Read Poemas ocultos Online

Authors: Jim Morrison

Tags: #Filosofía, Poesía, Romántico

Poemas ocultos (2 page)

XIV
(LOS CONECTORES.)

— ¿Qué es una conexión?

— Cuando 2 movimientos, considerados

infinitos y mutuamente

excluyentes, se encuentran en un

momento.

— ¿De tiempo?

— Sí.

— El tiempo no existe.

No hay tiempo.

— El tiempo es una plantación en línea recta.

XV

Por aquella gente que murió

por el Nirvana,

por la creencia celestial,

por ti, por mí.

Estas líneas están escritas

para transmitir el mensaje;

para ignorar la advertencia;

para ir de juerga arriba, entre

las voces del suplicio;

para visitar los mares subterráneos.

Cree.

Cosas más horribles

que la guerra,

cosas fuera de los cuentos,

grandes bestias

que se extinguen.

XVI

Historia del Rock,

coincidente con mi

adolescencia.

Llegué a Los Ángeles a la

escuela de Cine.

Verano en Venice,

visiones de la droga,

canciones de la Terraza,

tempranas luchas y

humillaciones.

Gracias a las chicas

que me alimentaron.

XVII

Haciendo discos.

Elvis tenía una sexualmente sabia

voz madura a los 19.

La mía aún guarda el

gemido nasal de los

menores chillidos y furias

de un adolescente reprimido.

Un cantante interesante

a lo sumo: un grito,

o un canturreo enfermo. Nada

entremedio.

XVIII

Un líder natural, un poeta,

un Chamán, con el

alma de un payaso.

¿Qué estoy haciendo

en la arena

de la Plaza de Toros?

Todas las figuras públicas

son candidatas a líder.

Espectadores en la Tumba,

observadores de la revuelta.

Miedo a los ojos.

Asesinato.

Estar borracho es un buen disfraz,

bebo para así poder hablar con los

imbéciles.

Yo incluido.

XIX

Un sapo en el camino,

niños en la iglesia.

Tambores.

Sol-Sol,

yaciendo como la muerte

en el asiento trasero.

Renacimiento.

Un burdel.

De Lord John y Lady Anne.

De sangre roja y sangre azul.

El pecho de la Reina.

¿Es la Princesa?

Sangre dorada, como yo, dijo él,

volviendo a doblar el billete con esmero,

la oreja de la Reina: un falo

desnudo embutido en su traste.

Ja Ja Ja Ja.

No eres más inocente

que un buitre engreído.

Un cañón.

Los esclavos negros y los ingleses

mataron a los indios, y se mezclaron

con los españoles, que no tardaron en ser

expulsados.

Sí, grandes batallas

Bum Bum.

XX

La hora del lobo

ha terminado. Los gallos

cantan. El mundo es creado

de nuevo, luchando en

la oscuridad.

El niño se rinde a la pesadilla,

mientras el adulto

teme a su miedo.

Debo abandonar esta isla,

que lucha por nacer

de la negrura.

Teme a la buena, profunda y oscura

noche Americana.

Bendita sea la Noche.

La inundación ha disminuido.

El pánico de la película y el

paseo con chófer

por los suburbios.

Gentes salvajes con extraños atuendos

al borde de la autopista.

Algunos hombres llevan

túnicas o faldas cortas.

Las mujeres en sus porches

adoptan una clásica

pose de burla.

El chófer orienta el coche

y éste se conduce solo. Túneles

taconean sobre las cabezas.

Ama la profunda penumbra verde

de la Noche Americana.

XXI
(ESE AÑO…).

Ese año tuvimos una gran visita de energía.

En aquellos días todo

era más simple y más confuso.

Una noche de verano, yendo

Al embarcadero, tropecé con

2 muchachas jóvenes. La

rubia se llamaba Libertad,

la morena, Empresa.

Conversamos, y ellas me

contaron esta historia.

XXII
(UN VELORIO.)

Un velorio.

Sacude sueños de tu cabello

mi niña hermosa, mi dulce.

Elige el día, y el signo

de tu día,

lo 1.° que veas.

