KOHAN, SILVIA ADELA (9 page)

· hastío

· melosidad

· indiferenáa

· afectuosidad

·
tristeza

· rencor

 

Recuerda que el monólogo interior es un flujo de pensamientos expresados internamente. Por lo tanto, su escritura debe carecer de la cohesión y la concreción del pensamiento directo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

6

 

El personaje es tu aliado

 

La idea que nos conduce a la historia escrita puede estar presidida por uno o más personajes, por un personaje que ocupa toda la escena o que está en un recodo de la misma.

José María Merino cuenta lo siguiente: «Un día surgió en mi imaginación la idea borrosa de un hombre que escribía una novela. Solamente eso: un hombre, un ser anónimo, cuyo origen, datos biográficos y rasgos físicos yo no era capaz de identificar entre mis propios recuerdos, escribía un texto del que yo tenía solamente la certeza de que era una ficción novelesca. Y
su presencia, muda y opaca, pero insistente, acabó siendo tan desazonadora para mí que al fin me puse a escribir una novela sobre un hombre que escribía una novela, en una especie de acto conjuratorio, acaso adscribible a eso que llaman la magia simpática, con la esperanza de que, al hacerle ocupar un lugar en la realidad exterior, le hiciese abandonar aquella parte de mi intimidad de la que se había posesionado».

Introducir un personaje en el relato es hacer creer al lector que ese personaje existe, es interesarlo por sus acciones, sus sentimientos, su trayectoria a través de un número determinado de páginas.

Las tres dimensiones del personaje que el escritor debe conocer (se expongan o no directamente en la historia escrita) son la física, la social y la psicológica.

Igualmente, los datos básicos que deben plantearse previamente a su configuración son: las razones por las cuales actúa como actúa, el nombre, su hábitat, su forma de aparecer en escena, su modo de hablar y de pensar, su modo de salir de escena.

Los personajes pueden ser principales o secundarios, simples (concebidos con una única finalidad y función, como Alvaro Mesía, de
La Regenta
, cuya función es el donjuanismo) o complejos y cambiantes (que cumplen más de una función y son el resultado de fuerzas contradictorias desarrolladas en la trama, como el Magistral, en la misma novela).

 

Debes conseguir la individualidad del personaje. El personaje no debe ajustarse a un estereotipo, que responda a un retrato prefijado y a una actuación igual a la de personajes similares.

 

Su creación

 

Tanto si tienes un personaje que te obsesiona como si apenas lo vislumbras, lo puedes dar a conocer mediante un aspecto específico para que resulte más definido: las acciones, los gestos, los sentimientos, el modo de pensar o reaccionar ante determinados estímulos, el entorno, un objeto, el tiempo y el espacio en el que está situado, la relación con otro personaje.

Algunos ejemplos son los siguientes:

 

1) Mediante las acciones:

 

La mujer abrió todo. Los joyeros. Las cajas de caudales. La puerta del vecino. Las cartas. Las latas de atún. Los cajones. Los armarios.

Com
p
robó que lo podía abrir todo, pero quiso ir más allá y abrió las montañas, los cielos, los mares, los ríos, los corazones.

Una vez que lo tuvo todo abierto, comprobó que no le gustaba lo que tenía ante sus ojos. El viento entraba por todas las aberturas. Se resfrió. Enfermó. Abrió el botiquín, abrió la caja de aspirinas, abrió la boca y se las tomó.

Cerró, cerró, cerró, cerró, cerró, cerró, cerró, cerró, cerró, abrió la ventana y tiró la llave.

Dolores Sierra,
El viento

 

2) Mediante la reacción:

 

Gabriel esperó. Casi de inmediato vio que se encendía la luz en la habitación situada a la izquierda de la puerta. Divisó su sombra yendo y viniendo, agachándose e incorporándose poco después. Supuso que estaría guardando los artículos que acababa de comprar. Después, la luz de la habitación se apagó.

Durante unos instantes, el apartamento permaneció en absoluta oscuridad. Luego se encendió la luz de la habitación de la planta superior, esta vez más potente, permitiéndole ver
a la mujer con mayor claridad. Ella no podía ver con cuánta claridad.

