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Authors: Paul Watzlawick

Cambio. (26 page)

5.
Diremos de paso que los pacientes no sólo aceptan estas prescripciones de comportamiento, absurdas y con frecuencia de apariencia disparatada, sino que a menudo las aceptan con una sonrisa, como si de algún modo hubiesen captado la índole esencialmente humorística, aunque al mismo tiempo profundamente seria de la paradoja.

6.
Quizás parezca una comparación algo forzada, pero el comportamiento de evitación del fóbico es esencialmente análogo a la prohibición de la pornografía: en ambos casos se constituye un «problema» a partir de una dificultad y en ambos casos el «problema» desaparece junto con la supuesta «solución».

Notas del capítulo VIII

1.
La reestructuración desempeña un importante papel en el humor, con la diferencia de que aquí la segunda estructura, habitual mente introducida inesperadamente, es una disrupción que otorga a toda la historia un cariz divertido. Como ya hemos dicho, Koestler (59) ha escrito extensamente acerca de este tema. Un viejo chiste, que mencionaremos como ilustración de esta técnica, data de 1878, cuando Austria-Hungría ocupó Bosnia muy en contra de la voluntad de sus habitantes, los cuales comenzaron muy pronto a mostrar su descontento disparando contra los funcionarios del gobierno austriaco. La situación empeoró tanto que, de acuerdo con una versión humorística, se promulgó en Viena una ley draconiana, que rezaba del modo siguiente: Por disparar contra el ministro del Interior, dos años de trabajos forzados; por disparar contra el ministro de Asuntos Exteriores, 3 años de trabajos forzados; por disparar contra el ministro de la Guerra, 4 años de trabajos forzados. Contra el primer ministro no se ha de disparar en absoluto.

2.
O recuérdese a Shakespeare (Hamlet II, 2, 259):
«Nada hay bueno ni malo, si el pensamiento no lo hace tal.»

3.
Tal «significado» no es meramente una cuestión de entendimiento intelectual, objetivo, sino de la significación personal completa de la situación

4.
Desde luego, en modo alguno se limita esto a los humanos.
«Un territorio, por ejemplo, no existe como tal en la naturaleza»
escribe Ardrey
«sino en la mente del animal»
(7).

5.
Así por ejemplo, la realidad de un billete de banco no reside primordialmente en el hecho de que se trata de un trozo rectangular de papel marcado de cierto modo, sino en el convenio interpersonal de que posee un determinado valor. Bateson (21) menciona un curioso ejemplo, relativo a los habitantes de una cierta zona costera de Nueva Guinea que utilizan dinero representado por conchas para sus compras menudas y cotidianas, pero que para las grandes transacciones emplean grandes piedras, talladas en forma de rueda de molino. Un día, una de estas piedras que era transportada de un pueblo a otro a través del estuario de un río, se hundió para siempre en el fondo de éste al naufragar la canoa que la transportaba, debido a la intensa corriente. Puesto que el incidente era conocido por todos los interesados, la piedra continuó siendo usada como moneda legal en multitud de subsiguientes transacciones, si bien, estrictamente hablando, su realidad ya existía tan sólo en las mentes de un gran grupo de personas.

6.
Este proceso de «crear» primeramente una realidad y «olvidar» luego que se trata de una creación nuestra, experimentándola como totalmente independíente de nosotros, era ya conocida por Kant y Schopenhauer.
«Éste es el sentido de la magna doctrina de Kant»
, escribe Schopenhauer en
Sobre la voluntad en la naturaleza
,
«el de que la teleología
[el estudio de evidencias de proyectos y propósitos en la naturaleza]
es puesta en la naturaleza tan sólo por el intelecto, que se asombra así de un milagro que ha sido creado, en primer lugar, por él mismo. Si se me permite explicar una cuestión tan sublime mediante un símil trivial, es lo mismo que si el intelecto quedase asombrado al darse cuenta de que cuando se suman todas las cifras aisladas de un múltiplo de 9, dan también 9 o un múltiplo de 9; y sin embargo ha sido él mismo el que preparó tal milagro en el sistema decimal»
(84).

7.
A.J. Premack y D. Premack han presentado una prueba experimental muy interesante de la hipótesis, que resulta intuitivamente plausible, según la cual los animales ordenan también su mundo en miembros y clases y son en consecuencia capaces de distinguir entre ambos. Su chimpancé Sarah mostraba tal capacidad en grado notable:

...Se enseñó al chimpancé a clasificar dibujos en clases: animados e inanimados, viejos y jóvenes, masculinos y femeninos. Además, el animal puede clasificar la misma imagen de distintos modos, en relación con las alternativas ofrecidas. Una sandía es clasificada como fruta en un conjunto de alternativa, como alimento en otro conjunto y como grande en un tercero. A base de estas capacidades conceptuales comprobadas podemos establecer la hipótesis de que el chimpancé puede aprender no sólo los nombres de los miembros específicos de una clase, sino también los nombres de las clases mismas (79).

Ulteriores experimentos han demostrado lo correcto de esta hipótesis

8.
El término de objeto puede no ser el más ajustado y ha de admitirse en su connotación más amplia. Incluye acontecimientos, situaciones, relaciones entre personas, así como entre personas y objetos, patrones de comportamiento, etc.