Un árbol quemado, como un gigantesco

pájaro primitivo, una hoja,

seca y amarga, crepitantes historias

en sus ondas cálidas.

Los dioses de la acera lo harán por ti.

La selva del vecindario,

el vacío museo perdido, y

la mesa, y el monte preñado

con su Monumento, encima del puesto de

revistas

donde se esconden los niños

cuando termina la escuela.

XXIII
(Y EL FRÍO AGITADO…).

Y el frío agitado, viento maloliente,

y la huella de la mano de un niño sobre

el ventanal,

y la escopeta amartillada apoyada

sobre el hombro;

y ruego en la noche,

esperando, en una casa a oscuras,

que llegue de la ciudad

la insana raza cruel

que venga atravesando el humo,

y el combustible y cenizas para la leche,

y la mirada maligna de soslayo en sus caras

ladrando con triunfo.

¿Quién los detendrá?

El árbol hueco, donde

los tres dormimos y soñamos

con el movimiento de

sombras y hierbas gigantes,

cansado susurro de hojas.

Un viejo azuza a los bailarines

con el oscurecimiento

de su viejo baile,

veloces sombras se inclinan sobre la

carne de las selvas

para permitir respirar.

XXIV

Pausadamente se agitan,

pausadamente se levantan.

Los muertos son recién nacidos

que despiertan

con miembros destrozados

y almas húmedas.

Suavemente suspiran,

en extasiado asombro fúnebre.

¿Quién convocó a estos muertos a bailar?

¿Fue la mujer joven

aprendiendo a tocar la “Canción del

Fantasma” en su pequeño piano de cola?

¿Fueron los hijos de la soledad?

¿Fue el propio Dios-Espíritu,

tartamudeando, gritando,

conversando ciegamente?

— Yo os llamé para

ungir la tierra.

Os llamé para anunciar

la tristeza que cae como

piel quemada.

Os llamé para desearos

que os vaya bien, para que os deleitéis en

vosotros mismos como un nuevo monstruo,

y ahora os llamo

para rezar.

XXV
(SUITE DEL DISTRITO DE ORANGE.)

Una vez conocí a alguien que era hermosa.

Llevaba cintas de color naranja en el pelo,

era un permanente desliz.

Pocas veces estaba presente,

pero la amé.

Igualmente

había lluvia en nuestra ventana,

la FM estaba destartalada

Pero ella sabía hablar, sí,

aprendimos a hablar.

Y un año

ha pasado.

Un camino demasiado largo para buscarlo,

lo único que hicimos fue romperlo y arruinarlo.

Teníamos todo,

lo que los amantes siempre han tenido.

Lo derrochamos,

y no estoy triste,

estoy loco;

y estoy mal,

y dos años

han pasado.

Su mundo era de un color naranja luminoso,

y el fuego brillaba,

y su amiga tuvo un bebé,

y vivía con nosotros.

Sí, rompimos la ventana.

Sí, llamamos a la puerta.

Su teléfono no contestaba,

sí, pero ella estaba aún en casa.

Ahora su padre ha muerto

y su hermana es una estrella,

y su madre fuma diamantes

y duerme afuera en el coche.

Sí, pero ella recuerda a Chicago,

los músicos y las guitarras,

y la hierba junto al lago,

y la gente que se reía,

y hacía sufrir su pobre corazón.

Ahora vivimos abajo en el valle,

trabajamos la granja,

subimos a las montañas,

y todo está bien;

y yo aún estoy aquí,

y tú aún estás allí,

y aún rondamos por ahí.

XXVI
(LA ANATOMÍA DEL ROCK.)

El 1er furor eléctrico se apoderó

de la gente

un dulce viernes.

Había sudor en el aire.

El canal emitió,

símbolo de poder.

El incienso reposaba misteriosamente.

¿Quién iba a decir entonces que esto

acabaría aquí?

Un autobús escolar se estrelló contra un tren,

fue en la Encrucijada.

Mercurio se torció.

No podía salir de mi asiento.

La carretera estaba plagada

de acróbatas moribundos.

