Tampoco me gustan esas palabras. Implican que hay algo mal en mí. Se me juzga.
Por supuesto que hay algo mal en usted, y no está siendo juzgado.
No pretendo ofenderlo personalmente, ¿pero no pertenece a la raza que ha matado más de cien millones de miembros de su especie solamente en el siglo XX?
¿Usted habla de culpa por analogía?
No es una cuestión de culpa. Pero mientras esté dominado por la mente egotista, usted forma parte de la locura colectiva. Quizá no ha observado muy profundamente la condición humana en su estado de dependencia de la mente egotista. Abra los ojos y observe el miedo, la desesperación, la avidez y la violencia que invaden todo. Observe la horrible crueldad y el sufrimiento en una escala inimaginable que los seres humanos han infligido y continúan infligiendo tanto unos a otros como a las demás formas de vida del planeta. No necesita condenar. Simplemente observe. Ese es el pecado. Esa es la locura. Esa es la inconsciencia. Sobre todo, no olvide observar su propia mente. Busque la raíz de la locura allí.
Usted dijo que la identificación con nuestra forma física es parte de la ilusión, así pues ¿cómo puede el cuerpo, la forma física, llevar al descubrimiento del Ser?
El cuerpo que usted puede ver y tocar no puede llevarlo al Ser. Pero este cuerpo visible y tangible es sólo nuestra cáscara exterior, o más bien una percepción limitada y distorsionada de una realidad más profunda. En su estado natural de unión con el Ser, esta realidad más profunda puede sentirse en todo momento como el cuerpo interior, la presencia animadora que hay en su interior. Así pues, "habitar el cuerpo" es sentir el cuerpo desde adentro, sentir la vida dentro del cuerpo y por lo tanto llegar a saber que usted existe más allá de la forma externa.
Pero esto es sólo el comienzo de un viaje interior que lo llevará aún más profundamente a un reino de gran quietud y paz, pero al mismo tiempo de gran poder y vida vibrante. Al principio, usted puede tener sólo destellos fugaces de ello, pero por medio de ellos empezará a darse cuenta de que no es solamente un fragmento insignificante en un universo ajeno, suspendido brevemente entre el nacimiento y la muerte, con la posibilidad sólo de breves placeres seguidos de dolor y por último de la aniquilación. Bajo su forma exterior, usted está conectado con algo tan vasto, tan inconmensurable y sagrado que no puede concebirse ni expresarse, sin embargo estoy hablando de ello ahora. Estoy hablando de ello, no para darle algo en que creer sino para mostrarle cómo puede usted conocerlo por sí mismo.
Usted está separado del Ser mientras su mente toma toda su atención. Cuando esto ocurre —y ocurre continuamente para la mayoría de las personas— usted no está en su cuerpo. La mente absorbe toda su conciencia y la transforma en material mental. Usted no puede dejar de pensar. El pensamiento compulsivo se ha convertido en una enfermedad colectiva. Todo su sentido de quién es usted se deriva entonces de la actividad de la mente. Su identidad, puesto que ya no está arraigada en el Ser, se convierte en un constructo mental vulnerable y siempre necesitado, que crea el miedo como la emoción subyacente predominante. Lo único que verdaderamente importa está entonces ausente de su vida: la conciencia de su ser más profundo, su realidad invisible e indestructible.
Para llegar a ser consciente del Ser usted tiene que recuperar conciencia de la mente. Esta es una de las tareas más esenciales en su viaje espiritual. Liberará grandes cantidades de conciencia que habían estado atrapadas antes en un pensamiento inútil y compulsivo. Una forma muy efectiva de hacer esto es simplemente alejar su atención del pensamiento y dirigirla al cuerpo, donde el Ser puede sentirse en primera instancia como el campo de energía invisible que da vida a lo que usted percibe como el cuerpo físico.
Por favor, inténtelo ahora. Para esta práctica puede ayudarle cerrar los ojos. Más tarde, cuando "estar en el cuerpo" se haya vuelto natural y fácil, ya no será necesario. Dirija su atención al cuerpo. Siéntalo desde dentro. ¿Está vivo? ¿Hay vida en sus manos, en sus brazos, piernas y pies? ¿En su abdomen, en su pecho? Puede sentir el sutil campo de energía que impregna todo el cuerpo y da vida vibrante a cada órgano y a cada célula? ¿Puede sentirlo simultáneamente en todas las partes del cuerpo como un solo campo de energía? Siga concentrándose en la percepción de su cuerpo interior por unos momentos. No comience a pensar en él. Siéntalo. Cuanta más atención le preste, más clara y más fuerte se hará esta sensación. Se sentirá como si cada célula estuviera más viva y si usted tiene un fuerte sentido visual, puede tener una imagen de que su cuerpo se vuelve luminoso. Aunque esa imagen puede ayudarlo temporalmente, preste más atención a la sensación que a cualquier imagen que pueda surgir. Una imagen, no importa lo poderosa o bella que sea, está ya definida en una forma, así que hay menos oportunidad de penetrar más profundamente.
