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Authors: Jonathan Swift

Los viajes de Gulliver (37 page)

;; ; Contestada con esto la única objeción que como viajero pudiera ponérseme, me despido por fin en este punto de todos mis amados lectores y me vuelvo a absorberme en mis meditaciones y a mi pequeño jardín de Redriff; a poner por obra aquellas sabias lecciones de virtud que aprendí entre los houyhnhnms; a instruir a los yahoos de mi familia hasta donde llegue su condición de animal dócil; a mirar frecuentemente en un espejo mi propia imagen, para ver si así logro habituarme con el tiempo a soportar la presencia de una criatura humana; a lamentar la brutalidad de los houyhnhnms de mi tierra, aunque siempre tratando con respeto sus personas, en honor de mi noble amo, su familia, sus amigos y toda la raza houyhnhnm, a que éstos que viven entre nosotros tienen el honor de asemejarse en todas sus facciones, por más que sus entendimientos hayan degenerado.

;; ; La semana pasada empecé a permitir a mi mujer que se sentase a comer conmigo, en el extremo más apartado de una larga mesa, y me contestara, aunque con la mayor brevedad, a unas cuantas preguntas que le hice. Sin embargo, como el olor de los yahoos sigue molestándome mucho, tengo siempre la nariz bien taponada con hojas de ruda, espliego o tabaco. Y aun cuando es difícil para un hombre perder en época avanzada de la vida añejas costumbres, no dejo de tener esperanzas de poder tolerar en algún tiempo la próxima compañía de un yahoo sin el recelo que aun me inspiran sus clientes y sus garras.

;; ; Mi reconciliación con la especie yahoo en general no sería tan difícil si ellos se contentaran sólo con los vicios y las insensateces que la Naturaleza les ha otorgado. No me causa el más pequeño enojo la vista de un abogado, un ratero, un coronel, un necio, un lord, un tahur, un político, un médico, un delator, un cohechador, un procurador, un traidor y otros parecidos; todo ello está en el curso natural de las cosas. Pero cuando contemplo una masa informe de fealdades y enfermedades, así del cuerpo como del espíritu, forjada a golpes de orgullo, ello excede los límites de mi paciencia, y jamás comprenderé cómo tal animal y tal vicio pueden ajustarse. Los sabios y virtuosos houyhnhnms, que abundan en todas las excelencias que pueden adornar a un ser racional, no tienen en su idioma término para designar este vicio, como no lo tienen para expresar nada que signifique el mal, excepto aquellos con que califican las detestables cualidades de sus yahoos, y entre ellas no pueden distinguir ésta del orgullo por falta de completo conocimiento de la naturaleza humana, según se muestra en otros países en que este animal gobierna. Pero yo, con mi mayor experiencia pude claramente reconocer algunos rudimentos de ella en los yahoos silvestres. Los houyhnhnms, que viven bajo el gobierno de la razón, no se encuentran más orgullosos de las buenas cualidades que poseen que puedo estarlo yo de que no me falte un brazo o una pierna, lo que no puede constituir motivo de jactancia para ningún hombre en su juicio, aunque sería desdichado si le faltaran. Insisto particularmente sobre este punto, llevado del deseo de hacer por todos los medios posibles la sociedad del yahoo inglés no insoportable, y, de consiguiente, conjuro desde aquí a quienes tengan algún atisbo de este vicio absurdo para que no se atrevan a comparecer ante mi vista.

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