Read Lisístrata Online

Authors: Aristófanes

Tags: #Clásico, Humor, Teatro

Lisístrata (4 page)

L
ISÍSTRATA
.— Eso también está previsto: hoy mismo nos adueñaremos de la Acrópolis. Se han dado órdenes a las más viejas de que lo hagan mientras nosotras organizamos esto: fingiendo que van a hacer un sacrificio tomarán la Acrópolis.

L
AMPITO
.— Todo irá bien, pues lo que dices es razonable
[180]
.

L
ISÍSTRATA
.— ¿Por qué entonces, Lampito, no nos juramentamos para que nuestro acuerdo no se pueda romper?

L
AMPITO
.— Expón la fórmula con la que juraremos.

L
ISÍSTRATA
.— Bien dices. ¿Dónde está la escita? ¿Qué miras
[35]
? Pon ahí delante boca arriba el escudo, y dadme alguna de vosotras las vísceras para el sacrificio.

C
LEONICA
.— Lisístrata, ¿qué juramento nos harás jurar?

L
ISÍSTRATA
.— ¿Cuál? Sobre un escudo, como dicen que hizo Esquilo una vez
[36]
, degollaremos un cordero.

C
LEONICA
.— No jures nada sobre la paz en un escudo, Lisístrata
[190]
.

L
ISÍSTRATA
.— ¿Cuál sera el juramento entonces? ¿Cogemos en alguna parte un caballo blanco y le sacamos las entrañas
[37]
?

C
LEONICA
.— ¿Y dónde hay un caballo blanco?

L
ISÍSTRATA
.— ¿Pues cómo juramos?

C
LEONICA
.— Yo te lo diré si quieres, por Zeus: ponemos en el suelo una copa negra bien grande, boca arriba, y degollando un odre de vino de Tasos juraremos no echarle agua a la copa
[38]
.

L
AMPITO
.— ¡Oh, no puedo decir cuánto apruebo ese juramento!

L
ISÍSTRATA
.— Traed alguna la copa y el odre.

C
LEONICA
.—
(Sopesando la copa)
Queridísimas mujeres, vaya pieza
[200]
. En cuanto se la coge se pone una contenta.

L
ISÍSTRATA
.— Déjala en el suelo y acércame la víctima. ¡Soberana Persuasión, y tú, copa de la amistad, recibe el sacrificio con ánimo favorable hacia las mujeres!
(Da un corte al pellejo, por el que se derrama el vino)

C
LEONICA
.— ¡Buen color tiene la sangre, y qué bien sale a borbotones
[39]
!

L
AMPITO
.— ¡Qué aroma tan dulce, por Cástor!

C
LEONICA
.— Dejadme que jure la primera, mujeres.

L
ISÍSTRATA
.— Si no te toca, no, por Afrodita. Y ahora poned todas la mano sobre la copa, Lampito, y que una en nombre de todas repita lo que yo digo
[210]
. Vosotras lo juraréis y lo mantendréis.

«Ningún amante ni marido…»

C
LEONICA
.— «Ningún amante ni marido…»

L
ISÍSTRATA
.— «… se me acercara con la polla tiesa…» (…) ¡Dilo!

C
LEONICA
.— «… se me acercara con la polla tiesa…» Ay, se me doblan las rodillas, Lisístrata.

L
ISÍSTRATA
.— «En casa pasaré la vida castamente…»

C
LEONICA
.— «En casa pasaré la vida castamente…»

L
ISÍSTRATA
.— «… vestida de azafrán y bien arreglada…»

C
LEONICA
.— «… vestida de azafrán y bien arreglada…»
[220]

L
ISÍSTRATA
.— «… de modo que mi marido se caliente al máximo por mí…»

C
LEONICA
.— «… de modo que mi marido se caliente al máximo por mí…»

L
ISÍSTRATA
.— «Nunca cederé voluntariamente a él…»

C
LEONICA
.— «Nunca cederé voluntariamente a él…»

L
ISÍSTRATA
.— «… y si me obligara por la fuerza, contra mi voluntad,…»

C
LEONICA
.— «… y si me obligara por la fuerza, contra mi voluntad,…»

L
ISÍSTRATA
.— «… me entregaré de mala gana y no me apretaré contra él…»

C
LEONICA
.— «… me entregaré de mala gana y no me apretaré contra él…»

L
ISÍSTRATA
.— «… no levantaré mis sandalias hasta el techo…»

C
LEONICA
.— «… no levantaré mis sandalias hasta el techo…»
[230]

L
ISÍSTRATA
.— «… ni me pondré como una leona encima de su rayaquesos…»

C
LEONICA
.— «… ni me pondré como una leona encima de su rayaquesos…»

L
ISÍSTRATA
.— «… Si mantengo todo eso, beberé de aquí…»

C
LEONICA
.— «… Si mantengo todo eso, beberé de aquí…»

L
ISÍSTRATA
.— «… y si lo incumplo,… ¡que la copa se llene de agua!»