La percepción de su cuerpo interior carece de forma, de límites, es insondable. Usted puede siempre profundizar más en él. Si no puede sentir mucho en esta etapa, preste atención a lo que
puede
sentir. Quizá hay sólo un ligero hormigueo en sus manos o pies. Es suficiente por el momento. Concéntrese en la percepción. Su cuerpo está tomando vida. Más adelante practicaremos algo más. Por favor abra los ojos ahora, pero mantenga algo de su atención en el campo de energía interna del cuerpo incluso mientras observa la habitación. El cuerpo interior está en el umbral entre su identidad formal y su identidad esencial, su verdadera naturaleza. Nunca pierda el contacto con él.
¿Por qué la mayoría de las religiones han condenado o negado el cuerpo? Parece que los que buscan la realización espiritual siempre han considerado el cuerpo como un obstáculo o incluso como algo pecaminoso.
¿Por qué tan pocos de los que buscan han encontrado? En el nivel del cuerpo los hombres están muy cerca de los animales. Todas las funciones corporales básicas —placer, dolor, respiración, comida, bebida, defecación, sueño, el impulso de buscar pareja y de procrear, y por supuesto el nacimiento y la muerte— las compartimos con los animales. Mucho tiempo después de su caída desde un estado de gracia y unidad a la ilusión, los seres humanos despertaron súbitamente en lo que parecía ser un cuerpo animal y encontraron esto muy molesto. "No te engañes a ti mismo. No eres más que un animal". Esta parecía ser la verdad que les miraba a la cara. Pero era demasiado perturbadora para tolerarla. Adán y Eva vieron que estaban desnudos y tuvieron miedo. La negación inconsciente de su naturaleza animal se estableció muy rápidamente. La amenaza de que podían ser dominados por fuerzas instintivas poderosas y volver a una inconsciencia completa era ciertamente muy real. Aparecieron la vergüenza y los tabúes acerca de ciertas partes del cuerpo y ciertas funciones corporales, especialmente la sexualidad. La luz de su conciencia no era todavía suficientemente fuerte para tener amistad con su naturaleza animal, para permitirle
ser
e incluso gozar ese aspecto de sí mismos, no digamos profundizar para encontrar lo divino oculto en ella, la realidad dentro de la ilusión. Así pues, hicieron lo que tenían que hacer. Comenzaron a disociarse de su cuerpo. Ahora se veían a sí mismos como
teniendo
un cuerpo, en lugar de simplemente ser un cuerpo.
Cuando surgieron las religiones, esta disociación se volvió aún más pronunciada como la creencia de que "tú no eres tu cuerpo". Innumerables personas en Oriente y Occidente a través de los tiempos han tratado de encontrar a Dios, la salvación o la iluminación por medio de la negación del cuerpo. Esta tomó la forma de negación de los placeres de los sentidos y de la sexualidad en particular, el ayuno y otras prácticas ascéticas. Incluso se infligían dolor corporal en un intento por debilitarlo o castigarlo ya que lo consideraban pecaminoso. En la Cristiandad esto solía llamarse la mortificación de la carne. Otros intentaron escapar del cuerpo entrando en estados de trance o buscando experiencias extracorporales. Muchos aún lo hacen. Incluso se dice que el Buda practicó la negación del cuerpo por el ayuno y otras formas extremas de ascetismo durante seis años, pero no alcanzó la iluminación hasta después de abandonar esta práctica.
El hecho es que nunca nadie ha llegado a ser iluminado negando o luchando contra el cuerpo o por medio de una experiencia extracorporal. Aunque una experiencia de este tipo puede ser fascinante y darle a usted un atisbo del estado de liberación de la forma material, finalmente siempre tendrá que volver al cuerpo, donde ocurre el trabajo esencial de transformación. La transformación ocurre
a través
del cuerpo, no lejos de él. Por eso ningún maestro verdadero ha defendido nunca luchar contra el cuerpo o negarlo, aunque sus seguidores basados en la mente lo han hecho a menudo.
De las enseñanzas antiguas concernientes al cuerpo, sólo sobreviven ciertos fragmentos, tales como la afirmación de Jesús de que "Todo vuestro cuerpo se llenará de luz", o sobreviven como mitos, como la creencia de que Jesús nunca abandonó su cuerpo, sino que permaneció unido a él y ascendió al "cielo" con él. Casi nadie hasta ahora ha comprendido estos fragmentos o el significado oculto de ciertos mitos y la creencia de que "tú no eres tu cuerpo" ha prevalecido universalmente, llevando a la negación del cuerpo y a los intentos por escapar de él. Así, innumerables buscadores no han podido alcanzar la realización espiritual y llegar a encontrar lo que buscaban.
