad. (En su seno quiere decir en el grupo, en el rebaño, o sea, como en un rebaño de corderos, no me obligaron a chuparles el seno ni nada de eso.)
Fui yo quien metió a Tommy en el programa de intercambio de jeringuillas, aprovechando su pinta pálida y escuálida para hacerles creer que era yonqui y conseguir jeringuillas con las que sacarle la sangre a William y guardarla en la nevera para que la condesa pudiera tomarla con el café. Resulta que la única forma en que los vampiros pueden tolerar la comida o la bebida es echándole algo de sangre. (A la condesa le gustan las patatas fritas con sangre, lo cual es a la vez très guay y de lo más pallá .)
Así que, para cuando la condesa y Flood descubrieron lo que pasaba con la comida y la sangre, resultó que William el del gato enorme se había dado el piro y la condesa tuvo que ir a buscarlo, dado que era ella quien tenía más experiencia cazando por la noche, mientras Flood y yo hacíamos la mudanza de un piso al otro. Pero tuve que ir a por champú antipiojos para la inútil de mi hermanita Ronnie, que estaba infestada de esas alimañas, y Flood me mandó pronto a casa para evitarme la ira de la unidad materna, ya que no quería que castigaran a su esbirra. (Qué noble. Creo que fue entonces cuando me enamoré de él.) Entonces se llevó al viejo vampiro al mar para hundirlo en la bahía antes de que volviera la condesa. Me resultó evidente que Tommy tenía problemas de celos con el viejo vampiro y quería deshacerse de él. Solo que antes de llegar a la bahía se le acabó la noche y tuvo que dejar al viejo vampiro en el edificio Ferry del embarcadero y huir del sol para salvar la vida. Entonces pasó por allí la limusina con los Animales y la estúpida fulana azul, y pillaron al vampiro Flood en el último momento, cuando abandonaba la calle antes de quedar calcinado por el sol.
Lo sé. ¿QCÑ?
(Para que os enteréis, se supone que cuando escribo QCÑ debéis leer «¿Qué coño?». Y lo mismo con ODM y ODMHP, que es «Oh Dios mío» y «Oh Dios mío hostia puta». Solo un completo cutregil del Disney Channel dice las iniciales. No se dicen las iniciales ni siquiera con BMBYBC, o «Besa Mi Bonito y Blanco Culo», a no ser que alternes con monjas o gente de ese estilo a la que le da vergüenza hablar de besar culos.)
Pues eso, que los Animales volvieron a su trabajo en el Safeway, pero no sin atar antes a Flood a un somier, donde la fulana azul lo torturó para que la convirtiese en vampira, porque ahora tenía toda la pasta que sacaron los Animales al vender las obras de arte del viejo vampiro, que habían sido como seiscientos mil dólares, y quería tomarse su tiempo para gastarlo y por eso quería ser inmortal. Pero Flood era un completo novato en lo de ser vampiro. Nunca había matado a nadie, ni lo había convertido en polvo ni nada, y no sabía vampirizar. La condesa no le había dicho que el elegido debe beber sangre de vampiro para recibir así el don oscuro. Así que la fulana azul lo torturó sin parar.
Lo sé, menuda zorra.
Mientras tanto, la condesa encontró al tío del gato enorme y yo el champú antipiojos, pero no sabíamos dónde estaba Tommy. La condesa se había quemado al meterse por unas tuberías de agua, así que se alimentó de mí, allí mismo, en el loft , y yo pensé: Oh, mierda, voy a recibir el don oscuro, y yo con mis Converse Chuck Taylor verde lima que son lo menos para convertirse en una criatura de indecible poder . Pero no, la condesa solo tomó de mi néctar sanguíneo lo suficiente para curarse. Debió de ser entonces cuando me enamoré de ella. El caso es que fue preguntando por todas partes por Tommy, y el sin techo completamente chiflado que se cree el Emperador de San Francisco (siempre está con sus dos perros en la parte norte de la ciudad) le dijo que uno de los Animales había ido preguntando por Flood.
Yo suelto un «Ajá».
Y la condesa suelta un «Ya».
Antes de darnos cuenta estamos en el Safeway de Marina y la condesa, con sus vaqueros negros y su chaqueta roja de cuero, pero con los labios sin pintar, coge un cubo de la basura reforzado en acero, tan grande como una monitora de gimnasio lesbiana, y rompe el escaparate con él, y luego entra en la tienda pasando entre los cristales rotos, cabreada como una mona, y empieza a dar de hostias a los porreros. Fue algo glorioso. Pero no mató a nadie, lo cual acabó siendo un error, como también lo es, en mi humilde opinión, no llevar los labios pintados. Pues aunque fue una de las tundas de hostias más heroica que se ha visto en el mundo real, habría molado mucho más si los hubiera sacudido con los labios pintados de negro, o de un granate oscuro. Y le dijeron que tenían a Tommy en el apartamento de Lash, el negro del grupo.
Les había machacado, y yo dije: «¡Os hemos follado, cabrones!».
Y la condesa dijo: «Qué mona. Vamos a por Tommy».