C
LEONICA
.— «… y si lo incumplo,… ¡que la copa se llene de agua!»

L
ISÍSTRATA
.— Juradlo también todas vosotras.

T
ODAS
.— ¡Lo juramos, por Zeus!

L
ISÍSTRATA
.— Ea, haré yo la ofrenda.
(Bebe)

C
LEONICA
.— Sólo tu parte, amiga, para que al punto nos hagamos amigas todas.
(Se oye un fuerte ruido lejano)

L
AMPITO
.— ¿Qué griterío es ése?

L
ISÍSTRATA
.— Eso es lo que te decía antes
[240]
: las mujeres han tomado ya la Acrópolis de la diosa. Vamos, Lampito, vete y arregla las cosas en tu tierra y déjanos en prenda aquí a éstas
(La beocia y la corintia)
. Y nosotras vayamos con las que están en la Acrópolis y ayudémoslas a echar los cerrojos.

C
LEONICA
.— ¿No crees que todos los hombres acudirán enseguida en auxilio de aquélla contra nosotras?

L
ISÍSTRATA
.— Bien poco me importan. No vendrán con suficiente fuego ni amenazas para abrir las puertas
[250]
, si no es bajo las condiciones que hemos dicho.

C
LEONICA
.— ¡No, por Afrodita; o sería vano que digan de las mujeres que somos indomables y que estamos apestadas!

(Se retiran. El decorado representa ahora la entrada de la Acrópolis. A ella se acercan unos viejos que traen unos troncos a la espalda y unas marmitas con fuego encendido)

C
ORO DE VIEJOS
.—
(Corifeo)
Avanza, Draces, guíanos paso a paso, aunque lleves el hombro hecho polvo por lo mucho que pesa ese tronco de olivo verde que llevas.

C
ORO

Estrofa

¡Ay! Muchas cosas inesperadas ocurren en el curso de

una larga vida,

¿pues quién, Estrimodoro, habría esperado oír

que las mujeres, esa desgracia evidente

que en nuestra casa alimentábamos
[260]
,

iban a tener en sus manos la sagrada imagen,

se iban a adueñar de mi Acrópolis

y con cerrojos y llaves

echarían el cierre a los Propileos?

C
ORIFEO
.— Vayamos deprisa hacia la Acrópolis, Filurgo, y pongamos esta leña en círculo en torno a las que han emprendido este asunto y lo llevan adelante. Hagamos una pira y achicharremos con nuestras propias manos a todas de una sola vez. Y a la mujer de Licón la primera
[40]
[270]
.

C
ORO

Antístrofa

¡No, por Deméter!, mientras yo viva no van a jactarse,

que tampoco Cleómenes
[41]
, que la tomó el primero,

se marchó de rositas.

Con sus humos laconios

se largó tras entregarme las armas,

llevándose tan sólo una capita de nada,

cubierto de mugre y sin afeitar,

tras seis años sin ver el agua
[280]
.

C
ORIFEO
.— Con tal saña asedié yo a aquel hombre, durmiendo ante las puertas con diecisiete filas de escudos en fondo. ¿Y no voy a ser capaz de poner freno a la audacia de estas enemigas de Eurípides y de los dioses? Que desaparezca antes mi trofeo en la Tetrápolis.

C
ORO

Estrofa

Vamos, esto que me queda

de camino es ya sólo

la cuesta hasta la Acrópolis, a la que me dirijo.

Hemos de arrastrar todo esto hasta allí

sin tener ningún asno
[290]
.

¡Cómo me destrozan el hombro los dos maderos!

Pero hay que seguir

y hay que soplar el fuego,

no se me apague por descuido al final del camino.

¡Fu, fu!

¡Huy, huy, qué humo!

Antístrofa

¡Con qué furia, señor Heracles,

se me echa encima desde la marmita

y me muerde los ojos como una perra rabiosa!

Éste es el fuego de Lemnos,

no cabe ninguna duda
[300]
;

si no, no me comería de ese modo las legañas.

¡Adelante, rápido, a la Acrópolis,

a ayudar a la diosa!

¿Qué mejor ocasión que ésta para socorrerla, Laques?

¡Fu, fu!

¡Huy, huy, qué humo!

C
ORIFEO
.— Este fuego se ha avivado y se eleva gracias a los dioses. ¿Qué tal si primero dejamos aquí mismo los maderos, metemos un puñado de sarmientos en la marmita y los prendemos fuego y luego nos lanzamos contra la puerta en tropel? Y si ante nuestra llamada las mujeres no descorren los cerrojos
[310]
, menester será prender fuego a las puertas y hostigarlas con el humo. Dejemos ya la carga. (…) ¡Qué barbaridad de humo! ¿No nos ayudaría algún estratego de Samos
[42]
a llevar los maderos? (…) Éstos ya han dejado de partirme el espinazo. Ahora, marmita, te toca a ti avivar la brasa para que ella me proporcione la llama de mi antorcha.