¿Es posible recuperar las enseñanzas perdidas sobre la significación del cuerpo o reconstruirlas a partir de los fragmentos existentes?
No hay necesidad de hacerlo. Todas las enseñanzas espirituales se originan en la misma Fuente. En ese sentido, hay y siempre ha habido sólo un maestro, que se manifiesta en formas muy diferentes. Yo soy ese maestro y también lo es usted, una vez que pueda acceder a la Fuente interior. Y el camino hacia ella es a través del cuerpo interior. Aunque todas las enseñanzas espirituales se originan en la misma Fuente, una vez que se verbalizan y se escriben, obviamente no son más que colecciones de palabras, y una palabra no es más que un poste indicador, como hemos dicho antes. Todas estas enseñanzas son guías que señalan el camino de retorno a la Fuente.
Ya he hablado de la Verdad que está escondida dentro de su cuerpo, pero resumiré de nuevo las enseñanzas perdidas de los maestros, así que aquí tiene otro poste indicador. Por favor, propóngase sentir su cuerpo interior mientras lee.
Lo que usted percibe como una estructura física densa llamada el cuerpo, que está sujeta a la enfermedad, a la vejez y a la muerte, no es usted. Es una percepción errónea de su realidad esencial que está más allá del nacimiento y la muerte y se debe a las limitaciones de su mente que, habiendo perdido contacto con el Ser, crea el cuerpo como evidencia de su creencia ilusoria en la separación y para justificar su estado de miedo. Pero no se aparte del cuerpo, porque en este símbolo de impermanencia, limitación y muerte que usted percibe como la creación ilusoria de su mente está escondido el esplendor de su realidad esencial e inmortal. No dirija su atención a ninguna otra parte en su búsqueda de la Verdad, porque no la va a encontrar en ninguna otra parte sino dentro de su cuerpo.
No luche contra el cuerpo, porque al hacerlo está luchando contra su propia realidad. Usted es su cuerpo. El cuerpo que usted puede ver y tocar es sólo un delgado velo ilusorio. Bajo él yace el cuerpo interior invisible, la puerta de entrada al Ser, a la Vida no Manifestada. A través del cuerpo interior usted está unido inseparablemente a esta Vida única no manifestada, sin nacimiento, sin muerte, eternamente presente. A través del cuerpo interior usted es uno con Dios por siempre.
La clave es estar en un estado de conexión permanente con su cuerpo interior, sentirlo en todo momento. Esto dará rápidamente profundidad a su vida y la transformará. Cuanta más conciencia dirija hacia el cuerpo interior, más alta se vuelve la frecuencia de vibraciones, muy similar a una luz que se vuelve más brillante según usted suba el botón regulador y aumente así el flujo de electricidad. A este nivel de energía más alto, la negatividad no puede afectarlo ya y usted tiende a atraer nuevas circunstancias que reflejan esa frecuencia más alta.
Si usted mantiene su atención en el cuerpo lo más posible, estará anclado en el Ahora. No se perderá en el mundo externo ni en su mente. Los pensamientos y las emociones, los miedos y los deseos, pueden estar aún ahí en cierta medida, pero no lo dominarán.
Por favor, examine dónde está su atención en este momento. Usted me está escuchando o está leyendo estas palabras en un libro. Ese es el punto de su atención. También es consciente periféricamente de lo que le rodea, de las demás personas, etc. Además puede haber cierta actividad de la mente sobre lo que usted está oyendo o leyendo, algún comentario mental. Sin embargo no hay necesidad de que nada de esto absorba
toda su
atención. Observe si puede estar en contacto con su cuerpo interior al mismo tiempo, Conserve parte de su atención dentro. No la deje fluir afuera. Sienta la totalidad de su cuerpo desde dentro, como un único campo de energía. Es casi como si estuviera escuchando o leyendo con todo su cuerpo. Practique esto en los próximos días o semanas.
No conceda toda su atención a la mente y al mundo exterior. Concéntrese por todos los medios en lo que está haciendo, pero sienta el cuerpo interior al mismo tiempo siempre que sea posible. Permanezca arraigado en su interior. Entonces observe cómo cambia su estado de conciencia y la calidad de lo que está haciendo. Siempre que esté esperando, dondequiera que sea, emplee ese tiempo en sentir el cuerpo interior. De esta forma los embotellamientos de tráfico y las colas se vuelven muy agradables. En lugar de proyectarse fuera del Ahora, entre más profundamente en él al profundizar más en el cuerpo.
El arte de la conciencia del cuerpo interior se desarrollará en un modo de vivir completamente nuevo, un estado de unión permanente con el Ser y añadirá una profundidad a su vida que no ha conocido antes.