A veces puede ser una zorra. El caso es que vamos al apartamento donde tienen a Tommy, y cuando llegamos sigue atado al somier, solo que está de pie, apoyado contra la pared, todo desnudo y cubierto de sangre hasta en el aparato. Y con la fulana azul muerta en el suelo.
Yo suelto un «Ajá».
Y la condesa suelta un «Ya».
Y dice algo sobre que la fulana azul ha debido de romperse el cuello o algo, porque si Tommy la hubiera dejado seca se habría convertido en polvo y no habría ningún cadáver. El caso es que el viaje en taxi hasta el loft fue très embarazoso, ¿sabéis?, con Flood desnudo y cubierto de sangre y los dos en plan «oh, te quiero» y «oh, yo también te quiero». Y yo iba deprimida de lo más superemo porque estaba celosa, porque ellos tenían su amor oscuro y eterno mientras que yo solo tenía mis Chucks verde lima y a Jared el follarratas gay .
Pero estuvo bien. El rescate y eso. Porque encontramos el dinero de las obras de arte del viejo vampiro con el que los Animales habían pagado a la fulana azul, que era como medio millón de dólares. Pero entonces descubrimos que la fulana azul no estaba muerta, ya que debió de beber accidentalmente algo de la sangre de Tommy cuando lo besó mientras lo torturaba, y ahora era una nosferatu. Y había convertido a todos los Animales, lo cual era malo, ¿sabéis? Daba muy mal rollo.
Y el viejo vampiro se había escapado del caparazón de bronce e iba a por Tommy y a por Jody, e igual hasta a por mí. Incluso fue a por William el del gato enorme, mientras Jared y yo mirábamos desde un callejón al otro lado de la calle.
¡Lo sé! Nos quedamos en plan «¿cómo?».
El caso es que eso fue en Nochebuena y Jared y yo habíamos ido a la sesión golfa de Pesadilla antes de Navidad en el Metreon. Y nos quedamos como traumatizados y eso viendo cómo el vampiro pegaba al tío del gato enorme, y entonces nos llamó la condesa. Y quedé con ella y mi Señor Oscuro Flood a tomar café en un restaurante chino, que era lo único abierto porque los chinos pasan de la Navidad porque es una historia sin dragones ni petardos.
Nota para mí: escribir un poema narrativo sobre lo que habría pasado si los tres reyes magos le hubieran dado al niño Jesús petardos, un dragón y cerdo mu-shu en vez de las otras porquerías.
Así que, tras tirarnos toda la noche bebiendo café con sangre de Jared y sacarles la historia del viejo vampiro a la condesa y a Flood, volvemos al loft y allí, en las escaleras, nos encontramos con el viejo vampiro, desnudo. Y nos suelta: «Tenía que hacer la colada. Ese tío se me meó en el chándal». (Cuando lo vi sacudiendo al tío del gato enorme llevaba un chándal amarillo de lo más gangsta.)
Así que huimos, y cuando mis amos se desmayaron con el amanecer tuvimos que esconderlos en las vigas de debajo del puente de la bahía. No bostezaron ni nada; cayeron como muertos en el sitio. Bueno, como no muertos.
Así que los envolvimos con precinto y bolsas de basura y los llevamos a la guarida del sótano de Jared en Noe Valley. (La guarida de su sótano es sacrosanta, porque su padre y su madrastra temen encontrarlo machacándosela con porno gay, así que es un lugar muy seguro para los amos.) Mientras tanto, yo volví al loft para alimentar a Chet, el enorme gato afeitado, y decapitar al viejo vampiro con la daga de Jared y así ganar puntos extra con los amos, pero resultó que no había calculado bien cuándo se ponía el sol. ¿Desde cuándo se pone el sol a las cinco? Es como de críos.
El caso es que cuando llego a las escaleras, escucho al viejo vampiro moviéndose arriba. Y yo me digo: «Cagada». Entonces oigo que llega un coche y salgo corriendo, directa a los brazos de una fulana rubia, que resulta ser la fulana azul, que ahora es nosferatu, acompañada de tres de sus esbirros vampiro que antes eran Animales. Lo sé. «Ajá.»
Así que me coge y está a punto de desgarrarme la garganta cuando el viejo vampiro la agarra por el cuello y deja la huella de su cara en la capota de un Mercedes. Y el tío va y dice: «Estás rompiendo las reglas, fulana. No puedes ir por ahí convirtiendo gente como si nada».
Yo celebraba la victoria sobre la fulana rubia con una pequeña danza de caderas cuando todos vinieron a por mí. Así que saqué la daga de Jared, aunque sabiendo que de todos modos se chuparían en grupo mi pálido cuerpecito, cuando una pasada de Honda de carreras sale a toda hostia del callejón y todo se vuelve blanco luminoso alrededor del coche. Y mi amado Fu, con su pelo a lo manga y sus gafas oscuras de héroe, me suelta: «Sube».
