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Authors: J.K. Rowling

Tags: #Aventuras, Fantástico, Infantil y Juvenil, Intriga

Harry Potter. La colección completa (494 page)

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La expansión del quidditch por el mundo
Europa

El quidditch ya estaba bien arraigado en Irlanda en el siglo XIV, como prueba el relato que Zacharias Mumpshace un partido en el año 1385:

«Un quipo de brujos de Cork cruzó el mar de Irlanda en escoba para jugar un partido aquí, en Lancashire. Los de Cork ultrajaron a los lugareños al derrotar con firmeza a sus héroes. Los Irlandeses sabían hacer jugadas con la quaffle que no se habían visto antes en Lancashire y tuvieron que huir del pueblo temiendo por sus vidas cuando la muchedumbre enfurecida extendió sus varitas mágicas y los persiguió.»

Varias fuentes indican que el juego se extendió a otras partes de Europa a principios del siglo XV. Sabemos que Noruega se aficionó pronto (¿podría el primo de Goodwin Kneen, Olaf, introducir ahí el juego?) gracias al poema escrito por el poeta Ingolfr el Yámbico en los primeros años de 1400.

Oh, la emoción de la caza

mientras surco el aire ligero

con la snitch allá arriba

y el viento en mi cabello.

Cuando me acerco aún más,

la muchedumbre vocifera,

pero aparece una bludger por sorpresa

y me abre la cabeza.

Más o menos por esa misma época, el mago francés Malecrit escribió las siguientes líneas en su obra Hélas, Je me suis Transfiguré Les Pieds (Ay de mí he transformado mis pies):

GRENOUILLE: Hoy no puedo ir contigo al mercado, Crapaud.

CRAPAUD: Pero, Grenouille, yo no puedo llevar solo la vaca.

GRENOUILLE: Ya sabes, Crapaud, que debo jugar de guardián está mañana. ¿Quién detendrá la quaffle si yo no lo hago?

El año de 1473 vio la primera Copa del Mundo de quidditch, si bien todas las naciones representadas eran europeas. La ausencia de equipos procedentes de naciones más distantes puede deberse a que las lechuzas que llevaban las invitaciones sufrieran un síncope por agotamiento, a la falta de ganas de los invitados de emprender una larga y peligrosa travesía, o quizá a que simplemente prefirieran quedarse en casa.

La final entre Transilvania y Flandes ha pasado a los anales como la más violenta de todos los tiempos. La mayoría de las faltas que se registraron entonces nunca se habían visto; por ejemplo, la transformación de un cazador en una mofeta, el intento de decapitar a un guardián con un sable y el asalto de cien murciélagos vampiros que chupaban la sangre, salidos del interior de la túnica del capitán de Transilvania.

El mundial se ha venido celebrando cada cuatro años, aunque los equipos extra-europeos no entraron en la competición hasta el siglo XVII. En 1652 se instauró la Copa de Europa, que desde entonces se juega cada tres años. Del excelente conjunto de equipos europeos existentes, tal vez el búlgaro
Vratsa Vultures
sea el más renombrado. Con siete Euro-copas en su haber, los Vratsa Vultures son indudablemente uno de los equipos más apasionantes sobre el terreno de juego. Fueron los pioneros del tiro largo (lanzar desde muy lejos del área) y siempre están dispuestos a dar a los jugadores noveles la oportunidad de hacerse un nombre.

Habituales ganadores de la Liga francesa, los
Quiberon Quafflepunchers
son famosos por su juego llamativo, así como por sus túnicas teñidas de un rosa escandaloso. En Alemania encontramos a los
Heidelberg Harriers
, que merecieron un célebre comentario del capitán de Irlanda, Darren O´Hare, quien dijo que el equipo era «más feroz que un dragón y dos veces más inteligente». Luxemburgo, una nación que siempre ha sido una potencia en el quidditch, nos ha dado a los
Bigonville Bombers
, un conjunto de aplaudido por su estrategia ofensiva, que le permite estar entre los equipos que marcan más tantos. El conjunto portugués
Braga Broomfleet
se ha abierto paso hasta los más altos niveles de la competición gracias a su original sistema de marcaje de golpeadores. Para terminar, debemos citar al equipo polaco
Grodzisk Goblins
, de donde surgió el que probablemente sea el buscador más innovador de la historia: Josef Wronski.

Australia y Nueva Zelanda

El quidditch se introdujo en Nueva Zelanda en algún momento del siglo XVII y, al parecer, llegó de la mano de una expedición de herbologistas europeos que se encontraban allí para investigar plantas y hongos mágicos. Según se cuenta, tras un largo día recolectando muestras, los magos y las brujas se desahogaron jugando al quidditch ante la mirada atónita de la comunidad mágica local. El ministerio de Magia de Nueva Zelanda ha dedicado ciertamente mucho tiempo y dinero a impedir que los muggles se apoderen del arte maorí de esa época, donde se representa con toda claridad a magos de raza blanca jugando al quidditch (esos grabados y pinturas se exponen en el edificio del Ministerio de Magia en Wellington).