P. D. James,
Un asesinato muy vulgar

 

3) Mediante los sentimientos:

 

Queridos padre y madre:

Tengo instalada ya en mi tristeza las caras de ustedes cuando
terminen de leer esta carta. La suya, mamá, inclinada sobre este papel, como cuando terminaba de tocar el piano y su mirada quedaba un rato extraviada sobre las teclas.

Dalmiro Sáenz,
La patria equivocada

 

4) Mediante los pensamientos y las reflexiones:

 

El placer de terminar las cosas. La sensación de finalizar. Terminar. Finalizar. El leve carpetazo que acariciando el aire cierra las páginas de las vidas anteriores. El saborcillo que queda en los labios al terminar la lectura de una novela. La tirita que queda en los dedos al separarse de una mujer. El cloc-cloc de un disco antiguo que se pierde en el infinito silencio de un salón sin ruidos. Las postdatas de una carta que te invitan a escribir. El final de un día que, inevitablemente, da paso a otra sucesión de vivencias. El fondo de un bote de mermelada roja. Fresas de un campo, grava de asfalto. La reserva de un depósito de gasolina. El último fotograma de una película en blanco y negro. La foto veintiséis de un carrete de veinticuatro. Doce campanadas y doce uvas. Pasteles de cumpleaños y velas que se apagan. Mujeres que te abandonan en la estación de autobuses. Mujeres que suenan en el auricular del teléfono justo cuando se acaban las monedas. Piii. Resets informáticos.
Ú
ltimo viaje de una tarjeta de metro. Títol esgotat. El fuego extinguido por un manguerazo de bombero y, claro está, el descansar de la pluma cuando se acaba la tinta. El fin del principio de terminar.

José Luis Lozano,
Terminar

 

5) Mediante un objeto que le pertenece (las gafas):

 

P
acífico Pérez, de rasgos fisonómicos nobles, era alto y extremadamente flaco. Debido a su timidez, y tal vez a su enfer
m
edad, caminaba ligeramente encorvado. Esto, unido a las entradas prematuras de su cabello y a las gafas de gruesos cristales que, como buen tímido, trataba de acomodar constantemente agarrándolas por la patilla derecha, le imprimían un aire intelectual que desmentían sus ademanes y, en particular, su tono de voz y sus expresiones, decididamente rurales.

Miguel Delibes,
Las guerras de nuestros antepasados

 

6) Mediante la relación con otro personaje.

 

A través de mis lágrimas la veo explicándome pacientemente mi situación desde los pies de mi cama. Si yo tengo catorce años, ella tiene dieciocho, y está en su primer año en la Escuela de Magisterio del Estado de Ne
w
ark, una muchacha de pálido rostro que destila melancolía por todos sus poros. A veces, en compañía de otra desgarbada y fea muchacha llamada Edna Tepper (que tiene, sin embargo, dicho sea en su favor, unas tetas tan grandes como mi cabeza) se va a un baile popular de Newark.

Philip Roth,
El lamento de Portnoy

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7

 

Las funciones del tiempo y el espacio

 

Para ambientar la historia narrada se recurre a dos mecanismos ineludibles: el tiempo y el espacio. Los personajes actúan en el tiempo: los personajes viven sus aventuras cuando se está narrando el relato o evocan otro tiempo en el que les ocurrieron otros hechos. El tiempo marca el paso del relato a través de las épocas y de las culturas. Los personajes se mueven en el espacio, los lugares que atraviesan son significativos, estén descritos o no por el narrador: todo buen relato deja entrever al lector cómo es el lugar donde suceden los acontecimientos importantes o secundarios.