Pues eso, que se me lleva en su carruaje mágico de empollón, al que ha puesto focos ultravioleta que han dejado a los vampiros tan quemados como si fuera la luz del sol. ¡Lo sé! Me lo habría tirado allí mismo dentro del coche de no estar yo procurando mantener un aura distante de aristocrática frialdad. Así que en vez de eso lo besé hasta dejarlo sin respiración y luego lo abofeteé para que no me considerara su zorra personal, cosa que ya era del todo. O sería.
Resulta que Steve, que es el nombre de esclavo diurno de Perro Fu, llevaba como un mes vigilando el apartamento de la condesa Jody, desde que supo que era vampira porque en su laboratorio hemológico de Berkeley apareció la sangre de una de sus antiguas víctimas. Además de sus alucinantes habilidades de conductor ninja, Fu es como una especie de supergenio biotecnológico.
Entonces Fu me dejó en el café Tulley’s, en la calle Market, donde me reuní con Jared y Jody, que habían salido de casa de los padres de Jared simulando ser amantes, lo cual es asqueroso a tantos niveles que me han dado como arcadas mientras lo tecleaba. (Jared será mi APS
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de emergencia, pero no deja de ser un follarratas pervertido, como lo llama la condesa con cariño.)
Y la condesa va y dice: «Vuelvo al loft a por el dinero».
Y voy yo y digo: «No, el viejo vampiro».
Y ella: «No es mi dueño». (O algo así. Estoy parafraseando.)
Y yo: «Como quieras, pero da de comer a Chet».
Así que volvemos a casa de Jared, y cuando llegamos resulta que el vampiro Flood está todo jodido porque intentó bajar boca abajo por un edificio de la calle Castro cuando iba tras una preciosa drag queen, tal y como hace Drácula en el libro (solo que en el libro no es en el Castro ni Drácula va tras una drag queen).
Nota para mí: cuando por fin sea nosferatu, no bajar una pared escalando boca abajo.
Y entonces aparece Fu, mi dulce amor ninja. Y suelta: «No podía dejarte aquí desprotegida». Y yo por dentro pensaba Molas mogollón de gominolas, Fu, mientras que por fuera me limitaba a besarlo y a restregarme con clase contra su pierna. Así que nos metemos todos en su pasada de Honda y volvemos al loft.
Cuando llegamos, las ventanas del segundo piso están abiertas y Flood oye que el viejo vampiro está con Jody.
Y Fu va y dice: «Dejad que vaya yo». Y del maletero saca una larga gabardina cubierta con cuentas de cristal. «Diodos de luz ultravioleta. Son como la luz del sol», dice.
La salida de incendios a la calle está cerrada, así que Flood suelta: «Iré yo».
Pero Fu le replica: «No, te quemarías».
Pero cubren a Flood de arriba abajo, con guantes, sombrero y una máscara de gas que Fu lleva para casos de alarma biológica y eso, y luego le ponen la gabardina. Fu le da una goma elástica y un bate de béisbol, y Flood empieza a correr de un lado a otro de la calle, subiendo un poco por la pared de un edificio, y luego por la del otro, hasta que se mete por una ventana del primer piso con los pies por delante. Personalmente creo que la condesa se habría limitado a saltar hasta allí, pero es vampira desde hace más tiempo que Flood y tiene mejores habilidades.
Pues eso, que de las ventanas sale una luz blanca cegadora y lo siguiente que vemos es al viejo vampiro atravesando la ventana como un cometa en llamas y dando contra la calle justo ante nosotros. Y se levanta todo ennegrecido y cabreado, y Fu alza los focos ultravioleta y le suelta: «Fuera de aquí escoria vampírica». Y el viejo vampiro se va corriendo.
Entonces Flood sale por la puerta llevando a la condesa, que parece más muerta de lo habitual, y los llevamos a un motel para que se escondan hasta que se nos ocurra qué hacer. Fu roba sangre donada al laboratorio de su universidad y se la da a Flood y a la condesa para que puedan curarse. Y Fu va y dice: «He estudiado la sangre que encontré en las víctimas, y creo que puedo invertir el proceso. Puedo hacer que volváis a ser humanos».
Que era por lo que seguía a la condesa cuando yo lo conocí. Así que Tommy y Jody sueltan: «Nos lo pensaremos».
Pues eso, que Flood abraza a Jody en la cama y hablan en voz baja, pero yo puedo oírlos porque estoy justo en la puerta y el cuarto no es muy grande. Y está claro que su amor es eterno y que durará eones, pero a Flood no le gusta ser vampiro porque el horario es un asco y eso, y a Jody le gusta ser vampira por el poder que siente tras pasar tantos años siendo una llorica, y más o menos estaban diciendo que van a cortar cuando justo sale el sol y se desmayan.
Yo me puse en plan «oh, diablos, no».
Así que hice que los recubrieran de bronce.
Ahora mismo los estoy mirando. Los hicimos posar como en El beso de Rodin y estarán juntos hasta el fin de los tiempos, o hasta que se nos ocurra el modo de sacarlos sin que nos salten al cuello y eso. Fu dice que es una crueldad, pero la condesa me dijo que podían convertirse en niebla, y que el tiempo pasa como en un sueño cuando son niebla y están bien.