¡Victoria soberana, ponte a nuestro lado, para que podamos elevar un trofeo por nuestro triunfo sobre la osadía actual de las mujeres de la Acrópolis!

(Mientras acercan sus teas a las puertas, entra el coro de viejas por el lado opuesto. Traen cántaros llenos de agua)

C
ORIFEO
.— Me parece, mujeres, que veo vapor y humo, como si ardiera un fuego. Hay que darse prisa
[320]
.

C
ORO

Estrofa

¡Vuela, vuela, Nicodice,

antes de que ardan Cálice

y Critila en el fuego que avivan

los vientos desapacibles

y los malditos viejos!

Pero temo llegar en ayuda demasiado tarde,

pues he llenado mi cántaro a oscuras en la fuente,

con dificultades por el jaleo de la multitud y el

entrechocar de las vasijas, empujada por siervas
[330]

y esclavos marcados a fuego. Deprisa

he cogido el agua, y a mis paisanas

que se abrasan

les traigo agua para ayudarlas.

Antístrofa

Es que he oído que unos viejos

idiotas se acercaban trayendo

a la Acrópolis leños de casi tres talentos de peso,

como si fueran a calentar un baño,

y profiriendo terribles amenazas:

que hay que reducir a tizones a las malditas mujeres
[340]
.

No las vea jamás yo quemadas, diosa, sino defendiendo

de la guerra y de la estupidez a la Hélade y a los ciudadanos.

Por eso, penacho de oro,

dueña de la ciudad, ocupé tu sede

y te llamo como aliada,

Tritogenia: si a ellas

un hombre les mete fuego,

lleva con nosotras agua.

C
ORIFEO
.—
(Las mujeres ven a los viejos)
Basta. Vaya, ¿qué es eso? Unos completos canallas
[350]
, porque hombres piadosos y honrados jamás habrían hecho eso.

C
ORIFEO DE VIEJOS
.— Aquí se nos acerca un espectáculo con el que no contábamos: un enjambre enorme de mujeres que acude a proteger las puertas.

C
ORIFEO DE VIEJAS
.— ¿Por qué ese canguelo ante nosotras? ¿Es que os parecemos muchas? Pues no veis más que una parte de los millares que somos.

C
ORIFEO DE VIEJOS
.— Fedrias, ¿vamos a consentirles a éstas tantas estupideces? ¿No habría que romper el leño a fuerza de darles golpes?

C
ORIFEO DE VIEJAS
.— Dejemos nosotras los cántaros en el suelo para que no nos estorben si alguien nos acerca la mano.

C
ORIFEO DE VIEJOS
.— Por Zeus, que si ya les hubieran dado dos o tres hostias
[360]
en los morros como a Búpalo
[43]
, no les quedarían ya ganas de hablar.

C
ORIFEO DE VIEJAS
.— Ea, que me peguen, que yo me dejaré y me quedare quieta; ¡pero ya ninguna perra podrá agarrarte jamás de los cojones!

C
ORIFEO DE VIEJOS
.— Si no te callas, a golpes te dejaré el pellejo hecho unos zorros.

C
ORIFEO DE VIEJAS
.— Anda, toca tan sólo a Estratilis, acércale un dedo.

C
ORIFEO DE VIEJOS
.— ¿Y si te hago polvo a puñetazos, qué? ¿Qué cosa tan terrible me harás?

C
ORIFEO DE VIEJAS
.— A bocados te arrancaré los pulmones y las tripas.

C
ORIFEO DE VIEJOS
.— No hay poeta más sabio que Eurípides, pues no hay ninguna criatura tan odiosa como las mujeres.

C
ORIFEO DE VIEJAS
.— Levantemos del suelo los cántaros de agua, Rodipa
[370]
.

C
ORIFEO DE VIEJOS
.— ¿Por qué, enemiga de los dioses, has venido hasta aquí con agua?

C
ORIFEO DE VIEJAS
.— ¿Y por qué tú con fuego, sepulcro? ¿Para prenderte fuego?

C
ORIFEO DE VIEJOS
.— Yo, para amontonar una pira y prenderles fuego a tus amigas.

C
ORIFEO DE VIEJAS
.— Y yo, para apagar tu pira con esto.

C
ORIFEO DE VIEJOS
.— ¿Que tú vas a apagar mi fuego?

C
ORIFEO DE VIEJAS
.— Los hechos te lo demostrarán enseguida.

C
ORIFEO DE VIEJOS
.— No sé si achicharrarte con esta antorcha…

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