 

 

 

 

Artificios literarios

 

Desde el punto de vista temporal se pueden contar los hechos en el orden que se desee. Así, la narración puede ser:

 

a)Ulterior: es la más común, en la que se emplea el tiempo pasado;

b)Anterior: es la anticipación de la historia posterior mediante un sueño, etc.;

c)Simultánea: coinciden los tiempos de la historia narrada y de la narración, como en el diario íntimo, o la serie de acciones contadas en diferentes secuencias, pero que ocurren simultáneamente;

d)Intercalada: es aquella en la que la narración y la historia pueden entrecruzarse, como en la narración epistolar en la que la carta es a la vez el instrumento mediático de la narración y el elemento que sostiene la intriga, o se intercala el pasado con el presente, la evocación con los sucesos que transcurren «ante la mirada del lector».

 

Se puede incluso romper la linealidad del tiempo, fragmentar y dispersar los sucesos, como lo hace Miguel Delibes en
Parábola de un náufrago.

En cuanto a la presentación del espacio, se pueden elegir lugares externos o interiores, amplios o estrechos, oscuros o claros, enfocarlos desde distintas perspectivas y observarlos con precisión, como has visto en el capítulo de la descripción.

 

Ambienta tu historia sabiendo por qué lo haces en ese tiempo y en ese lugar. Recuerda que no son iguales los mismos hechos ambientados hace dos siglos que en la actualidad, ni tampoco lo son ambientados en un mercado, el área de descanso de una autopista, en una discoteca o en un confesionario.

Principales cometidos

 

Tiempo y espacio contribuyen a la concreción de determinados logros asociados a otros aspectos del relato. Entre ellos:

 

1) Crear la atmósfera.

Así, la descripción del tiempo suele ir ligada a la del lugar y requiere el recurso del adjetivo, que hay que administrar con tino.

 

Ejemplo:

En los días grises del otoño, o en marzo, cuando el invierno finaliza, se siente en esta planada silenciosa el espíritu austero de la España clásica, de los místicos inflexibles, de los capitanes tétricos
-
como Alba
-
; de los pintores tormentarios -como Theotocópuli-; de las almas tumultuosas y desasosegadas -como Palafox, Teresa de Jesús, Larra-... El cielo es ceniciento; la tierra es negruzca; lomas rojizas, lomas grises, remotas siluetas azules
ci
erran el horizonte. El viento ruge a intervalos. El silencio es solemne.

Azor
ín
,
La voluntad

 

2) Contribuir al movimiento, velocidad o inmovilidad de la escena.

Según el modo en que se presente el contenido del espacio, la escena puede ser más lenta o más rápida, o combinarse ambas modalidades en un mismo párrafo.

 

Ejemplo:

Los libros, la mesa de madera, mis lápices de colores. Mi pipa junto a aquella vieja foto de Ana. El tocadiscos mudo. La alfombra deshilachada. La cajita cerrada con el búho grabado en la cubierta. El zócalo polvoriento. Los cojines y sus fundas de ganchillo. La bombilla pendiente de un hilo. Las cortinas rojas templando la luz. Las esquinas del techo formando un punto diminuto donde las paredes bajan veloces hasta el suelo.

Vicente Cervera,
La habitación interior

 

3) Trabajar dos escenas distanciadas simultáneamente.

El recurso más común para conseguirlo es usar el adverbio «mientras» para establecer la relación.

 

Ejemplo:

Mientras caminaba en la oscuridad se le apareció el rostro de Emilia: estrecho, de tinte oliváceo, con negros ojos judíos, respingona nariz eslava, mejillas con hoyuelos, alta frente, cabello peinado hacia atrás muy tirante y una oscura pelusilla sombreándole el labio superior. Le sonreía, tímida y lujuriosa a la vez, y le miraba con una curiosidad que era tanto mundana como fraternal. Hubiera deseado extender la mano para tocarla. ¿Era tan vivida su imaginación o se trataba realmente de una aparición? La imagen de la mujer retroce
d
ía como si fuera una santa imagen en el pendón de una procesión religiosa. Vio los detalles de su peinado, el galón que lucía alrededor del cuello, los pendientes que llevaba en las orejas.

Isaac Bashevis Singer,
El mago de Lublin

 

4) Caracterizar a un personaje y dar datos de su situación social a través del espacio al que pertenece y el tiempo en que vive.

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