9.
A pesar de que Khrushchev trata detalladamente en sus memorias acerca de la situación cubana, no menciona la petición de retirada de las bases de missiles americanas de Turquía. Por lo que se refiere a la fase de la crisis que hemos mencionado, no dice nada sobre los contactos entre Fomin y Scali (lo cual no es de sorprender, dada su índole no oficial), menciona a Robert Kennedy como solicitando casi en lágrimas a Anatoly Dobrynin (el embajador soviético) una rápida solución, ya que el presidente temía una intentona de los militares americanos, y concluye:
«Nos dimos cuenta que había que reorientar rápidamente nuestra postura: «Camaradas», dije, «tenemos que buscar una salida digna de este conflicto. Al mismo tiempo, desde luego, debemos asegurar que no comprometemos a Cuba.» Remitimos a los americanos una nota diciendo que estábamos de acuerdo en retirar nuestros missiles y bombarderos con la condición de que el presidente nos diese seguridades de que no habría invasión de Cuba por las fuerzas de los Estados Unidos, ni por cualesquiera otras. Finalmente, Kennedy cedió y se mostró de acuerdo con darnos tales seguridades»
(57). El hecho de que Khrushchev haga aparecer así la crisis como provocada por los norteamericanos y resuelta por su superior capacidad como hombre de Estado constituye en sí una brillante reestructuración.

Notas del capítulo IX

1.
Tan sólo estando muy avanzado nuestro trabajo nos dimos cuenta que, al sistematizar de este modo nuestro procedimiento, estábamos plagiando las C
uatro Nobles Verdades del Budismo
, a saber: del dolor, del origen del dolor, de la cesación del dolor, y de la vía que conduce a la cesación del dolor. Ello no resulta tan sorprendente si se reflexiona sobre ello, ya que las enseñanzas del budismo son eminentemente prácticas y existenciales.

2.
Robert Rosenthal (81) ha presentado una demostración experimental de que las opiniones, puntos de vista, expectativas y prejuicios prácticos de un experimentador, entrevistador o, añadiríamos nosotros, psicoterapeuta, aun cuando jamás sean explícitamente expresadas, ejercen un efecto definido sobre los rendimientos de sus sujetos, ya se trate de ratas, ya de seres humanos.

3.
Puede plantearse, desde luego, la cuestión siguiente: Dentro del amplio número de metas u objetivos concebibles ¿cómo hemos de decidir
cuál
es el correcto? Pero forzada dentro de esta disyuntiva de «correcto» o «incorrecto», la pregunta es en sí un buen ejemplo de pregunta incorrecta y la única respuesta es que no lo sabemos, no podemos saberlo y no necesitamos saberlo. El proceder que estamos describiendo no es precisamente teleológico, basado en la creencia de que existe un estado definitivo de normalidad, del cual los psicoterapeutas, en tanto que tales, tienen un experto conocimiento y pueden decidir así, en último término, aquello que es mejor para sus pacientes. Al igual que en nuestro enfoque no consideramos el síntoma como la manifestación superficial de un profundo problema subyacente, así no proyectamos la meta con arreglo a alguna esencial y platónica idea acerca del sentido último de la vida. En la segunda etapa hemos hallado aquello que mantiene el problema ahora y aquí; por tanto, la meta más lógica es romper dicho círculo vicioso, y no actualizar alguna abstracción filosófica acerca del ser humano.

4.
No recomendamos nada de lo que sigue para solucionadores de problemas que sean demasiado «honestos» como para «jugar», es decir, que prefieran jugar a no ver que juegan.

5.
Como ilustración de ello mencionaremos los primeros 97 casos observados en el
Centro de Psicoterapia Breve
y que fueron sometidos a entrevistas de seguimiento de tres a seis meses más tarde. Incluían una gama muy amplia de problemas psiquiátricos y cada uno de ellos fue tratado durante siete horas, por término medio. El correspondiente problema fue resuelto por completo en el cuarenta por ciento de los casos (con lo que significamos que se alcanzó la meta establecida al comenzar el tratamiento), y mejorado de modo importante, pero no por completo, en otro treinta y tres por ciento. Sin embargo, el veintisiete por ciento restante fueron fracasos.

Notas del capítulo X

1.
Este género de intervención está más detallado en la sección titulada «El truco de Bellac».

2.
Todos aquellos que trabajan con delincuentes juveniles saben que las posibilidades con las que cuentan dichas autoridades son tan limitadas como las de los padres, y que el joven se da cuenta muy pronto de que se trata de otra serie de «tigres de papel».

3.
Cabe denominar así una
half-way house
de EE.UU. en que los enfermos mentales, dados de alta (y a veces incluso reclusos que han cumplido la pena de reclusión penitenciaria) hallan facilidades de readaptación a una vida normal en sociedad. En tal sentido, estos centros sanitarios están «a medio camino» (half-way) entre el hospital y la vida independiente en el mundo exterior.

4.
Por motivos técnicos, solo pudimos visitar al paciente durante tres sesiones. En una entrevista celebrada cuatro meses más tarde afirmó que en lugar de haber iniciado su carrera musical, se había matriculado en un «college» estatal y estaba trabajando para obtener el título en Filosofía. Afirmó que esto le proporcionaba una base más racional y concreta que estudiar música. Continuaba teniendo alucinaciones, pero ahora no les prestaba atención; para él «no tenían sentido y eran triviales».

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