Se estima que la expansión del quidditch a Australia tuvo lugar durante el siglo XVIII. Se puede decir que Australia es un territorio ideal para jugar este deporte dada la cantidad de vastas extensiones deshabilitadas que hay en el interior, donde se pueden construir estadios.

Los equipos de las antípodas siempre han apasionado al público europeo por su velocidad para ofrecer espectáculo. Entre los mejores está el
Moutohora Macaws
(Nueva Zelanda) con sus famosas túnicas de color rojo, amarillo y azul, y su mascota, el fénix Sparky. Los
Thundelarra Thunderers
y los
Woollongong Warriors
han dominado la Liga australiana la mayor parte del último siglo. Su enemistad es legendaria entre la comunidad mágica de Australia; por eso, una respuesta popular ante una afirmación absurda o una respuesta popular ante una afirmación absurda o una fanfarronería es: «Sí, y creo que yo me ofreceré como arbitro en el próximo partido entre Thunderers y Warriors.»

África

La escoba debió de ser introducida en el continente africano por magos y brujas europeos que habrían viajado allí para adquirir conocimientos sobre alquimia y astronomía, disciplinas en las que los magos africanos siempre han destacado. Pese a que todavía no se juega tan ampliamente como en Europa, el quidditch se está haciendo cada vez más popular en el continente africano.

En concreto, Uganda está revelándose como una nación que juega y se interesa mucho por el quidditch. Su club más eminente, el
Patonga Proudsticks
, mantuvo a raya a los Montrose Magpies con un empate en 1986, para el asombro del mundo del quidditch profesional. Seis jugadores del Proudsticks representaron a Uganda recientemente en el Mundial del quidditch, el mayor número de jugadores de un solo equipo que hayan sido convocados a una selección. Otros clubes africanos de renombre son el
Tchamba Charmers
(Togo), maestros del reverse pass; el
Gimbi Giant-Slayers
(Etiopía), dos veces ganadores de la Copa de África, y el
Sumbawanga Sunrays
(Tanzania), un equipo muy popular que ha deleitado a públicos de todo el mundo haciendo loopings en formación.

Norteamérica

El quidditch llegó a Norteamérica a principios del siglo XVII, aunque tardó en asentarse debido a la gran animadversión hacia la brujería que imperaba y que, por desgracia, también se había importado en Europa por esas mismas época. A pesar de que esperaban encontrarse con menos prejuicios, los magos que emigraban y se establecían en el Nuevo Mundo debían tomar muchas precauciones, y eso contribuyó a que la expansión del quidditch se viera restringida en los primeros tiempos.

Sin embargo, ya en épocas más recientes, Canadá nos ha dado tres de los equipos de quidditch más completos del mundo: el
Moose Jaw Meteorites
, el
Haileybury Hammers
y el
Stonewall Stormers
. Los Meteorites estuvieron a punto de ser obligados a disolverse en la década de 1970, debido a su persistente costumbre de festejar las victorias poniéndose a volar por las ciudades y pueblos cercanos al estadio, vuelos en los que no se privaban de dejar una estela de chispas resplandecientes tras sus escobas. Ahora, el equipo limita esta tradición al perímetro del campo y, en consecuencia, los partidos de los Meteorites siguen siendo una gran atracción turística para los magos.

Estados Unidos no ha producido tantos equipos de quidditch de prestigio mundial como otras naciones debido a que este deporte tenía que competir con un juego de escobas nacido en Norteamérica, el quodpot. El quodpot es una variante del quidditch que fue inventada en el siglo XVIII por el mago Abraham Peasegood. Éste había dejado su país natal con una quaffle bajo el brazo y tenía la intención de formar un equipo de quidditch. La historia dice que la quaffle de Peasegood se movió dentro de su baúl hasta dar con la punta se su varita mágica, de modo que, cuando finalmente saco la quaffle y comenzó a lanzarla despreocupadamente, le explotó en la cara.

Peasegood, que según parece tenía un gran sentido del humor, se dedicó enseguida a recrear el efecto en una serie de pelotas de cuero y muy pronto se olvidó del quidditch para desarrollar con sus amigos un juego que giraba en torno a las explosivas características de la nueva pelota, llamada «quod». En el juego del quodpot hay once jugadores por equipo. Los miembros de un equipo se pasan entre sí la quod o quaffle modificada y tratan de meterla en el «pot» del otro extremo del campo antes de que explote. El jugador al que le explote la quod en las manos debe abandonar el terreno de juego. Una vez la quod está segura en el pot (un pequeño caldero que contiene una solución que impide que la quod estalle), el equipo anota un punto y entonces se saca una pelota nueva al campo de juego. El quodpot ha obtenido cierto éxito como deporte para minorías en Europa, aunque la mayoría de los magos permanece fiel al quidditch.