Socorro,

llegaremos tarde a clase.

La secreta agitación del rumor

cruzó el patio y

nos enganchó inconscientemente

Monte fiebre.

Una chica se desnudó sobre la

base del asta de la bandera.

En las salas de descanso todo se hallaba

tranquilo

y en silencio,

con la sal verde de las letrinas.

Necesitábamos mantas.

Revoloteaban cuerdas.

Sonrisas nos adulaban

y perseguían.

Se pidió abrir los armarios

y los secretos fueron descubiertos.

Ah, dulce música.

Sonidos salvajes en la noche,

angelicales voces de sirena.

El aullido de grandes perros.

Coches que chillan en cambios de marcha

y gritos

en la salvaje carretera,

donde los neumáticos patinan y zafan

en peligrosas curvas.

Rincones favoritos.

Animadoras violadas en edificios

veraniegos.

Tomados de la mano

y bailando hacia el domingo.

Aquellas escasas dulces y desesperadas horas.

El tiempo buscó una mente

por los pasillos.

Las manos seguían el ritmo.

El clima se alteró como una

danza visible.

Mujeres de la noche.

Maravillosos sacramentos de duda

saltaron amenazadores en explosiones

de miedo y culpa,

en el socavón del útero,

bajo

el cinturón de la bestia.

XXVII
(LA ENCRUCIJADA.)

Al encontrarte junto al portal de tus padres

te diremos qué hacer.

¿Qué tienes que hacer

para sobrevivir?

Abandona las podridas ciudades

de tu padre,

abandona los pozos envenenados,

y las calles manchadas de sangre,

ingresa ahora al dulce bosque.

XXVIII
(CAMINÉ A TRAVÉS…).

Caminé a través de la sala de estar de la

pantera,

y nuestro verano juntos terminó

demasiado pronto.

Más fuerte que lejano,

estrangulado por la noche,

descansa en mi estallido de sol.

Relájate en su secreta soledad.

Este es el mar de duda

que se cuela a través de las arpas

sin marchitar,

y sin encordar.

Es el hermano, no el pasado,

quien convierte la luz del sol en vidrio.

Es el valle,

soy yo.

Testimonio de

un extraño testigo.

XXIX

Ama los rincones asustados,

Excítate con la parra silvestre.

Tanto de ello bueno,

y en tanta cantidad.

********************

Las botas del comandante están donde

las dejó.

Pseudo-plantación.

Impresos de época: combate

de boxeo en blanco y negro.

Un Baile de Negros.

********************

El director de la escuela se toma la nariz.

“Hay una vaca muerta ahí dentro. Me pregunto

por qué no han enviado a nadie para

llevársela.”

Un buitre pasa flotando,

y otro. La blanca punta

de su pico rojo como garras

parece blanca, como carne.

Veloces tristes y lánguidas

sombras.

El gato bebe con lamidas

gatunas de una asquerosa

piscina de color turquesa,

(locas cópulas afuera en la noche).

XXX

América, estoy enganchado a tu

frío y blanco pecho de neón, y chupo

como una serpiente a lo largo del amanecer,

estoy impulsado a volver a casa

tu hijo exiliado

en la tierra del Despertar.

¿Qué sueños te poseyeron

para unirte en la mañana?

Un punto, un escollo, tras

la puerta del cuarto de los niños,

separado del dormitorio principal:

«Son del comandante».

La cama aparece como una blanca

barcaza fúnebre de mariposas

en un extremo de la habitación,

adornada con redes y velas.

«Somos forajidos».

«¿Qué iglesia es esa?».

«La iglesia de Dios».

blanco pañuelo, blanca pandereta

— Caminando sobre el Agua —

“Al estilo tradicional, les

daremos un buen golpe político

en el trasero” — (risas).

«Convertir en víctimas».

XXXI
(LA FLORACIÓN.)

La floración

de personas semejantes a dioses,

en el aire silencioso,

le parecería

extraña

a un intruso

de cierto tamaño,

pero esto es todo lo que nos ha quedado

para guiarnos

ahora que Él se ha ido.

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