A pesar de los encantos del quodpot, el quiddditch esta adquiriendo cada vez más popularidad en Estados Unidos. Dos equipos han alcanzado recientemente categoría internacional: los
Sweetwater All-Stars
, de Texas, que obtuvieron un merecido triunfo sobre los Quiberon Quafflepunchers en el año 1993, tras un apasionante partido que duró cinco días, y los
Fitchburg Finches
de Massachussets, que ya han ganado en siete ocasionens la Liga norteamericana y cuyo buscador, Maximus Brankovitch III, ha sido capitán de la selección estadounidense en los dos mundiales.

Sudamérica

El quidditch se juega por toda Sudamerica pese a que debe competir con el quodpot, que es tan popular como en Norteamérica. Tanto Argentina como Brasil han llegado a los cuartos de final de la Copa del Mundo durante el Último siglo. Sin lugar a dudas, el país sudamericano más sobresaliente en quidditch es Perú, y muchos pronósticos apuntan a que, en menos de diez años, se convertirá en el primer país latino que gane el Mundial. Los magos peruanos creen que su primer contacto con el quidditch tuvo lugar a través de magos europeos enviados por la Confederación Internación para realizar un seguimiento de la población de viperthooths (dragón nativo de este país). En el tiempo que va desde entonces hasta nuestros días, el quidditch se ha convertido en una verdadera obsesión entre la comunidad de magos y no hace mucho su equipo más famoso, el Tarapoto Tree-Skimmers, recorrió Europa con gran éxito.

Asia

El quidditch nunca ha alcanzado una gran relevancia en Oriente, ya que la escoba es una rareza en países donde se continúa prefiriendo la alfombra como medio de transporte. Los Ministerios de Magia de países que mantienen un próspero comercio de alfombras voladoras, como la India, Pakistán, Bangladesh, Irán y Mongolia, contemplan el quidditch con cierto recelo, aunque el deporte tiene algunos seguidores entre magos y brujas de la calle.

La excepción a esta regla es Japón, donde el número de seguidores del quidditch no ha dejado de crecer durante el último siglo. El equipo japonés con más éxito es el
Toyohashi Tengu
, que estuvo a punto de ganar en 1994 a los Gorodok Gargoyles de Lituania. Cuando son derrotados, los japoneses incendian ceremonialmente sus escobas, algo que está mal visto por el Comité de Quidditch de la Confederación Internacional de Magos, que lo considera un desperdicio de madera.

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El desarrollo de la escoba de carreras

Hasta principios del siglo XIX se jugó al quidditch con las mismas escobas que se utilizaban a diario, cuya calidad variaba mucho. Esas escobas representaban un gran avance frente a sus antecesoras medievales; la invención del conjuro del almohadón por parte de Elliot Smethwyck en 1820 supuso un salto de gigante en la tarea de hacer escobas más confortables (véase la figura F).

Fig. F

Aun así, la mayoría de las escobas del siglo XIX eran incapaces de alcanzar altas velocidades y a menudo resultaba difícil controlarlas a grandes alturas. Por lo general, las escobas eran fabricadas a mano por un solo artesano, y aunque eran admirables desde el punto de vista del diseño y el acabado, su rendimiento en la práctica rara vez estaba a la altura de su hermosa apariencia. Un buen ejemplo es la
Oakshaft 79
(llamada así porque el primer modelo se manufacturó en 1879). Creada por el fabricante de escobas Elias Grimstone de Portsmouth, la Oakshaft es una escoba elegante con un grueso mango de roble, diseñada para vuelos prolongados y para resistir vientos fuertes. Aunque la Oakshaft es ahora una escoba clásica que se paga precios exorbitantes, todos los intentos de utilizarla en el quidditch fracasaron. Su peso le impedía dar la vuelta a altas velocidades, de modo que nuca alcanzó mucha popularidad entre aquellos que preferían la agilidad a la seguridad. No obstante, siempre será recordada como la escoba que se utilizó en el primer vuelo a través del Atlántico, realizado por Jocunda Sykes en 1935. (Antes de esa época, los magos preferían tomar barcos en lugar de confiar en las escobas para semejantes trayectos. La aparición es menos confiable cuanto mayor es la distancia que hay que recorrer, y sólo magos verdaderamente expertos tratarían de aparecerse de un continente a otro.)

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